Hemos contado días atrás el caso del economista y ganadero Roberto Augspatch, quien podría convertirse en 2024 en el primer productor argentino que comercialice en el mercado internacional los tan mentados bonos por la captura de carbono, obteniendo así un plus económico por hacer bien las cosas en materia ambiental. El trabajo de este empresario se apoya en una serie de protocolos diseñados junto a la empresa Boomitra. ¿De qué se trata esto?
Boomitra es una empresa fundada por hindúes pero radicada en California (Estados Unidos) y que ya tiene presencia en México, en Brasil, y en el Cono Sur, incluyendo la Argentina, donde el responsable es Alejandro Gutman. Este joven que proviene del mundo de las finanzas explicó a Bichos de Campo el acuerdo ellos tienen en nuestro país, a través de Aves Argentinas, con la Alianza del Pastizal. “Estamos trabajando con varios productores para que se sumen a este proyecto de capturas de carbono por el suelo”, dijo.
El mercado voluntario de carbono se creó mediante acuerdos, “para que las empresas que contaminan, (como pueden ser las petroleras, u otras) tengan la manera de contrarrestar esa contaminación, y que en este mercado voluntario de carbono que se está creando, que existe, los que descontaminan puedan tener un ingreso adicional por sus prácticas en sus campos”, describió Alejandro.
De este modo, un ganadero que hace prácticas sostenibles, capturando carbono del suelo, puede obtener un rédito.
-¿Es una especie de reparación culposa? Alguien tiene una culpa y el otro se la alivia la culpa.
-Se puede decir así; o también se puede decir -con prácticas sostenibles y conscientes bien realizadas- para un ganadero, por ejemplo, redituarlo por eso- admite Gutman.
Luego define que lo cierto es que “una empresa que está contaminando, porque su sistema de producción y actividades es contaminante, necesita encontrar una alternativa que es económicamente más viable que cerrar”. Para redondear el concepto Gutman dijo: “Es más interesante generar este negocio, este mercado nuevo en donde uno le vende al que contamina, y el que contamina compra, que decirle al que contamina que lo matás con multas o le cerrás el negocio. Porque esa industria tiene que seguir”.
Mirá la entrevista completa:
-¿Y cómo se mide el carbono de un campo?
-Hay formas de medirlo. El sistema funciona con un productor que quiere sumarse al proyecto. Tenés una hectárea en donde está el ganado, en donde quizás lo maneje de una manera que puede ser más sostenible, más eficiente. Entonces lo que hace es aplicar ciertas prácticas que nosotros le acercamos, a través de una metodología específica, para que la empiece a aplicar, y vamos haciendo mediciones a través de nuestra tecnología.
Boomitra, entonces, aplica “una tecnología patentada en Estados Unidos que es una mezcla entre monitoreo satelital, con varios satélites a la vez, sumado la inteligencia artificial, que va generando resultados sobre estudios pasados”, añade Gutman, aclarando que el productor no hace nada pues la medición del carbono (o mejor dicho, el cálculo) es una tarea que hace la empresa.
-¿Están mirando desde arriba y con algoritmos e inteligencia artificial construyen un diagnóstico sobre cada hectárea?
-Sí, y según lo que estemos midiendo, podemos medir hasta 30 ó 70 centímetros por debajo del suelo. Obviamente según el suelo de cada campo, porque no todos los campos son iguales. Una vez que se calcula esa captura, tiene que pasar un tiempo, digamos, un año, para hacer otra próxima medición y un cálculo. Y la generación del crédito es sobre ese incremento (de carbono). Ahí es donde está la adicionalidad. Lo que vos tenés, ya lo tenés. Si querés meterte adentro de este mercado de carbono voluntario, tenés que generar algo. Un cambio. Tenés que mejorar. Un cambio o una eficiencia mayor en cómo hacés la rotación del ganado, otro ejemplo puede ser, tira de estiércol en diferentes zonas para que le genere más carbono al suelo, puede ser también un cerco eléctrico que funcione a panel solar, hay muchas alternativas, estos son algunos ejemplos- expresó.
-¿Entonces se mide el incremento, lo que yo voy creciendo y mejorando?
-Sí, el crédito que se emite, si es que hay mayor captura de carbono año tras año, es sobre ese incremento, lo que adicionaste de captura de carbono por tu cambio en la metodología de trabajo.
Lo que surge tras esa medición es un certificado emitido y también auditado por terceras partes, homologado por la certificadora internacional Verra. Se trata de una firma que gestiona una serie de marcos normativos mundiales destinados a orientar la financiación de actividades que mitigan el cambio climático y promueven el desarrollo sostenible.
“Una vez que todo es validado, la documentación por nuestro lado, la de los productores o del productor, después la auditoría que hace Verra es aprobada, se empieza con el proyecto, pasa el primer año, se hace una medición y en el caso de que haya positivo un incremento de delta en captura de carbono, se genera la emisión del certificado. Boomitra es quien se ocupa también de vender el bono en este mercado voluntario, para luego hacer la distribución”, indica Gutman.
-¿Cómo se vende y cómo se distribuye el bono?
Gutman destaca que le facilitan toda la operación al productor. No le dan el certificado, y ellos mismos se ocupan de venderlo. “La idea es brindar una solución llave en mano para el productor, que su foco principal no es ocuparse del mercado de carbono sino de mejorar sus prácticas para tener una producción más eficiente y eso le va a generar una renta adicional, una renta mayor por hectárea, un ingreso adicional por hacer esta práctica, pero Boomitra se ocupa de todo”, dice, y completa aclarando que todo este operativo “no tiene costo para el productor”.
-¿Y que gana Boomitra entonces?
La mayor parte del bono siempre queda para el productor y para el socio local, que es en este caso es Aves Argentina o Alianza del Pastizal, y después, lo que queda se distribuye en parte para Boomitra y para la certificadora.
“En ningún momento hay un desembolso, ni de un dólar, por parte del productor. Eso es lo interesante. Es generar una posibilidad de tener un canal de ingreso nuevo para el campo sin tener que desembolsar nada”, remarca Gutman.
Boomitra siempre trabaja con un socio local y los productores que lo deseen pueden sumarse siempre a través de una asociación que los aglutine. Cuántos más productores haya, habrá más estudios y más posibilidades, explica el joven directivo, que en ningún momento nos dirá una cifra posible del valor de un bono de carbono (los cálculos van desde 5 dólares por hectárea a 25 dólares, pero eso parece muy exagerado), porque en realidad no ha habido demasiados negocios concretos.
“La idea es que Boomitra toma el riesgo, es quien va adelante y se ocupa de esto, y necesita de productor y el productor necesita de Boomitra”, dice Gutman.
El productor pionero en sumarse a este proyecto había dicho a Bichos de Campo que quizás dentro de un año y medio, o dos, pueda llegar a ser uno de los primeros ganaderos argentinos en cobrar algo. No puso un peso y tampoco vio nada aún. Todo está en ‘zona de promesas’.
“Siguiendo ese ejemplo, Robert todavía no ha cobrado, pero tampoco puso un peso para sumarse a esta posibilidad de estar ya capturando el carbono, haciendo un certificado y que Boomitra lo pueda vender para pagarle a todos los productores”, aclaró.
“La tendencia del mercado, por una cuestión de la Agenda 2030, ó 2040, ó 2050, es ser carbono neutral, no queda otra. El hemisferio norte está necesitándolo y esa es como la exigencia al hemisferio sur para poder esto materializarlo y dárselos a ellos que lo están necesitando”, indica Gutman, confiado en que finalmente este mercado cobrará bríos.
Boomitra, mientras tanto, va a estar vendiendo sus primeros bonos en México, en los próximos tres a seis meses, que serían los primeros en ganadería.
Ojo con ésta encerrona, no vaya a ser cosa que detrás de éste proceso de medición venga después a futuro, medidas coercitivas hacia el ganadero con informe sustentado por organismos incluyendo el Estado, con exigencias al productor con multas y/ó sanciones.