A Sergio Marinelli, contratista rural de la ciudad de Venado Tuerto, en Santa Fe, se lo ve contento y orgulloso. Es que además de ser fierrero de alma, su hijo Nicolás participó del desarrollo del primer helicóptero no tripulado para que puede hacer aplicaciones de agroquímicos en un futuro no muy lejano.
Marinelli es miembro de la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas (FACMA) y, reconocido por su trayectoria, fue elegido por sus pares y los organizadores de Expoagro para coordinar el “Tecnódromo” de la muestra que se realizó días atrás en San Nicolás. Allí contó a Bichos de Campo su visión sobre la innovación y la tecnología aplicada al agro: “Tiene que ser amigable y con retorno rápido. Así se tiene un nivel de aceptación amplia” entre los productores, aseguró.
Mirá la entrevista completa a Sergio Marinelli:
En le Tecnódromo, detrás del contratista acostumbrado a trabajar con cosechadoras, sembradoras y tractores, lucía extraño el perfil de nuevo equipamiento. Era el prototipo del Helicóptero No Tripulado RUAS-160 presentado en la exposición y desarrollado por su hijo Nicolás Marinelli a través de Servicios de Precisión Agrícola (Venado Tuerto), la conocida fábrica de helicópteros Cicaré (Saladillo) y la empresa pública INVAP, propiedad del Estado argentino y la provincia de Río Negro.
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“La tecnificación del Heli-drone es producto de un proceso. Yo creo que el campo va hacía la robotización”, comentó Marinelli. Hasta ahora lo que se viene desarrollando en materia de maquinaria es una optimización de producto desde niveles tecnológicos y con automatización pero conservando la esencia de los viejos equipos. Este es el caso de “la cosechadora que se regula sola, para lograr la eficiencia un 100%, corrigiendo sola por calidad de trilla, por grano o por pérdida”, comentó el especialista.
Al mismo tiempo el contratista resaltó que “la idea es que todo lo que pueda implementarse sea ideal para ´zonzo´”. ¿Qué quiere decir? Que los equipos agrícolas brinden “pasos mucho más amigables para quien lo tiene que usar”.
“Por eso la tecnología en el sector va apuntando a que pueda ser de fácil uso”, ya que de lo contrario es mayor el tiempo que tardan los productores para incorporarla en su vida cotidiana. Y agregó: “Un detalle a tener en cuenta es que si (esa tecnología) es amortizable en el corto plazo, el sector lo adopta más rápido”.
Antes de despedirse, Marinelli resaltó el papel de los contratistas en los niveles de adopción de las nuevas tecnologías disponibles para el agro, ya que son responsables de la mayor parte de las siembras y de las cosechas, y para eso requieren renovar de modo constante su equipamiento. “Es un orgullo ser contratista”, se despidió.