La invasión de Ucrania por parte de Rusia, además de un conflicto bélico, comercial y económico, representa también un riesgo para el sistema monetario sobre el cual se sostiene la civilización global.
Ese riesgo está muy lejos de tratarse de un factor abstracto, sino que se expresa a través de muchos canales, uno de los cuales son liquidaciones masivas de contratos futuros de commodities que, por ejemplo, terminan –como sucedió en la jornada de hoy– impactando de manera negativa en los precios internacionales de los principales productos agroindustriales.
El hecho de que el gobierno ruso de Vladimir Putin anunciara esta semana que comenzará a vender gas natural en rublos, en lugar de euros o dólares, a las 45 naciones consideradas “no-amistosas”, lista que incluye a la Unión Europea, es una señal pésima para el funcionamiento del sistema monetario sobre el cual se sostienen las múltiples transacciones financieras y comerciales a escala global.
El dólar estadounidense, junto con el euro en un segundo plano, constituye el patrón monetario de referencia mundial, razón por la cual tienen una ponderación del 72,6% en la “moneda” del Fondo Monetario Internacional, denominada Derecho Especial de Giro (DEG).
Las materias primas básicas o commodities cotizan en dólares estadounidenses porque, precisamente, esa moneda es el patrón de referencia global. Pero si aparece una variable –geopolítica e este caso– que amenaza la constitución misma de esa referenciación, entonces la “brújula” comienza a moverse para indicar que no está claro el rumbo que podrá tener el nuevo suceso.
Si bien China no intervino de manera directa en el conflicto ruso-ucraniano, está claro que el gobierno de Xi Jinping es aliado de Putin y que, frente a un cambio de escenario –como el generado por una eventual invasión china a Taiwán–, podría también intentar socavar el ron del dólar estadounidense como moneda referencial del valor de las materias primas.
Esa situación, por demás compleja, se refleja en el hecho de que hoy, por ejemplo, los principales índices de commodities, integrados por futuros de activos energéticos, metalíferas y agroindustriales, tengan un comportamiento errático cuando la base monetaria global viene creciendo de manera desproporcionada para generar una elevada inflación global, algo que, en condiciones normales, debería promover un ajuste alcista del precio de los commodities en función de la depreciación de las monedas referenciales.