José Jáuregui enseña con datos y discute con argumentos, lo cual no suele ser frecuente en estos tiempos. Ingeniero agrónomo con posgrado en Nueva Zelandia y doctorado en ciencias agrarias, José actualmente educa no solo desde la Cátedra de Forrajes en la Universidad de Esperanza, en Santa Fe, sino también en la red social Twitter, donde también suele dar cátedra. Recomendamos seguirlo.
-¿Por qué te definís como un “apasionado del pasto”?
-Porque yo creo que es uno de los grandes activos que tiene la Argentina. Si uno mira un poquito alrededor, en el mundo no hay muchos países que puedan tener los niveles de producción de pasto que podemos lograr en Argentina. O sea, tenemos todo, tenemos radiación, tenemos temperatura, tenemos precipitaciones… Es un enorme activo, y no hay otro otro animal excepto los rumiantes que sean capaces de transformar ese pasto en un producto de altísimo valor biológico. Para mí es fabuloso pensar la producción animal desde el punto de vista del pasto, de cómo se inicia. Me parece una cosa fenomenal.
Convertirse al veganismo por dos años implica un ahorro de emisión equivalente al de UN vuelo transatlántico.
Curioso que muchos activistas veganos sean millonarios y viajen en jets privados, no?https://t.co/L51pyd79Re pic.twitter.com/wCXm7GvTXZ
— José Jáuregui 🐄🍀 (@josephmjauregui) October 25, 2022
-A pesar de eso, hay mucha gente que asocia confusamente la producción de carne con los granos.
-Sin duda hay una parte de la suplementación. En 2021 hicimos un trabajo con otros colegas donde evaluamos lo que era el requerimiento energético de los animales y qué comían durante todo su ciclo. Entonces dijimos: “¿Qué pasa con ese animal desde que empieza a estar en el vientre de esa vaca que se preña hasta que se faena un novillo de unos 450 kilos?” Lo curioso de esto es que encontramos que para generar ese animal de 450 kilos hacían falta 570 kilos de maíz, con lo cual es muy poquito. Si uno piensa en la eficiencia de conversión que te da del ciclo global, me da 1,7. O sea, tenemos una eficiencia de conversión global de la ganadería que supera a la del pollo, al cerdo y que está a la par de los peces.
-Pero ese animal no come toda su vida maíz.
-Es una comparación medio desleal porque el rumiante es un rumiante. Está preparado para consumir forrajes. Su sistema digestivo tiene una altísima capacidad de digerir forrajes. Circunstancialmente nosotros le demos granos o subproductos para acelerar su tasa de engorde o para mejorar índices reproductivos. Todo eso es parte del intervención humana, pero es algo muy menor en el ciclo. A veces hay como un pensamiento medio mágico de la ganadería, que es todo grano y grano y grano. Pero a nivel global el 86% de lo que comen los rumiantes no es digerible para el hombre. Es pasto.
-¿Entonces no es que las vacas nos quitan a nosotros la comida de la boca?
-No competimos. Y si uno mira a nivel global, solamente el 40% de la tierra que usan los rumiantes tendría una competencia con la que generan alimento para el hombre. El otro 60″ es pastizales.
-En esos sectores no se podría hacer hamburguesas veganas porque no crecerían las arvejas.
-Exactamente. Uno puede ser vegano por una cuestión especista, porque no le gusta matar animales, por lo que sea. Pero desde el punto de vista ambiental hay un montón de cuestiones que se desconocen. No se puede hacer arvejas en el medio de un pastizal, no se puede hacer soja en un bajo salino. Ahí entra el ganado, el único animal capaz de transformar ese alimento en carne, en una proteína.
Mirá la entrevista con José Jáuregui:
-De ahí viene el elogio al pasto. Tu fanatismo por ese recurso tiene que ver con que la mayor parte de la ganadería en Argentina se hace en base a pasto. Los granos en una pequeña suplementación.
-Exacto. Y que hay una gran oportunidad en el pasto. Hace poquito hicimos publicamos un trabajo también sobre brechas productivas. ¿Qué tan lejos estamos de los potenciales de producción, en este caso de alfalfa? Y nos daba un 40%. O sea, hoy en Argentina podemos producir 40% más de pasto como mínimo, y eso significaría más producción de carne. No hay otro uso alternativo para esos sitios. Yo por eso soy muy apasionado en esto.
-¿Y cómo se produce más pasto?
-Hay un montón de formas, pero fundamentalmente fertilizando. Hay una falta grande de fertilización y de manejo. Son dos cosas que vienen de la mano. En muchos casos todavía hay muchísimos sistemas ganaderos que no lo hacen. Tenemos sistemas ganaderos que están destetando el 60%, o sea, de cada diez vacas hay cuatro que no te dan un ternero. Y eso tiene que ver con la comida.
-¿Es pasto que las vacas que no producen comen igual?
-Comen igual, emiten igual, son un costo ambiental, son un costo financiero, un costo económico. Todo tiene su correlato también con eso. Potencialmente podrían estar dándome carne. ¿Por qué no se preñan? Además de que hay problemas reproductivos, a veces puede faltar vacunación, pero fundamentalmente es porque no hay comida. Y para producir más comida tenemos que manejar mejor el pasto, que eso es coordinar el pastoreo. Lo otro es fertilizar. No hay mucha más ciencia, es una cosa simple, pero ese mensaje simple no solo tiene que llegar al productor sino también muchas veces hay que insistir también con la gente en el campo, enseñarle a la gente cómo manejar el pasto desde el punto de vista de la ganadería, enseñarle a la gente cómo registrar el peso de los animales.
-El 40% de vacas improductivas, como vos dijiste, son más emisiones, calentamiento global y más problema ambiental. “Hay que sacar vacas”, te dirían algunos.
-Lo están haciendo en California, lo están haciendo en varios lugares del mundo. El argumento, o el desafío, es tratar de no aumentar nuestros niveles de emisión de metano. Entonces, hoy, con el mismo rodeo que tenemos, volvemos a lo mismo. De cada diez vacas hay seis que me dan un ternero y cuatro que no. Si solamente ponemos en producción un 10%, hasta el 70%, las emisiones van a ser muy similares, pero la producción de carne va a ser mucho mayor. Entonces por kilo, de carne producido vamos a emitir menos. Ese es un poco el punto de la intensificación. No necesariamente hay que achicar. De hecho, en muchos países del mundo los rodeos están un poco estabilizados. Los puntos en los que se apoyan para hacer crecer la producción básicamente son mejoras en índices reproductivos y mayores pesos de faena. Son las dos cosas que en que en la Argentina hacemos agua.
-¿No hay que crecer por superficie sino por eficiencia?
-No hay otra manera. De hecho, un país icónico en producción de leche, como Nueva Zelanda tiene 20 mil millones de litros de producción y va a estar estancado ahí por el resto de sus días, porque hay limitación en la cantidad de fertilizante que pueden aplicar. Hay un montón de regulaciones. Hoy nosotros no tenemos esas regulaciones, posiblemente vengan, pero ahí está también la oportunidad. Podemos con el mismo rodeo multiplicar la producción. Incluso te diría, sin necesidad de hacer crecer demasiado el rodeo.
Vamos a contestar la pregunta (engañosa y malintencionada) que le hicieron a Nicole Neumann en el programa "Los 8 escalones".
Hablemos de ganadería y metano! pic.twitter.com/kGxwgjARrs
— José Jáuregui 🐄🍀 (@josephmjauregui) February 18, 2022
-¿Y es grave el problema de las emisiones bovinas?
-A nivel global, el total de emisiones del cual es responsable la ganadería bovina de carne y leche (los rumiantes, en realidad, porque hay también cabras y ovejas) es el 10% de emisiones directas e indirectas. Estos son datos de la FAO global. ¿Pero a nivel país qué pasa? Tenemos como nuestra matriz energética que no es la de un país desarrollado. Y entonces la ganadería tiene un impacto grande.
-Porque no tenemos industria, porque tenemos pocos autos en función de los habitantes…
–Exacto. Uno mira a Estados Unidos y la ganadería el aporte de gases que hace es ínfimo. En Argentina un 30% de las emisiones corresponden al metano. Uruguay tomó nota sobre esto y nosotros, como siempre, la corremos de atrás. ¿Qué hizo? Modificó la métrica para medir las emisiones. Uruguay usa el GTP, que es el cambio de temperatura. Entonces Uruguay lo que te está diciendo hoy es “nosotros con la ganadería estamos reduciendo nuestras emisiones al punto de que podemos enfriar, estamos generando un enfriamiento porque estamos metiendo carbono en el suelo”.
-¿Estás de acuerdo en que lo que hay que medir es un balance? Emito por un lado, pero capturo por el otro.
-Exactamente. Y discutir de qué manera se mide. Depende mucho de la métrica. Medir moléculas de dióxido de carbono está fantástico, pero no se considera la vida media de los gases. Cuando consideras la vida media te da efectivamente que la molécula de metano dura tan poquito y la recirculación es tan rápida, que la ganadería no tiene un impacto grande. Mejor dicho, si aumentas el rodeo en cuatro o cinco años tenés un impacto grande por producción de metano. Pero en el largo plazo el impacto es ínfimo, justamente porque ese gas metano se recicla, se vuelve carbono y vuelve al suelo.
-Y de ahí de nuevo el amor hacia el pasto. El pasto termina siendo el que resuelve de algún modo el problema que generan los rumiantes.
–Es el mayor activo que tenemos y por eso digo cuidarlo es hay que defender el pasto, hay que cuidarlo, hay que cuidar el sistema de producción. La cría no tiene otra alternativa. O sea, hacer cría con grano no tiene ningún sentido, ni biológico ni económico. Entonces con la actividad de cría y parte de la recría, el pasto es nuestro mayor activo y ahí hay que poner mucho el foco. Si nosotros queremos seguir aumentando la producción, seguramente haya que incorporar un poco más de grano en algunas etapas, pero sin descuidar ese recurso fundamental que es el pasto, nuestro mayor activo.
Exacto lo que hace el ingeniero Jauregui, nosotros en la facultad de Casilda con el Dr Sabino y el Ing Mirando. Lo hacíamos por los años 80.
Todo se recicla con el tiempo
Jorge Sparisci, Médico Veterinario
Los productores deberíamos poder vender al consumidor final.