Hay muchos que se hacen los distraídos frente a este dato, sobre todo los políticos, a pesar de que se trata de uno de los indicadores más precisos sobre la salud de la agricultura argentina y debería ser vital para una sociedad que quiere y necesita seguir produciendo en el futuro, para bien de las nuevas generaciones de argentinos.
El balance de nutrientes debería pues estar presente en todos los análisis, incluso y sobre todo cuando se habla de las retenciones. Pero tampoco los dirigentes rurales lo mencionan y suelen mirar hacia otro lado a la hora de reclamar por la presión fiscal. Eso a pesar de que la plata que se le extrae al sistema agrícola (unos 10 mil millones de dólares por año) prococa un ajuste silencioso que no se nota ahora pero se notará en el futuro. Como bien dijo Roberto Casas, ex titular de Suelos y Clima del INTA, es el suelo el que subsidia finalmente la fiesta. El futuro subsidiando el presente.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires emitió un informe dando cuenta del balance de nutrientes correspondiente a la campaña agrícola 2020/21, que es la que terminó a mitad del año pasado. Recién ahora sus técnicos pudieron terminar de procesar los datos y elaboraron este indicador clave. Resultó ser del 67%. Un buen índice comparado con el de otros años. Pero insuficiente para poder decir con tranquilidad que la Argentina está cuidando sus suelos agrícolas, la fuente de su sustento.
“En la campaña 2020/21, el balance de nutrientes expresado como porcentaje de reposición fue del 67%. Esto quiere decir que por cada 100 kilos de nutrientes extraídos vía cosecha de granos, se repusieron solo 67 vía fertilización, reflejando un balance deficitario a nivel nacional. No obstante, este valor es un 15% superior comparado con la campaña 2019/20”, resumió el documento.
La definición técnica sobre el balance de nutrientes es justamente la diferencia entre la cantidad de nutrientes que entran y que salen de un sistema definido en el espacio y en el tiempo. La importancia de estimar el balance, explica la Bolsa, “radica en comprender que balances negativos implican que se están incorporando menos nutrientes de los que se extraen y, por el contrario, balances exageradamente positivos resultan en bajas eficiencias de uso de los nutrientes”.
Ambas situaciones pueden generar problemas ambientales. Pero en la Argentina es un clásico de las últimas décadas falte. Todo lo que se llevan las retenciones y otros impuestos se le resta a la inversión que los productores deberían hacer para reponer exactamente los nutrientes que se llevan con cada cultivo. Pero no sucede. La alta cantidad e arrendamientos agrícolas, cerca del 70% de la superficie sembrada, tampoco colabora.
Para hacer estas cuentas, la Bolsa calculó los egresos de nutrientes a partir de la producción de granos. En la campaña 2020/21 se produjeron 123,5 millones de toneladas de granos. Este volumen de producción fue inferior a las dos últimas campañas. Por eso la extracción de N+P+S (Nitrógeno, fósforo y azufre, los tres principales macro nutrientes) fue 8% inferior a la campaña 2019/20.
Frente a esa salida de nutrientes, los ingresos al sistema se estimaron a partir de las cantidades de fertilizantes aplicados y su concentración. El consumo de fertilizantes llegó a 4 millones de toneladas en la campaña 2020/21 para los 6 cultivos analizados. Este volumen de fertilizantes representó un aporte de nutrientes 7% superior al de la campaña anterior. Pero de nuevo, fue insuficiente.
“Todo indica que se debe producir más y de una manera amigable con el medio ambiente. Y Argentina es uno de los países con mayor potencial para hacerlo. Es por esto que la valoración del balance de nutrientes en nuestros suelos es un parámetro fundamental de la sustentabilidad, que permite entender dónde estamos situados y evaluar hacia dónde nos dirigimos”, dice la Bolsa de Cereales para abrir su informe.
ReTAA Mensual Nº 54 - Balance de nutrientes 20.21
El 67% obtenido como balance de nutrientes en la anterior campaña agrícola indica que, aunque mejorando, estamos lejos de lograrlo. No solo se trata de fertilizar: también colaboran las correctas rotaciones, los cultivos de servicio, los bioinsumos y otras prácticas sustentables. Pero tampoco de ellas se habla demasiado en la agenda pública.
Una discusión sensata sobre el sector agrícola implicaría tomar en cuenta este indicador para corregir la presión fiscal, permitiendo que los productores apliquen todos los nutrientes que extraen y eso permita acercar este índice cada vez más al 100%. Sobre todo en estos tiempos donde los fertilizantes han sufrido aumentos de más del 100%, que seguramente afectarán ese indicador en la próxima campaña.
Por ahora esa discusión parece ser una utopía. Y el suelo seguirá subsidiando a todos los argentinos, en especial a los políticos.