El atentado que experimentó el ex presidente de EE.UU. y candidato Donald Trump el pasado fin de semana generó un aumento notable de la probabilidad de victoria del líder republicado en las elecciones presidenciales de noviembre próximo.
Los precios de los futuros agrícolas en el mercado estadounidense CME Group (“Chicago”) arrancaron este lunes con importantes caídas en línea con la probable anticipación a un escenario equivalente al presente durante la primera presidencia de Trump (2017 a 2020), en la cual se instrumentó una “guerra comercial” contra China.
Luego de que Trump aplicara diferentes tandas de aranceles con el propósito de intentar reducir las importaciones chinas de materiales, piezas, bienes y equipos, el gobierno chino activó una serie de represalias comerciales dirigidas especialmente contra la agroindustria de EE.UU., lo que obligó a Trump a incrementar los subsidios destinados al agro.
Así a comienzos de julio de 2018 el gobierno chino de Xi Jinping comenzó a aplicar un arancel adicional del 25% al poroto de soja estadounidense (entre otros muchos productos) como represalia por la imposición de aranceles equivalentes por parte de EE.UU. a un conjunto de productos industriales chinos. Debido a las características del mercado global de soja, eso implicó una suerte de “retención” o descuento del valor FOB de la soja estadounidense (Golfo de México), que llegó a registrar un récord histórico de 90 u$s/tonelada en septiembre de ese año a favor de la soja brasileña (Paranaguá).
La soja es, por el volumen de negocios, la cuestión más crítica, ya que más de la mitad del poroto estadounidense se envía a China y no existe ningún otro mercado que pueda reemplazar a la nación asiática.
Por supuesto, el drama para los “farmers” estadounidenses representó, como contrapartida, una oportunidad para los productores sudamericanos, quienes pudieron exportar poroto de soja a China a precios mucho más convenientes.
Otro producto eventualmente comprometido en un nuevo escenario de “guerra comercial” es el maíz, que en 2023 representó el 12,5% del negocio global de EE.UU. Se trata del tercer cliente en importancia por detrás de México (cliente casi cautivo) y Japón.
Pero el problema del maíz, además de ser directo, también lo es de manera indirecta, porque gran parte de las proteínas cárnicas producidas en EE.UU. en base a maíz también estarían comprometidas con un segundo capítulo de la “guerra comercial”.
En cuanto a las ventas externas de carne bovina, el año pasado los embarques destinados a China sumaron 1606 millones de dólares, una cifra equivalente al 16,1% del total. Se trata del tercer cliente de EE.UU. por detrás de Corea y Japón.
Una relación similar existe en el caso de las ventas de carne porcina, donde China en 2023 importó el producto de EE.UU. por 1241 millones de dólares, una cifra equivalente al 15,2% del total del período. En cuanto a los productos aviares, la proporción fue del 13,4% con compras chinas por 736 millones de dólares el año pasado.
¿Buena o mala noticia? China sigue siendo el primer cliente del agro estadounidense