El adelanto de divisas realizado por el sector agroindustrial resultó clave para recomponer reservas internacionales del Banco Central (BCRA) en un momento de turbulencia electoral. Pero ahora dejó en evidencia la importancia relativa del campo en la dinámica de la economía argentina.
El régimen de suspensión temporaria de derechos de exportación (decreto 682/2025) promovió un adelantamiento descomunal del ingreso de agrodivisas, ya que las compañías agroexportadoras aportaron en septiembre pasado 7000 millones de dólares a cambio de la posibilidad de registrar embarques libres de retenciones hasta mediados de 2026.
Debido a esa medida, en octubre y noviembre pasado el ingreso neto de divisas generado por el sector agroindustrial (oleaginosos y cereales) fue de apenas 315 y 540 millones de dólares respectivamente y ningún otro sector pudo compensar ese “bache”, ya que el aporte de otros sectores no resultó suficiente para atender las diferentes demandas de divisas.
En lo que respecta a la industria alimentaria y tabaco –que generó un ingreso neto de divisas por 846 y 746 millones de dólares en octubre y noviembre–, el mismo es una extensión del sector agroindustrial y, por lo tanto, podría crecer aún más en caso de liberarse el potencial productivo presente en el agro.
Como el tipo de cambio tiene un precio artificial a causa de la intervención del gobierno nacional, los argentinos con capacidad de ahorro aprovecharon el “ofertón” para comprar más de 7000 y 5000 millones de dólares en septiembre y octubre.
Si bien la cifra de compras realizadas por personas cayó a poco más de 1700 millones en noviembre, sigue siendo una cifra insostenible, especialmente considerando que el gobierno nacional fue un claro vencedor en las elecciones legislativas nacionales de fines de octubre.
Esa “sangría” de divisas, que en su mayor parte se emplea para atesoramiento o viajes al exterior, impide que el balance cambiario termine con signo positivo a pesar del enorme potencial agroexportador presente en el país.
El aporte neto de divisas realizado por las corporaciones petroleras y mineras viene creciendo de manera progresiva en el último año, pero, al tratarse de sectores que son grandes consumidores de equipamiento y tecnología importada, no puede ni siquiera acercarse al potencial agroindustrial, que gestiona activos biológicos de carácter renovable.





