Estudios científicos han comprobado que una persona elige con mayor facilidad cuando las opciones que se le han presentado son acotadas. Si por el contrario el abanico que tiene en frente es muy amplio, la decisión puede ser mucho más difícil.
Algo de eso se ve reflejado en la actitud de los productores agropecuarios a la hora de incorporar nuevas tecnologías en sus planteos agrícolas. ¿Cómo elegir entre tantas opciones de maquinarias o equipos de monitoreo disponibles? ¿Por dónde es más conveniente arrancar? ¿Dónde se pueden conseguir y cómo puedo capacitarme en su utilización?
Todas esas preguntas son las que Julián Muguerza se planteó resolver a través de Glimax, una empresa abocada ciento por ciento al análisis de las nuevas ofertas en tecnología agrícola y al acompañamiento de otras empresas y productores.
“Nos dedicamos a ayudar a integrantes del sector en la adopción tecnológica. Normalmente que hay una abundancia de tecnologías pero una sub utilización de ellas. Eso es muy común y muchas veces se da por desconocimiento o por la imposibilidad de generar los proyectos y las evaluaciones correctas. Por eso hay que ayudar a que usen todas las herramientas disponibles”, dijo a Bichos de Campo Muguerza, cofundador y socio gerente de Glimax.
La firma distribuye su trabajo en tres ejes principales. El primero apunta a acercar a los productores con las herramientas y con el conocimiento para utilizarlas. Esto va desde equipos de analítica para medir lotes en base a la penetrometría, resistencia del suelo o clorofila en las plantas, como también en equipamientos para pulverizaciones selectivas y el control de dichas labores.
El segundo eje fue bautizado por los desarrolladores como “Glimax-Lab” y se vincula con desarrollos tecnológicos, tanto de esta empresa como de terceras firmas.
“Allí ayudamos a que se recorran los caminos más efectivos y eficientes a la hora de desarrollar un nuevo producto nuevo y viable que lanza una empresa. Nosotros monitoreamos que tenga la respuesta básica sobre si es utilizable, si es aplicable en retorno, en qué nicho de mercado se aplicará, etc.”, indicó Muguerza.
El último eje tiene que ver con la gestión del conocimiento y es el área de Academia o gestión de servicios. Su objetivo es proveer al productor de las capacitaciones necesarias, tanto para la aplicación de estas herramientas como desde el punto de vista profesional. También incluye la gestión de proyectos para aquellas empresas que buscan aplicar la tecnología en la totalidad del planteo.
“Tenemos varios vínculos formales como por ejemplo un convenio con la Universidad de Lomas de Zamora, con agrupaciones de ingenieros agrónomos del norte de Buenos Aires, y con la Universidad Católica de Córdoba. Yo por ejemplo dicto clases en la diplomatura de Agricultura de Precisión en la UNLZ. También tenemos vínculo con profesores de la UBA y de la Universidad de Kansas, en Estados Unidos. Algunas capacitaciones son en forma remota por lo que nos ayuda a abrir el paraguas y el panorama académico”, detalló el empresario.
Y a continuación agregó: “Encontramos que uno tiene que acompañar en forma integral. Tenemos 30 personas en la empresa de las cuales casi la mitad son ingenieros o técnicos en producción, incluso un coach ontológico, que nos ayudan a brindar todo ese abanico de servicios con un equipo técnico bastante grande y profesionalizado”.
-¿Cómo ves la adopción tecnológica entre los productores a los que querés llegar?
-Creo que hoy, con la cantidad de información que hay de vuelta, el mundo la entiende. El problema es que las soluciones masivas que existen ayudan, pero son soluciones masivas y el problema de cada productor es particular. Cada productor que tiene una barrera para entrar es porque tiene que resolver algo propio. No es un problema de la tecnología, es un problema de su entorno, de su ecosistema, que lo que ve y escucha. En ese filtro es donde tenemos los mayores escollos. Nosotros, por ejemplo, trabajamos con un coach para la gestión del cambio. Nunca nos imaginamos que íbamos a necesitar ayudar a los productores a que entiendan que tienen que cambiar los procesos de trabajo, lo que implica que tienen que cambiar ellos y la forma en la que ven y entienden la agricultura.
Muguerza puntualizó: “Tiene sentido. Uno puede esperar a que haya un cambio generacional, a que haya un cambio externo, pero también puede ayudar a que ese cambio sea interno en los tomadores de decisiones de la empresa y que entiendan principalmente cuáles son los caminos para esos cambios. Cuando uno no ve la luz al final del túnel es muy difícil entrar”.
Mirá la entrevista completa acá:
-Imagino que ustedes están constantemente buceando en los catálogos internacionales de tecnología para saber qué es lo que se viene en materia de tecnología para la agricultura.
-Sí. Con la pandemia estuvieron un poco parados los viajes al exterior pero nosotros tenemos un área que dentro de Glimax Lab, donde tanto yo como distintos miembros de la empresa viajamos, tanto dentro como fuera del país, y conocemos empresas locales y del exterior para tratar de entender cuáles son las tendencias en tecnología, en equipamientos y ver qué se puede aprovechar en nuestras sistemas productivos.
-¿Qué es lo que se viene o que ya ha llegado al país pero que se aplica en forma incipiente todavía?
-Lo que hay incipiente y que va a crecer mucho tiene que ver con todas las aplicaciones relacionadas al cuidado del ambiente: las aplicaciones selectivas, el registro e información que después por blockchain valide la sustentabilidad de los procesos. Lo que está mucho más chiquito pero que no quiero dejar afuera es todo lo relacionado a la robótica aplicada en los lotes, la robótica automatizando formas de trabajo. Eso va a crecer cada vez más.
-¿Considerás que los productores están preparados para aplicar esto en sus campos?
-Va a haber una transición. Lógicamente esto es algo que recién empieza e implica cambios en la forma de producir. Y esos cambios tardan, no son tan cortitos como parece. Nos pasó con la siembra directa. Para todo el mundo era mejor y tardó 40 años en llegar al 90% del área, desde que se hizo la máquina hasta que se empezó a sembrar así. Probablemente esos ciclos se acorten ahora que la tecnología está madura, pero igual van a tardar 30 o 40 años en ser realmente masivas.
-¿Puede venir el Glimax ganadero o seguirán por ahora con agricultura?
-La pata ganadera ya la tenemos por Lara (la ganadera Lara Giuliani de Agrolarus, quien además es su esposa), pero como a nosotros nos junta muchos probar cosas antes de llevárselas a los productores, ya estamos trabajando en algunas tecnologías.