El conflicto gremial que paraliza la comercialización de granos en la Argentina hace casi dos semanas ahora comenzó a afectar el ingreso de divisas necesario para estabilizar a crítica situación cambiaria presente en el país.
Dirigentes de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso (FTCIODyARA) y el Sindicato de Aceiteros del Departamento San Lorenzo (SOEA) anunciaron hoy que extenderán el paro nacional –que lleva entonces ya una duración de doce días seguidos– hasta mañana lunes por la tarde.
Los recibidores de granos afiliados a Urgara también se encuentran llevando a cabo medidas de fuerza en todas las empresas menos en las unidades gestionadas por la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), Sitio 0 de Quequén, ADM Argentina y Molinos Cañuelas, dado que esas cuatro empresas ya acordaron las paritarias salariales correspondientes el ciclo 2020/21.
El conflicto está retrasando de manera significativa los embarques programados de productos agroindustriales para generar un “embotellamiento” gigantesco de buques tanto en el Río Paraná como en el acceso de ingreso del Río de la Plata. El costo promedio de demora de un buque se encuentra en torno a 25.000 diarios.
El conflicto gremial, al presentarse en plena cosecha fina, está demorando la entrega y liquidaciones de partidas de trigo y cebada, lo que compromete financieramente a muchas empresas agrícolas que contaban con tales ingresos para poder abonar los compromisos pendientes de fin de año.
Pero la extensión del conflicto ahora comenzó a “pegarle” al Banco Central (BCRA), que contaba con las divisas aportadas por la cosecha fina para proveerse de “poder de fuego cambiario”, dado que la descompresión del “valor del dólar” se está haciendo con instrumentos carísimos que tienen una efectividad de corto plazo, como el canje, realizado esta semana, de dos bonos en pesos (AL30 y Al35) por otro en dólares con una tasa de interés anual implícita del 16%.
La normativa vigente establece que los derechos de exportación agrícolas deben abonarse en por lo menos un 90% dentro de los cinco días hábiles de registrada la Declaración Jurada de Venta al Exterior (DJVE), según el tipo de cambio vendedor del Banco de la Nación Argentina del día hábil anterior al pago de los mismos. Por el conflicto gremial, el ritmo de registraciones de DJVE se morigeró debido a la creciente incertidumbre
Pero el aspecto más crítico reside en el hecho de que, una vez concretado el embarque de un producto agroindustrial, el exportador tiene quince días corridos para ingresar al país las divisas originadas por la operación. Es decir: sin embarque, no hay ingreso de divisas.
Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario alertó que en lo que va del mes de diciembre de 2020 se embarcaron sólo 586.806 toneladas de harina de soja de las 2,3 millones programadas, es decir, solamente de un 25% del total por enviar al exterior antes de fin de año, mientras que en aceite de soja la carga dispuesta para el corriente mes totaliza 614.504 toneladas, un 14% del total programado.
El sector agroindustrial en general y el exportador de cereales y productos derivados de oleaginosas en particular constituyen la principal fuente genuina de divisas de la economía argentina, seguido –muy por detrás– por los rubros de alimentos, servicios profesionales y minería.