La Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, desde que La Libertad Avanza (LLA) accedió al poder en diciembre de 2023, no ha brindado conferencias de prensa y tampoco sus voceros suelen responder a las consultas de los periodistas agropecuarios, salvo que estas sean inofensivas. Es decir, el organismo está bien alineado con aquel lema presidencial que dice que “todavía no odiamos suficiente a los periodistas”.
Ese precepto -que no es un invento de Javier Milei sino que viene heredado de los tiempos del kirchnerismo- es muy funcional a los funcionarios de turno: si odiamos a alguien, si despreciamos su trabajo, entonces se convierte en “un enemigo”. Y siendo enemigo, ni justicia. Ante las preguntas, el silencio. Ante la insistencia, la denigración. Surgen así términos descalificatorios como “operadores” o “ensobrados”, cuando los que cobran todos los meses un sueldo del Estado que calla son ellos.
El final de la historia (y de la estrategia) es claro: descalificando al periodismo lo que logran los funcionarios de turno es no tener que dar explicaciones. Construyen una muralla de silencio alrededor de ellos, que pueden gestionar detrás de esas paredes, a salvo del control social y la mirada del público.
La Secretaría de Agricultura, en consecuencia, sigue esa estrategia. Y su director de Prensa, ahora Patricio Naveira como antes fueron otros, deja de ser de inmediato el servidor público cuya tarea debe ser la difusión de información sobre la política pública (entre ella, la que reclaman los periodistas como simples intermediarios entre el público y el poder) para convertirse en escudero del secretario de turno, un cortesano servil a la política. Entonces cambia el sentido de su trabajo, que pasa a ser ocultar más que mostrar. Trabaja exclusivamente para un funcionario, y no para que se respete el derecho al acceso a la información pública.
Toda esta introducción para contarles a los lectores que esta semana, en el marco de la Exposición Rural de Palermo, ha habido un giro sutil en esta estrategia de comunicación de ese organismo. Quizás envalentonados por los resultados económicos o forzados por la cercanía de las elecciones, el equipo de comunicación que rodea al secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, activó su propio canal de streaming.
Ya no se trata solo de ignorar las preguntas de los periodistas, Ahora lo que se intenta es reemplazarlos.
Quien lideró estas emisiones -que requieren de un equipamiento ciertamente costoso, aunque la plataforma utilizada fue la oficial del Ministerio de Economía, que tiene unos 60 mil, suscriptores, fue nada menos que el segundo del organismo, el subsecretario de Producción Agropecuaria y Forestal Manuel Chiappe Berisso.
Ex director de la Fundación Barbechando, el alto funcionario de LLA invitó a su vez a una serie de actores del negocio agropecuario, a los que pudo preguntar sin reparos ni condicionamientos. Lo más sorprendente de todo es que obtuvo respuestas a sus preguntas.
Y además descubrió que no dolía ni se venía el mundo abajo.
En el debut de este streaming agropecuario también participaron la ex vicepresidenta del INTA, Pilu Giraudo, ahora degradada consejera ad honorem, y otros funcionarios libertarios a los que los periodistas casi no le conocíamos las caras, justamente porque no van a los programas ni brindan conferencias de prensa, como el subsecretario de Economías Regionales, Martín Giaccio, o el director nacional de Agricultura, Jorge Gambale, o a Silvio Marchetti, director nacional de Ganadería.
Imperdibles los comentarios de todos estos funcionarios sobre lo lindo que estaba el clima en la Exposición Rural, la gran cantidad de gente, o lo tentador que resultaba tener tan cerca el restaurante central de Palermo y los puestos de choripanes. En algún momento parecía hasta que mangueaban un plato de comida, como suelen hacer los periodistas.
Los tópicos tratados a lo largo de las transmisiones fueron de los más diversos, y los funcionarios pudieron jugar a ser comunicadores por un rato: se habló de tecnologías aplicadas al agro, de la actualidad de la ganadería, de la situación de los mercados agrícolas, de los logros de la gestión en lechería, etcétera. Por supuesto se evitaron los temas ásperos en cada uno de esos sectores, pero eso es un detalle.
Lo importante de “esta nueva manera de comunicar” es que los funcionarios de la cartera agropecuaria pudieron descubrir algo fundamental: las preguntas no duelen. Lo que duele es la falta de respuestas a ellas.
Por supuesto que todas las preguntas que ellos formularon encontraron respuesta en un grupo de invitados especiales, que respondieron siempre con amabilidad, como el analista Enrique Erize, el presidente de Angus Alfonso Bustillo, o el presidente de Apymel Pablo Villano.
Fue lindo, preguntas y respuestas se iban alternando como si se tratara de una situación común y corriente.
Pero el silencio ante las preguntas de los periodistas de seguro regresara cuando se acabe la Rural. Sin el brillo de Palermo, la normalidad volverá a ser otra. “Todavía no odiamos lo suficiente a los periodistas”, es la consigna de la época.
No se entiende entonces por qué quieren reemplazarlos y jugar a ser como ellos.
La verdad, no odiamos lo suficiente a las kukarachas.
Matias, te animas a darte una vuelta por la Rural?
Me encantaría decirte un par de cositas en la jeta!