Los ganaderos esperan que Papá Noel venga con un regalito para ellos. Este año el retraso en el precio de la hacienda es muy importante y por eso hay fichas apostadas a una recuperación de parte de lo perdido en las fiestas de navidad y fin de año, cuando habitualmente crece el consumo.
El analista Federico Santángelo estima que “para las fiestas o a más tardar a inicios de año la suba va a ser de entre 20% y 30%”.
“Sabemos que este año ha sido un año raro, complicado. Un año atrás la hacienda tuvo un salto importante, pero desde febrero se estancó el precio e incluso cayó también en términos nominales”, recordó.
El retraso en las cotizaciones ganaderas, como lo venimos señalando en Bichos de Campo, tiene que ver con básicamente el castigo que este año sufrió el salario de los argentinos, ya que el abastecimiento interno no fue alto. La producción destinada al mercado doméstico es de sólo 46/48 kilos por habitante al año. Si las exportaciones no estuvieran liberadas el derrumbe de los valores hubiera significado una tragedia para los granaderos.
“Visualizamos una suba para este fin de año, acorde más que nada a la escasez de oferta y no tanto por presión de la demanda”, agregó el analista. El consumo interno, según algunos economistas y en función de ciertos indicadores económicos están reaccionando de a poco, pero para Santángelo la suba vendría más por el lado de la reducción de la oferta de hacienda de feedlot, con la que se abastece al mercado interno, que será declinante por varios meses, lo que se sentirá con más fuerza en los meses de febrero a abril.
Según este mirada, para el año que viene las perspectivas ganaderas seguirán mejorando. Las lluvias de esta primavera ayudan y mucho a la recomposición de la base forrajera y eso podría facilitar la decisión de retener vacas y terneros. Además se incentivaría la demanda de recriadores y eso limitaría la competencia de los feedloteros que tienen mayores costos productivos.
En definitiva, Argentina entraría en un ciclo de retención y recomposición del stock que reduciría la faena y alentaría la suba de precios en un contexto económico en el cual el consumo, se supone, tendería a mejorar.
“Está lloviendo muy bien y se aleja la posibilidad de una nueva Niña. Hay muy buen nivel de pasto y eso está haciendo que se alarguen los ciclos de recría actuales. La retención posible para el año que viene va a depender también cómo se desenvuelve la economía y si esta recesión se acaba y empieza a venir el rebote”, evaluó Santángelo.
Pero si no se termina la recesión y las cuentas de los ganaderos no mejoran habrá necesidad de vender más para pagar las cuentas y eso limitará la posibilidad de recomposición de los rodeos, aclaró.
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Los criadores son el motor de la ganadería argentina, sus decisiones de retención y de inversiones en genética y en mejora de la eficiencia productiva influyen luego en todos los eslabones: en la recría, el engorde a corral, la industria frigorífica. En definitiva en el abastecimiento interno y la exportación.
Este año los ganaderos bancaron la parada y apoyaron al gobierno de Javier Milei que prometió varias veces la quita total de los derechos de exportación. A pesar de tener muy buenos precios en dólares, la cuentas no dan bien porque también aumentaron y mucho los costos.
Santángelo administra y asesora importantes empresas ganaderas, como es el caso de Terragarba. Conoce por tanto a fondo la situación de este eslabón de la cadena.
“El estancamiento de precios vino con una suba de costos altísima, impuestos también altos y márgenes para el criador que se han achicado mucho”, dijo el consultor. Y añadió: “Cuando uno analiza los precios en términos constantes (descontando la inflación) tanto el novillo como el ternero y la vaquillona preñada están bajos, pero en dólares son altos”.
Entonces, explicó, “lo que vemos es que se atrasa el tipo de cambio, hoy ya tenés un dólar prácticamente igual al de un año atrás, al de la época de las elecciones presidenciales y todos los costos en dólares también subieron muchísimo”, agregó.
Esa situación es consecuencia del nuevo escenario macroeconómico definido por el gobierno nacional que obliga a cambios en la forma de ver los negocios y administrar las empresas.
“Estábamos acostumbrados a un modelo productivo en donde la inflación tapaba todas las ineficiencias. Ahora ya no vamos a ver esas subas tremendas de precios de la hacienda, por lo cual trabajar en la eficiencia va a ser la clave en cada uno de los distintos eslabones de la cadena, tanto a nivel productor, a nivel industrial, a nivel comercial. Hoy ya los precios no te van a tapar las ineficiencias del sector. Esto significa que habrá que lograr muy buenos resultados del porcentaje de preñeces, destetes y tener la carga adecuada”, evaluó el experto.