Datos oficiales del Centro Regional Patagonia Norte, del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), mostraron un panorama alarmante para la producción de manzanas del Alto Valle, que en los últimos meses profundizó su crisis estructural.
Según la última edición del Mensuario Estadístico Frutícola, en los primeros ocho meses del 2025 se comercializaron poco más de 412 mil toneladas de manzanas, 45% de las cuales terminaron en la industria, lejos de la exportación y el mercado interno. Se trata de unas 190 mil toneladas, que en ese destino recibieron apenas una cuarta parte del valor total que podrían llegar a recibir.
La estadística forma parte de una tendencia que se viene repitiendo en los últimos años, y que colocó al 2025 como el cuarto período en que mayor proporción de fruta se destino a la elaboración de productos y subproductos industriales.
La explicación para este fenómeno se encuentra en la calidad, que no llega a los estándares fijados por los mercados internacionales. La baja rentabilidad ha conducido a una menor inversión en el manejo de los frutales, que necesitan de las tareas culturales; así como a la obsolescencia tecnológica, producto de la falta de acompañamiento financiero.
Esto, de acuerdo con el medio rionegrino Más Producción, amplia la brecha con nuestros competidores: “En Chile, Sudáfrica, Italia o Nueva Zelanda, solo entre el 20% y el 30% de la manzana va a industria. En el Alto Valle, esa proporción se duplica”.
En la actualidad, el costo de producción ronda los 30 centavos de dólar por kilogramo, pero eso no siempre logra cubrirse. Sucede que apenas el 20% de la manzana que llega al mercado interno es considerada de alta calidad, mientras que el 80% restante es de regular a mala. Eso, sumado a la falta de competitividad en el mercado exterior, deja a los productores frente a cálculos negativos.
Ese panorama no solo representa un menor ingreso de divisas al país, sino que pone en jaque al modelo productivo y comercial de esa región patagónica, que cada año empuja a más chacareros a reconvertirse o dejar sus fincas.