El gobierno autorizó en las últimas horas el ingreso de carne vacuna con hueso plano –como la costilla– a la Patagonia, una decisión que podría parecer menor pero que, según el analista y experto ganadero Carlos Kohn, tiene consecuencias mucho más profundas. “Es una medida que impacta en toda la ganadería nacional”, advirtió en diálogo con Bichos de Campo, y explicó por qué considera que esta flexibilización va a contramano del desarrollo ganadero argentino.
Para comprender el fondo del asunto, primero es necesario aclarar cómo se divide hoy el país en términos sanitarios: “Argentina es libre de Aftosa. Hasta el paralelo 38, lo que es Río Negro y hacia el norte, somos libres con vacunación. Desde ahí para abajo, es decir, en toda la Patagonia, somos libres sin vacunación”, precisó Kohn. Esa condición diferencial le permitió a la región patagónica conquistar mercados premium, como el japonés, muy exigente en términos sanitarios.
La preocupación de los especialistas pasa justamente por el riesgo de perder ese estatus. “Es un riesgo porque pone en cuestión el estatus sanitario de la Patagonia, más allá del riesgo sanitario concreto”, señaló. Y agregó: “Un posible comprador como Japón puede decir: ‘Si están entrando carne con hueso del resto del país, que quizás tenga aftosa aunque esté vacunada, nosotros no podemos arriesgarnos’”.
Según Kohn, incluso si no existiera un riesgo sanitario efectivo, la percepción internacional ya es un problema en sí mismo: “Digamos que no hay riesgo… hasta que lo hay. Y por más que me aseguren que está todo controlado, a nivel de sensación ya queda un mal humor dentro de los compradores externos. Ellos lo ven y desconfían”.
Desde su mirada, la medida va en contra del sentido estratégico que deberían tener las políticas ganaderas. “Argentina necesita crecer en productividad, en número de cabezas, en kilos producidos. No solo para abastecer al mercado interno, sino también a los mercados externos que demandan nuestra carne”, señaló. Y sostuvo: “Esta decisión no tiene ninguna perspectiva de desarrollo, ni de crecimiento del rodeo en zonas como la Patagonia”.
Kohn es tucumano pero trabaja en un proyecto ganadero en Bariloche, y desde allí proyecta: “Siempre digo que la Patagonia es el Mato Grosso de nuestro país. Tiene un potencial enorme. Hay agua de calidad, pasturas, posibilidad de sembrar, regar, producir alfalfa. Pero si no hay reglas claras, es imposible crecer”.
Lo más grave, según su visión, es que se trata de una decisión política sin sustento productivo. “No es una medida sanitaria ni productiva. Es simplemente para satisfacer a un lobby comercial de una cadena de supermercados muy instalada en la Patagonia, y de algunos frigoríficos que buscan colocar excedentes. No tiene ningún sentido”.
La advertencia no se limita a las consecuencias económicas. Hay también una dimensión política y reputacional. “Brasil va camino a tener todo su país libre de aftosa sin vacunación para 2027. Paraguay también. Nosotros vamos en la dirección contraria. Nivelamos para abajo”, criticó. Y agregó: “Es muy difícil explicarle al mundo que estamos tomando este tipo de decisiones. Por eso no terminamos de consolidarnos como proveedores confiables”.
Según dijo, el problema no está en la capacidad de los productores: “Tenemos las herramientas tecnológicas, la genética, el desarrollo de cabañas, la capacitación. Lo que falta son políticas estratégicas a largo plazo. Por eso estamos hace 30 años estancados en 50 millones de cabezas, cuando la población creció el doble”.
Para Kohn, no hay dudas: “Esta medida perjudica el futuro. Es asado para hoy, menos carne para mañana. Lo que hay que hacer es producir más, desarrollar rodeos adaptados al frío, invertir en genética, apostar por el crecimiento”.
Por último, anticipó que la decisión podría ser judicializada: “Lo que me dicen productores de la zona es que van a tratar de meter una medida cautelar para que esto no avance. Entidades rurales y asociaciones ya lo están evaluando”.
El analisis del señor Kohn no es técnico ni aborda especificamente la cuestión sanitaria y el eventual riesgo de la medida tomada, abundando en consideraciones de politicas de desarrollo ganadero que no tienen relación con el tema en debate. La medida no elimina la barrera, solo permite ingresar carne con hueso en las mismas condiciones que exportan otros países libres con vacunación. Lo importante no es que la carne lleve hueso sino que provenga de zonas SIN actividad viral. Estimo que no solo no es un paso atras sino que es un paso adelante en el sentido de unificar las zonas, ya que demuestra que la zona libre con vacunación no representa riesgo, lo que lleva a evaluar los próximos pasos a dar para ser libre sin vacunación. Para ello hay que basarse en la ciencia y no en los intereses sectoriales comerciales y/o politicos.
El señor no dice nada que “gracias” a esa barrera “sanitaria”, que sufrimos hace muchísimos años, la carne al consumidor en la Patagonia puede costar el doble o el triple de lo que cuesta en las provincias limítrofes, inmediatamente al Norte.
Eso genera una descomunal transferencia de recursos desde los consumidores al sector cárnico?
Me parece bien que ganen mercados, pero porqué tenemos que pagar nosotros? La actividad no “derrama” riquezas sufic8entes como,para justar ese impuesto indirecto: el sobreprecio.
Así las cosas, la barrera no es sanitaria sinó proteccionista y hace que los ganaderos, matarifes y algunas cadenas de supermercados “cacen en el zoológico” por la falta de competencia.
No hace falta ser especialista para darse cuenta, sentido común y empatía. Sean más eficientes bajen costos y compitan o dedíquense a otra cosa, pero yo no quiero seguir pagando el costo de vuestro progreso