Por años, la diarrea neonatal ha sido una especie de fantasma en los campos ganaderos, aparece sin aviso, arrasa con terneros recién nacidos y deja a los productores con las manos vacías y los ánimos por el piso.
No importa cuántos tratamientos se apliquen o cuántos cuidados se tengan: en muchos casos, basta una falla en el manejo o en la alimentación para que el cuadro se dispare.
Y lo peor es que ocurre justo cuando el ternero más lo necesita: en sus primeros días de vida, cuando su sistema inmunológico está prácticamente en pañales.
Pero una empresa Paraguaya está apostando a una solución distinta, a un concepto único; hablamos del Fortal Vit-T, un producto biotecnológico desarrollado por Agrosol Paraguay S.A, para hacerle frente, desde otro ángulo, a este problema de vieja data.
No ataca el síntoma: lo previene, y lo hace con una fórmula bastante sencilla pero potente: probióticos más aminoácidos.
Sí, probióticos; esos mismos microorganismos buenos que están de moda en yogures y bebidas funcionales, pero pensados esta vez para la cría de terneros.
Según explican los desarrolladores, estos probióticos se aplican vía oral dentro de las 24 horas de vida del animal y colonizan rápida y progresivamente su aparato digestivo, empezando por el abomaso (porque recordemos que, al principio, los terneros son funcionalmente monogástricos), a medida que el rumen se desarrolla, también lo hacen las bacterias, que se expanden y refuerzan las defensas naturales.
¿El resultado?; Menos diarreas, más ganancia de peso, mejor adaptación al alimento sólido y mayor peso al destete. O lo que es lo mismo: más terneros que llegan sanos al final del ciclo, menos pérdidas económicas y más tranquilidad para el productor.
Pero eso no es todo, Fortal Vit-T también aporta un grupo de aminoácidos esenciales, que apoyan el desarrollo especialmente del sistema inmune.
Todo esto en un formato práctico, que se aplica desde el primer día y acompaña al animal en su etapa más vulnerable.
Los promotores del producto aseguran que no se trata de una moda ni de un reemplazo de todo lo demás, sino de una herramienta que llegó para sumar, con base en la ciencia y con beneficios concretos.
Una que, además, se alinea con una tendencia global: reducir el uso de antibióticos y apostar por soluciones naturales, más sostenibles y menos agresivas para el entorno.
En resumen, la idea es prevenir en lugar de curar, fortalecer desde adentro y mejorar los índices productivos sin depender siempre de tratamientos correctivos. Porque cada ternero que sobrevive y se desarrolla bien no es solo un logro sanitario: es una promesa cumplida de rentabilidad y futuro ganadero.
Y si esa promesa empieza con un probiótico, bienvenido sea.