El ministro Martín Guzmán y su nuevo compañero de ruta, el secretario de Comercio Guillermo Hang, deslizan en privado que dudan sobre si continuar o no con la política de los fideicomisos instrumentada por el ex titular de ese área, el kirchnerista Roberto Feletti, para “desacoplar” los precios internos de ciertos alimentos. Pero lo cierto es que no deberían ni dudarlo, pues la misma está dando grandes resultados y falta muy poco para que los precios del pan sean más baratos para todos los argentinos. De hecho, en las últimas horas se supo que se duplicó la cantidad de empresa molineras interesadas en ingresar en este mecanismos de subsidios implementados por el gobierno. ¡Gran éxito!
Este jueves Hang mantuvo una reunión con representantes de la industria molinera: algunos se habían ilusionado con que allí el funcionario iba a anunciar el final del FETA (Fondo estabilizador del Trigo Argentino), un complejo sistema fiduiciario ideado por Feletti para derivar uno 400 millones de dólares recaudados de la última suba de las retenciones a la soja hacia los molinos harineros, de modo tal que estos pudieran subsidiar a panaderías y casas de pastas los precios de la bolsa de harina gracias a que la diferencia la pondría el gobierno. Así se cumpliría el sueño oficial de “desacoplar” los precios internacionales del trigo, que subieron mucho en los últimos meses, sobre todo por la guerra en Ucrania.
Pero Hang, lejos de las expectativas de alguno, ratificó el funcionamiento de ese mecanismo y explicó que su sostenimiento era una orden presidencial (o vicepresidencial, vaya uno a saber).
Como prueba de todo seguiría para adelante, además lanzó el nombre de otras dos empresas que iniciaron los trámites para sumarse al FETA, comenzar a cobrar los subsidios oficiales y vender la harina más barata a sus clientes panaderos, para que éstos puedan a su vez bajar los precios de venta al público, como prometió Feletti desde un principio.
Que se sumen dos molinos más al operativo es un señal de enorme impacto, pues implica duplicar el universo de empresas beneficiarias. Hasta ahora eran tres empresas (aunque solo dos grupos económicos) los que le habían dicho sí a Feletti y sorpresivamente cobraron del FETA unos 1.400 millones de pesos en “anticipos” para poder a salir a comprar el trigo con que elaborar harina que venderían más barata. Se trataba de Molinos Cañuelas y de su controlada Molino Florencia, y de una pequeña empresa ubicada en Jacinto Arauz, La Pampa, llamada Molisud SA.
Ahora, según el anticipo oficial que pudo ser confirmado por Bichos de Campo, se sumarán otras dos empresas molineras: Morixe Hermanos y Harinas Bajo Hondo.
Es decir que eran solo dos empresas y ahora serán cuatro. A este ritmo (con dos firmas sumándose por mes), llevará unos 80 meses ir convenciendo al resto de los 160 molinos que funcionan en el país y que han expresado de todos los modos posible su rechazo al FETA. Supone una demora de más de seis años. Con suerte, al final de ese periodo la guerra habrá cesado y los precios del trigo quizás se hayan vuelto a desplomar a los 250 dólares históricos. Pero el FETA contendrá a todos los actores del negocio.
Más allá de la sorna, es visible que el Estado Nacional no logra convencer a la inmensa mayoría de los molineros de las ventajas de adherir al Fideicomiso de Feletti. Son muchas las razones pero tres las fundamentales: 1) Nadie cree que finalmente sirva para bajar los precios del pan, pues la harina solo explica 15% de los costos de una panadería; 2) Nadie cree que el Gobierno vaya a tener el dinero para pagar las compensaciones que sigan, y entonces temen que los vuelva a empomar como ya sucedió con la ex ONCCA en tiempo de Guillermo Moreno y Ricardo Echegaray; y 3) La mayoría de las empresas sospecha que, en realidad, más que “desacoplar” precios lo que busca el FETA es socorrer a Molinos Cañuelas, la empresa líder del mercado que ingresó en convocatoria de acreedores en 2021 con un pasivo de 1.300 millones de dólares. De hecho hay ya una denuncia penal que hace eje en esta posibilidad.
Los molinos, a través de sus cámaras, han dicho además que sería mucho mejor subsidiar directamente con esos 400 millones de dólares de la soja a los consumidores de menores recursos. Pero nadie les ha llevado el apunte.
¿Y por qué si la inmensa mayoría piensa que el FETA no servirá, ahora se suman Morixe Hermanos y Harinas Bajo Hondo a este operativo?
Morixe Hermanos es una histórica empresa familiar nacida en 1901, que muchos conocen porque era la dueña del viejo molino a vapor ubicado en plena ciudad de Buenos Aires, sobre la calle Rojas, en Caballito. Pero en la actualidad esta muy lejos de aquella historia, pues hace unos años esa tradicional firma se vendió primero a Fernando Sansuste, un ex socio del Banco Macro, y luego pasó a manos del empresario Ignacio Noel, quien ya tenía intereses en otros rubros alimenticios. Por eso razón, muchos lo consideran un “outsider” de la molinería.
Pese a su renombre, no es mucha la participación de Morixe en la industria y viene cayendo en los últimos años: De acuerdo con la estadística oficial, tenía el 2,3% de participación en 2019 y ha venido retrocediendo hasta moler solo el 1,6% del trigo en el primer cuatrimestre de este año. A la par, carga con un elevado endeudamiento bancario por más de 2.500 millones de pesos, aunque todo en óptimas condiciones de pago. Recientemente emitió casi 500 millones en Obligaciones Negociables con el objetivo de refinanciar parte de su pasivo.
En declaraciones muy frescas al programa de Jorge Lanata, el propio Noel habló de su convencimiento de que el remedio para la inflación iba a llegar de la mano de una economía saneada y sin tantas regulaciones ni intervenciones por parte de las autoridades de Comercio Interior. Pero al ser consultado específicamente por el FETA, el empresario consideró que “a corto plazo” podía ser una herramienta útil para contener los precios de la harina, ya que en el último año los valores del trigo habían aumentado 100%, y ese grano representaba el 80% del costo de producir la harina.
Muchisimas gracias Jorge Lanata y equipo de Lanata Sin Filtro por la nota! @radiomitre https://t.co/2nE63hZzLX
— Ignacio Noel (@ignacionoel1) June 16, 2022
Consultado en las últimas horas por Bichos de Campo, el empresario confirmó la adhesión al FETA y abonó ese razonamiento: “Nosotros nos sumamos al igual q muchos otros molinos grandes para asegurar el abastecimiento del mercado en bolsas de 25 kilos de harina (principalmente a panaderías). De no participar, el precio condición puesto sobre camión en molino de la bolsa de 25 kilos debe ser de $1800/bolsa vs $1200 /bolsa. El costo del trigo representa 80% del costo de la bolsa de harina y aumentó apróximadamente un 100% en dólares entre precio cosecha 2022 versus precio cosecha 2021. A eso se agrega la devaluación del peso”.
Más allá de los datos objetivos a los que refiere Noel, otros empresarios molineros han dicho que el hecho de que Molinos Cañuelas haya propiciado y recibido de entrada el dinero del fideicomiso (unos 1.100 millones de pesos fueron para esa empresa como anticipo, más otra porción correspondiente a Molino Florencia) la ha colocado en ventaja sobre sus competidoras, a las cuales se les hace muy difícil mantener el nivel de ventas si deben cotizar la bolsa mayorista a los mencionados 1.800 pesos que vale y no pueden ofrecerla a los 1.200 pesos a los que puede hacerlo la empresa líder del mercado. Cañuelas, vale recordar, vende 1 de cada 5 kilos de harina en la Argentina. Frente a las críticas de sus pares, lo único que ha dicho hasta ahora es que se mantendrá dentro del FETA y que esperaba a que sus competidores se sumen rápidamente al operativo.
Por esta posición dominante, en otras declaraciones de septiembre de 2021, el presidente de Morixe había sido muy crítico con el grupo Cañuelas y sobre todo con su principal accionista, Aldo Navilli. “Lamentamos el perjuicio causado a bancos oficiales e internacionales y proveedores que con US$ 1500 millones confiaron en una empresa argentina que les ‘defaulteo’ al igual q Vicentin. Esto afecta a las demás empresas alimenticias argentinas”, disparó duramente Noel cuando Cañuelas -el gran beneficiado con los subsidios de Feletti- decidió ingresar en concurso de acreedores.
El otro molino que ahora habría adherido al FETA, según informó Hang a sus interlocutores, es Harinas Bajo Hondo SA, una firma ubicada cerca de Punta Alta, perteneciente al empresario del juego y agropecuario bahiense Juan Carlos Bojanich, a quien algunas fuentes ubican como cercano al oficialismo.
Para sumar coincidencias, en 2017 Molinos Bajo Hondo compró un molino de General Cerri, en La Pampa, a Molisud SA, el otro pequeño molino que se sumó de entrada a este fideicomiso y recibió una parte minoritaria de las compensaciones distribuidas hasta el momento. En rigor, fue ese hasta ahora el único establecimiento el único que la prestó a Feletti una bolsa de harina con la leyenda “subsidiada por el Estado Nacional”, para que los fotógrafos del gobierno pudieran tomar las imágenes ilustrativas de un programa que sin dudas avanza a paso firma hacia el éxito asegurado.