Se supone que un país agropecuario como la Argentina no debería definir su política agropecuaria de modo cabulero. Pero quien te dice, después de tantos fracasos, sea este el único modo de avanzar. La apuesta del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), en todo caso, ahora es ponerle todas las fichas al 4. ¿Por qué? Porque tras la reunión de ese espacio con el gobierno se decidió armar cuatro comisiones de trabajo, que deberían definir medidas concretas a favor del agro y producir algunos anuncios que regeneren la confianza de los productores. Sabremos si es posible en la próxima reunión, que es el 4 de noviembre.
Por lo pronto, fallaron los que hicieron apuestas a que hubiera anuncios en esta nueva reunión entre representantes del bloque agroindustrial de 57 entidades y cámaras con la plana mayor del gobierno de Alberto Fernández. No los hubo: ni se anunciaron bajas a las carnes y a los lácteos, ni mejoras para las economías regionales. Tampoco hubo reprimendas por las liquidaciones de las cerealeras, ni se evaluó el desempeño de la última rebaja fallida de retenciones de solo 3% para la soja.
Nada de eso sucedió. Y sin embargo los representantes del CAA salieron satisfechos de la reunión realizada en el Ministerio de Economía. Por el sector privado estuvieron José Martins (Bolsa de Cereales), Gustavo Idígoras (Ciara-CEC), Roberto Domenech (Avícolas), Dardo Chiesa (Mesa de las Carnes), Patricia Ortiz (vitivinícolas) y Jorge Chemes, (CRA), que por primera ver personificó una representación de los productores primarios. Del lado oficial la representación no dejó flanco sin cubrir. Estaban Santiago Cafiero (jefe de Gabinete), Martín Guzmán (Economía), Matías Kulfas (Producción), Luis Basterra (Agricultura), Jorne Neme (Cancillería), Miguel Pesce (Banco Central) y Mercedes Marcó del Pont (AFIP).
-Parecen conformes… ¿Por qué?- preguntó Bichos de Campo tras la reunión a los voceros del CAA, Martins y Chemes.
-Porque pudimos concentrarnos en una agenda concreta. Nos escucharon y decidimos generar una agenda que será evaluada en cuatro comisiones de trabajo- contestó el presidente de la Bolsa de Cereales y principal coordinador del Consejo Agroindustrial. En la intimidad, el dirigente decía que este era un paso firme para avanzar en la discusión de los temas concretos, saliendo de una reunión entre muchos donde se dice mucho y se decide poco.
En concreto, las cuatro comisiones se conformarán la semana próxima con representantes del gobierno y de los agropecuarios. Una de ellas se ocupará de las Economías Regionales. La segunda de ver qué medidas de fomento pueden lanzarse para alentar nuevas inversiones. La tercera abordará cuestiones administrativas que hoy traban las exportaciones (como regulaciones aduaneras, costos y tasa, y los plazos para la liquidación de divisas). Y finalmente la cuarta trabajará sobre el texto de la propuesta de Ley Agroexportadora, donde deberían incluirse ciertas rebajas de las retenciones y otros tributos para favorecer la producción e incrementar los embarques desde el sector.
Las cuatro comisiones deberían trabajar contrarreloj para ver si es posible hacer anuncios firmes en la próxima reunión entre funcionarios y agroindustriales, que quedó pautada para el 4 de noviembre. Los privados dejaron en claro que para esa fecha ya debería haber señales de que el gobierno realmente tiene deseos de avanzar en una agencia común, y que estas reuniones no se tratan de un engañapichanga buscando ganar tiempo para sortear la crisis sin pelearse con el campo.
El que más insistió en que a principios de noviembre debe haber anuncios concretos fue Chemes, quien tiene la difícil tarea de mantener la calma en la tropa ruralista, que ya mostró varias veces su desconfianza en este tipo de reuniones. Muchos productores, tanto en CRA como en otras entidades que conforman la Mesa de Enlace, no creen en las buenas intenciones de este gobierno. Desconfían. Por eso el titular de CRA enfatizó: “Hay que mostrar hechos que recreen la confianza de los productores. Sin duda que para la reunión de noviembre ya tendría que haber señales”.
Por lo pronto, la larga reunión transitó por andariveles alejados de la delicada coyuntura económica, la falta de dólares y la presión para que los chacareros vendan lo que queda de su cosecha. Guzmán, junto a Kulfas uno de los que tomó la voz cantante por el lado oficial, destacó la importancia de este diálogo y la continuidad de los encuentros para “desarrollar una ley que sea buena para el sector y para el país; que genere trabajo y aumente la producción y las exportaciones”.
“El camino para normalizar la economía y generar previsibilidad es trabajar juntos”, enfatizó el ministro de Economía.
El comunicado oficial tras el encuentro exageró notablemente el resultado de la reunión, que finalmente fue el armado de estas 4 comisiones pensando en la nueva cita del 4. Según el parte oficial, el gobierno y el CAA “acordaron los ejes de una Estrategia Nacional Agroalimentaria (ENA) para aumentar la producción, generar empleo e impulsar las exportaciones”. Nada que ver. Apenas decidieron ponerse a trabajar para ver si aquello fuera posible.
Los funcionarios, apresurados, le pusieron nombre al plan, ahora se llama ENA. Y definieron los lineamientos centrales de esta estrategia en cuatro ejes, algunas de las cuales parecen escritos más para la tribuna kirchnerista que para conformar a los actores del sector agroalimentario. Para el gobierno los ejes serían:
- Aumentar la productividad de las distintas cadenas agroindustriales a fin de fomentar el agregado de valor, la generación de empleo y el crecimiento de las exportaciones.
- Respetar la necesidad de mantener la recaudación tributaria en un contexto en el que se debe garantizar la sostenibilidad fiscal para alcanzar la estabilidad macroeconómica.
- Garantizar el abastecimiento del mercado interno y resguardar el impacto sobre los precios de los alimentos en la mesa de las familias argentinas.
- Implementar un plan de trabajo para alcanzar una mayor simplificación administrativa de los trámites vinculados a las exportaciones, involucrando diversas agencias y ministerios de modo de eficientizar los procesos productivos y facilitar el acceso a los mercados internacionales, especialmente para las pequeñas y medianas empresas agroindustriales.
Al finalizar el encuentro, mientras volvía para la Casa Rosada a definir si volvía el futbol luego de la pandemia, Cafiero aseguró que “lo que buscamos es reivindicar la producción y el empleo para reducir la pobreza, que es en definitiva la agenda de gobierno y el compromiso que tuvimos el año pasado y como queremos seguir trabajando este año. Este es un sector importante que tiene una capacidad exportadora muy grande y la Argentina necesita que estos sectores se dinamicen y cuenten con todo el acompañamiento del Gobierno para ponerse de pie, para producir más y para generar más empleo”.
Por ahora, los dirigentes privados prefieren creer y apostar. Dardo Chiesa, explicó las razones: “No sé cuántas veces pasó esto de sentarnos todos en una misma mesa, yo creo que nunca, y es una señal clara de confianza”. Veremos que pasa.
Por ahora, todas las fichas puestas sobre el 4: cuatro comisiones que deberían ofrecer resultados concretos para el día 4.
Los chistes fáciles con ese número quedarán habilitados recién después de ese día.