Prácticamente al mismo tiempo que el productor autoconvocado Martín de la Serna explicaba a Bichos de Campo la difícil situación que atraviesa hoy el partido de Bragado -producto de las inundaciones y la falta de obras hídricas- se confirmaba uno de sus más temidos pronósticos.
Se trata del puente ferroviario que une las localidades de Gorostiaga y Anderson, en el municipio lindero de Chivilcoy, que se derrumbó esta mañana producto del intenso caudal de agua de los canales no dragados hace décadas. Se enmarca, justamente, en la advertencia que vienen haciendo los bragadenses respecto a los puentes dentro de su partido, que podrían correr la misma suerte.
Y la noticia llegó con tanto tino que, de hecho, puede recopilarse lo que dijo De la Serna para ilustrar esa crónica anunciada de la que todos hablaban en el municipio. “Acá tenemos varios puentes a punto de colapsar y la obra del Salado paralizada. Estamos recontra complicados”, expresaba el productor minutos antes de enterarse del derrumbe, que ahora complica la comunicación ferroviaria de Bragado hacia el lado de 25 de Mayo.
“Eso es negligencia pura. Lo único que falta es que se corte la ruta 5 para que quedemos completamente incomunicados”, dijo después de la noticia.
El caso de Bragado es muy particular entre los demás municipios que hoy afrontan serias inundaciones. El problema es que allí, como no fue terminada una de las etapas clave del Plan Maestro de la Cuenca del Salado, el peligro inminente es que el casco urbano se vea comprometido cuando drene el agua de las zonas aledañas.
Con 3 cuarteles bajo agua y, de acuerdo al último informe de Carbap, 38.000 hectáreas comprometidas, el vicepresidente de la Sociedad Rural local, Carlos Gutiérrez, explicó a Bichos de Campo que hay al menos 3 puentes comprometidos, que podrían dejarlos incomunicados si la situación empeora.
Además del que está ubicado sobre el Canal Mercante y el carretero de la Ruta 5, el ruralista alertó que peligra uno de los que pasa por encima del canal de vinculación que, dice, “literalmente tiembla al pasar”. Las noticias que llegan desde Chivilcoy, a pocos kilómetros de allí, no son para nada alentadoras.
“Son obras que no se hicieron durante 30 años y se ve que ahora, evidentemente, no tienen la menor idea de nada”, expresó De La Serna, que incluso formó parte ayer de una reunión con funcionarios del municipio y ruralistas para evaluar la compleja situación local. El intendente les prometió, una vez más, interceder ante Kicillof y pedir la reanudación de las obras.
El problema es que, en Bragado, se combinan 2 problemas concretos. El primero de ellos es el freno a la segunda etapa del Tramo IV del Plan Maestro del Río Salado, que contempla unos 30 kilómetros de cauce entre esa localidad y Roque Pérez, desde la Ruta Nacional 205 hasta las cercanías con la localidad de Ernestina.
Ese es el famoso “nodo Bragado” que, observó Gutiérrez, “hoy está oficiando de tapón y dificultan el escurrimiento”, ya que, hasta ese punto, el Río Salado llega con un cauce mucho mayor, producto de los anteriores tramos de la obra ya terminados.
La legisladora provincial Silvina Vaccarezza elaboró un informe, al que accedió Bichos de Campo, que recopila el estado de esas obras. La única que figura en ejecución es el subtramo B del tramo IV, esos 30 kilómetros que reclaman los bragadenses hace años. El resto, de las etapas están paralizadas.
Con un avance físico cercano al 50%, y una ejecución del presupuesto de sólo el 5,24%, lo que indican los productores de la zona es que, en realidad, nadie está trabajando en ese proyecto. La bronca es aún mayor cuando ven que el dinero del Fondo Hídrico, tal como informó el propio Ministerio de Economía, está almacenado en plazos fijos y lecaps en vez de ponerse en las tan necesarias obras hídricas.
“¿Tenemos 3 millones de hectáreas bajo agua y el dinero de las obras está puesto en un plazo fijo? Estamos todos locos”, lanzó De La Serna.
En paralelo a ese particular conflicto del Plan Maestro del Río Salado está la nula atención que se le da a los canales que proveen de agua a Bragado y que luego, tras el paso por lagunas locales, desembocan finalmente en la cuenca.
“Los 3 caudales nunca tuvieron ni mantenimiento ni obras de regulación. No te pueden largar una masa de agua sin saber si la podés recibir”, expresó Gutiérrez, que hoy considera que la principal preocupación llega precisamente por esas vías, ya que son las que conducen lo que drenan los partidos de 9 de Julio y General Viamonte.
“Van a mandar el agua sin ninguna regulación. Entendemos la urgencia de los demás partidos y siempre estuvimos dispuestos a dejar pasar el agua, pero tienen que adecuar el envío a lo que nosotros podemos evacuar, no al revés”, señaló.
Mientras tanto, al ruralista se lo ve visiblemente molesto por la nula respuesta por parte de la política. Y no lo dice sólo porque los comités de cuenca, de los que también participa Bragado, son figuras vacías, sino porque no ha habido hasta el momento un gesto tan básico como el encuentro entre la intendenta de 9 de Julio, Maria José Gentile, y el mandatario local, Sergio Barenghi.
La primera es una de las figuras fuertes de lo que antes fue el PRO -hoy bajo el sello del partido Somos-, mientras que el bragadense pertenece al bastión del peronismo. “Esto no tiene que ver con los partidos políticos, acá falta sentido común”, lamentó el vicepresidente de la Sociedad Rural local.