Estados Unidos se sumó a un listado de países que consideran que el trigo argentino HB4, tolerante a la sequía y el único trigo transgénico autorizado en todo el mundo, es seguro para consumo humano y animal, así como los alimentos derivados de este cereal. Esto no implica que ese país -como sucedió en los otros casos- haya aprobado la siembra de ese grano modificado.
Bioceres, la compañía argentina que obtuvo este desarrollo tecnológico en alianza con el Conicet, informó que “la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó el trigo HB4”, tras un trámite iniciado en 2018. Dicho así, parece una gran novedad, pero esa autorización se aplica solo al consumo y no a la producción. Para sembrar la variedad todavía resta que el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) de su propio veredicto.
Lo mismo sucedió en otros países agrícolas que le dieron su visto bueno al consumo de la harina proveniente de ese trigo modificado en la Argentina para tolerar mejor el estrés hídrico y resistir las aplicaciones dle herbicida glufosinato de amonio. Australia también dio su aval al consumo y lo mismo hizo la CNTBio, el organismo biotecnológico de Brasil. Allí tampoco está permitida por ahora la siembra de la variedad.
De este modo, la Argentina es el único país del mundo en el que por ahora puede sembrarse el Trigo HB4. Esto se dio luego de que el ministro de Agricultura apurara en mayo pasado una resolución, que contradijo anteriores normas del propio Ministerio. En rigor, en 2020 Agricultura había aprobado aquí la siembra de la variedad pero condicionada a que Brasil también liberase su siembra, cosa que o sucedió. Como ya se dijo, todos los países que están avalando este desarrollo limitan su s permisos al consumo y no a la producción.
De todos modos, en Bioceres festejaron la decisión de la FDA estadounidense, y tienen motivos para hacerlo pues es uno de los organismos regulatorios más exigentes y prestigiosos de todo el mundo. “Junto a la FDA trabajan la Agencia de Protección Ambiental y el Departamento de Agricultura del Gobierno de EE.UU. para garantizar que los Organismos Genéticamente Modificados (GMO), como el Trigo HB4, sean seguros para la salud humana, vegetal y animal”,. explicó la compañía.
“Esta es la primera vez que la FDA concluye favorablemente la evaluación de un desarrollo argentino de este tipo y se suma así a la autorización del trigo HB4 en Argentina, la aprobación en Brasil, Colombia, Australia y Nueva Zelanda”, agregó la compañía que conserva su sede en Rosario, pero que desde hace rato cotiza en el mercado de acciones tecnológicas de los Estados Unidos, donde obtiene buena parte de su financiamiento.
Bioceres agregó que “esta serie de aprobaciones que ha obtenido en muchos de los principales países importadores y productores de trigo en los últimos meses son el resultado de más de 10 años de trabajo para que el trigo HB4 cumpla con las normativas necesarias en cada uno de estos mercados”.
También opinó que “en un contexto como el actual, con una alta demanda global de trigo producto de la crisis generada por la invasión de Rusia a Ucrania y el cierre de exportaciones de India (el segundo productor mundial) es clave la aprobación de esta tecnología argentina única en el mundo”.
Esta visión no es más que una expresión de deseos, al menos por ahora. Es que es solamente aquí donde puede producirse por ahora dicha variedad, a partir del permiso obtenido en mayo, pero la compañía que posee las semillas ha decidido no vender semillas al mercado comercial sino que seguirá cultivándolo en un sistema de “identidad preservada”, es decir con convenios exclusivos con una serie de productores seleccionados.
Este esquema se puso ya en práctica desde hace dos campañas, la primera con una superficie de 6.000 hectáreas y la segunda con un salto a 52 mil hectáreas en varias provincias. De esta segunda cosecha, este veranos se obtuvieron -con magros rendimientos- un total de 142 mil toneladas del trigo transgénico, que se supone debe ser mantenido completamente al margen del circuito productivo y comercial del trigo convencional, para evitar cruzamientos y la contaminación de cargamentos con este variedad transgénica, que eventualmente puedan dañar la posición argentina en algunos mercados.
Ese, el de la contaminación incidental, es el mayor temor de la cadena triguera, que hay rechazado casi por completo la aprobación aquí del HB4 por temor a perder mercados. La saga de permisos que viene obteniendo Bioceres para el consumo de los derivados de ese trigo van generando mayor tranquilidad ante la posibilidad de un eventual rechazo. Pero aún así, faltan muchos mercados importadores de trigo que -como Egipto, por ejemplo- han rechazado de plano la posibilidad de importar un trigo modificado genéticamente.
El Estado, a través del INASE (Instituto Nacional de Semillas), venía monitoreando la producción y almacenamiento del trigo OGM de Bioceres hasta el momento de su aprobación para la siembra. Ahora ha perdido la posibilidad de saber directamente dónde se guardan esas 142 mil toneladas de granos y qué va a suceder con ellas: cuántas se transformarán en nuevas semillas y cuántas se destinarán a producir alimentos.
Para llevar tranquilidad al mercado, Bioceres, en la última edición de A Todo Trigo, ha dicho que buscará asociarse con una empresa alimenticia para canalizar allí toda su cosecha, y así evitar riesgos de contaminación. Bichos de Campo pudo saber que estaba a la búsqueda de algún molino. Pero hasta ahora no se informó cuál será el destino final de toda esa producción.