La estadística no miente: Desde que a partir del año 2015 se redujo la presión de las retenciones sobre la exportación para el maíz -que en tiempos de Cristina estaban en 25%, luego bajaron a 0% con Mauricio y se ubicaron finalmente en 12% en este tramo de Alberto-, ese cultivo duplicó su participación en la canasta exportadora de la Argentina, que antes estaba dominada solo por la soja.
Hasta ese momento de 2015, que también coincidió con la eliminación de los cupos de exportación (ROE) sobre los cereales que también han sido reimplantados a medias por esta gestión, el complejo maicero representaba solo 7% de las exportaciones nacionales. Siete años después, como fruto evidente de la menor presión fiscal, esa participación creció al 14%. Ese es el pronóstico de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) para 2022.
“A pesar del permanente desincentivo de los Derechos de Exportación que gravan sus ventas externas, las exportaciones del cereal no han dejado de crecer. En el año 2021, el valor de las exportaciones de la cadena maicera ascendió a 9.257 millones de dólares, representando el 12% de las exportaciones argentinas según datos publicados por el INDEC. Con esto, en una década la cadena duplicó su participación en el valor total exportado por Argentina, pasando del 6% en 2012 al 12% durante el último año”, define ese trabajo, comparando los datos consolidados en 2021.
El pronóstico para 2022 está en riesgo, queda claro, por la amenaza que ha vuelto a surgir por estas horas respecto de una posible suba de los derechos de exportación para ese cultivo y también para el trigo, desde el 12% actual hasta el 24%. Es decir, se pretendería desandar el camino recorrido desde 2015 hasta ahora, y que arrojó indudables buenos resultados.
La BCR preparó un completo informe sobre la reacción que tuvo el cultivo (esencial para las rotaciones agrícolas y para evitar la sojización) desde que se fue Cristina Kirchner de la Presidencia.
Allí dijo que se espera batir el récord exportador de maíz si no cambian demasiado las condiciones. “El REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado) de febrero, elaborado por el BCRA (Banco Central de la República Argentina), prevé exportaciones argentinas por un valor de US$ 78.188 millones para el año 2022. Mientras que, de acuerdo a estimaciones propias, el valor exportado por la cadena del maíz en el año calendario 2022 ascendería a 9.445 millones”. De allí surge una participación récord que podría llegar al 14%, pero que por ahora está atada con alambres.
La estadística recopilada por este informe muestra que sucedieron otras cosas con el maíz en los últimos años. Básicamente se produjo más, y eso permitió sostener el incremento de las exportaciones.
Con retenciones al 12%, la última primavera los agricultores argentinos sembraron 7,9 millones de hectáreas con maíz, un área récord. La sequía del verano será responsable de que no se batan además los registros históricos de cosecha: Pero a pesar de eso, la BCR espera una cosecha 2021/22 de 47,7 millones de toneladas. “De materializarse, sería la cuarta mejor en la historia. Dicha estimación conlleva una caída del 8% respecto del resultado 2020/21, equivalente a 4,3 millones de toneladas menos”, se explicó.
Si la cantidad de divisas aportadas por el maíz se duplicó fue porque en los últimos 20 años el cultivo ha más que duplicado su superficie en Argentina, pero el salto es muy visible también a partir de 2015. En 2021/22, de 7,9 millones de hectáreas cubiertas con maíz, Córdoba sembró el 34%, Buenos Aires el 26%, Santa Fe el 13%, Entre Ríos el 6% y La Pampa el 4%.
Con este nivel de oferta, en la campaña pasada Argentina superó en exportaciones a Brasil y se consagró como segundo oferente a nivel mundial, detrás de Estados Unidos.
“Con exportaciones de más de 40 millones de toneladas Argentina abasteció 22% del comercio mundial de maíz (185,8 Mt). En el año comercial 2021/22, se espera un importante crecimiento en el comercio global de maíz que ascendería a 203,7 millones de toneladas, mientras que las exportaciones locales se estiman en 33,5 millones por debajo de lo exportado en la campaña anterior”, se indicó.
Como se ve, la Argentina perderá participación en el mercado global esta campaña, debido sobre todo a la sequía, pero aún así abastecerá solo al 16% de la demanda total. Los principales mercados para el grano amarillo argentino continuarán siendo Asia, América del Sur y África.
“El mercado internacional, que compra maíz para la producción de alimentos, es la principal fuente de demanda para el cereal argentino. Mientras que las industrias alimenticias y energéticas locales consumen un 30% de lo cosechado en el país, el 70% restante es comercializado como grano en mercados externos”, puntualiza la Bolsa de Rosario.
Por ese perfil claramente exportador, que tiene que ver también conque no están dadas las condiciones para convertir localmente ese maíz en carnes o bioetanol en mayor proporción, el aporte del 12% en retenciones que deja el cultivo no es nada despreciable: Para 2022 se espera que las exportaciones de la cadena maicera dejarán al fisco 643 millones de dólares en 2022, con un aumento del 7% respecto al estimado en 2021. Y eso, si no tocan las retenciones.