El gobierno de Joe Biden intervino esta semana el mercado estadounidense de biocombustibles para provocar un derrumbe de las cotizaciones del aceite de soja y limitar el crecimiento del valor del maíz.
Al mejor estilo “kirchnerista”, esta semana la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA por sus siglas en inglés) presentó una propuesta que insólitamente recorta de manera retroactiva el uso obligatorio de biocombustibles para el año 2020, de manera tal de ajustar el volumen de RINs.
Los RINs (Renewable Identification Number) son una suerte de “crédito” que la EPA origina por cada tonelada de biocombustible elaborada o importada por EE.UU. Los mismos son empleados por las compañías petroleras para demostrar que cumplieron con el mandato oficial de corte de biodiesel o etanol con combustibles provenientes de fuentes fósiles. Los RINs pueden comercializarse, de manera tal que, si una empresa sobrecomuplió la meta de corte, puede transferirlos a otra compañía que no se encuentre en la misma situación.
Al rebajar la propuesta para biocombustibles correspondiente al año 2020, también ajustó el mandato de uso asignado a los períodos 2021 y 2022, los cuales habrían sido mayores en caso de no “toquetear” el número determinado para el año 2020. Adicionalmente, la medida de la EPA está diseñada para abaratar el precio de los RINs.
La decisión provocó quejas tanto de la Asociación Nacional de Biodiésel de EE.UU (NBB) como de la entidad que agrupa a los mayores elaboradores de bioetanol (Renewable Fuels Association ò RFA), dado que sienta un precedente aberrante en la materia (si intervinieron las propuestas de manera retroactiva, nada indica que no lo puedan volver a hacer en un futuro).
“Si bien nos complace ver que la propuesta de la EPA para 2022 es consistente con la intención del Congreso (de EE.UU.) de requerir 15.000 millones de galones de combustibles renovables convencionales, como es el caso del bioetanol de maíz, sería completamente sin precedentes y contrario a las políticas y prácticas recientes de la EPA que la agencia retroceda en el tiempo y revise los requisitos del mandato de uso de biocombustibles del año 2020. No creemos que una reducción retroactiva de esta naturaleza sea legalmente permisible”, dijo Geoff Cooper, presidente de la RFA, por medio de un comunicado.
“Los volúmenes de 2020 finalizaron hace casi dos años. Revisarlos ahora socavaría las inversiones realizadas, crearía incertidumbre e iría en contra de la posición histórica de la EPA, organismo que no tiene autoridad para cambiar los mandatos de corte una vez que los mismos estén finalizados”, advirtió.
Si bien las cotizaciones del petróleo experimentaron en la semana importantes alzas en el mercado internacional, el aceite de soja –insumo base del biodiésel en EE.UU.– terminó con bajas debido al cambio regulatorio impuesto por la EPA.
Los precios del poroto de soja finalmente cerraron la semana con subas debido a la fortaleza experimentada por los futuros de harina de soja del CME Group, los cuales se mostraron firmes en línea con posicionamientos realizados en commodities por parte de grandes fondos corporativos (que buscan diferentes activos para protegerse de la depreciación del dólar estadounidense).