La noticia de que la compañía agroindustrial brasileña Minerva Foods estaba tanteando comprar tres plantas frigoríficas al grupo Marfrig -también brasileño- en el vecino país de Uruguay, generó varios cortocircuitos en la cadena cárnica del país oriental desde finales del año pasado. La principal queja de los productores, industriales y carniceros apunta a la posibilidad de que eso derive en un escenario monopólico, donde el precio de la hacienda sea empujado hacia abajo.
Lo cierto es que esta operación de ampliación de Minerva integra una estrategia mayor que fue anunciada en agosto de 2023, momento en que se informó que la firma destinaría más de 1500 millones de dólares para comprar frigoríficos en toda Sudamérica, con el objetivo de convertirse en el primer exportador de carne vacuna de la región.
Según había indicado la empresa en aquella oportunidad, esta expansión le permitiría tener una capacidad total de faena de 42,439 cabezas por día distribuidas de la siguiente manera: en Brasil, Argentina y Uruguay 22.336, 5.978 y 4.550 cabezas al día respectivamente. Eso representaría nada menos que el 52,6% de la capacidad total de faena bovina presente en Brasil, mientras que en Argentina tal proporción es del 14,1% y en Uruguay del 10,7%.
En el caso de ese último país, la reciente oferta realizada fue por las tres plantas que Marfrig posee en funcionamiento en los departamentos de Colonia, San José y Salto. Originalmente se incluía una cuarta, la histórica planta de Tacuarembó, pero eso resultó innegociable ya que Marfrig se encuentra en pleno proceso de expansión de la misma, que incluiría un cambio tecnológico de gran envergadura. Minerva actualmente posee dos frigoríficos: Carros, en las afueras de Montevideo, y PUL o Productores Unidos de Uruguay.
“Existe un perfil distinto entre ambas empresas. Minerva apunta a generar escala y bajar costos, mientras que Marfrig busca explotar nichos y agregar valor. Son dos estrategias diferentes”, dijo a Bichos de Campo Eduardo Blasina, director de la consultora uruguaya Blasina y Asociados.
“La gran preocupación es que Minerva se quedaría con casi el 50% de la faena de Uruguay. Lo que se teme es una situación monopólica, con el antecedente de que en Paraguay esa firma ya tiene una dominancia muy grande del mercado y allí han sido frecuentes las bajas muy fuertes del precio del ganado”, explicó el consultor.
Esto derivó en el pronunciamiento de varios actores del agro y del sector cárnico local, y una posterior revisión por parte de la Comisión de Defensa de la Competencia del Ministerio de Economía de ese país.
“La Comisión estuvo entrevistando a distintos actores de la cadena y ayer anunció que el proceso entraba en una segunda fase. Eso quiere decir que ahora ya se tiene que expedir en un plazo de unos 60 días, indicándole a Economía si se recomienda la interrupción de la compra o su habilitación”, indicó Blasina.
Entre las posiciones que más reniegan de esta negociación se encuentran la Asociación Rural de Uruguay, que se asemeja a la Sociedad Rural Argentina; la Federación Rural, y el titular del Instituto Nacional de Carnes (INAC).
A esas entidades también se sumaron la Liga de Defensa al Consumidor, una agrupación ciudadana; Un Solo Uruguay, una organización de autoconvocados; y la Unión de Vendedores de Carne, que nuclea a carnicerías de barrio y a todos aquellos puntos de venta que no son supermercados.
-Más allá del temor de estas entidades, ¿cuál es el interés del país? ¿Esto es algo que le conviene?- le preguntamos a Blasina.
-Ahí hay distintas posiciones. Hay quienes dicen que frenar esto es como ir contra del libre mercado, lo que sería una señal negativa para la inversión. Y hay quienes dicen que lo que le conviene a Uruguay es mantener una competencia más fragmentada. Una semana antes de anunciar esta propuesta a Marfig, Minerva compró la planta de NH Foods, un frigorífico muy tecnológico que fue levantado por un inglés, que luego se lo vendió a esa empresa japonesa porque no le fue bien. Entonces Minerva ya viene en un proceso agresivo de compras y lo que se teme es que tenga una lógica de bajar el precio de la hacienda y de entrar en China a bajo costo. Mientras que la estrategia de Uruguay, muchos entendemos, es agregar el mayor valor posible, diferenciarnos como carne de carbono neutral, como carne ambientalmente excelente y trabajar en nichos.
-La potencial baja en el precio del ganado sería resultado de que esa firma se convertiría prácticamente en la principal compradora de hacienda, lo que le permitiría fijar precios.
-Sí, porque además han tenido una estrategia muy agresiva de saltearse a los consignatarios, por eso ellos también se oponen. Son muy enfáticos en bajar costos.
-Si Minerva se queda efectivamente con el 50% de la faena de Uruguay, ¿cómo se distribuiría el otro 50%? ¿Entre frigoríficos chicos?
-No solo chicos. El frigorífico que más ganado lleva faenado en lo que va del año en Uruguay es Las Piedras, que es 100% de capitales nacionales. Es gente que empezó hace varias generaciones con carnicerías y han ido creciendo. Y después lo otro que es interesante es que la familia que tenía el frigorífico mediano Pando compró San Jacinto, que era del grupo Pérez Companc. Ahí tenemos dos empresas uruguayas que son más que medianas. Te diría que de ese 50% que quedaría, 25% es de escala grande y 25% de empresas medianas a chicas.
-Hacés hincapié en la estrategia de Marfrig de agregar valor, que va en sintonía al parecer con la estrategia de Uruguay, y se trata también de una firma brasilera. ¿Se podría decir que lo que valora Uruguay de Marfrig es que va en sintonía con la lógica del país?
-Sí. Tanto Minerva como Marfrig son mayoritariamente brasileñas, aunque en las dos hay capitales saudíes y egipcios, sobre todo en Minerva. Pero Marfrig, y acá es una opinión totalmente personal, está mucho más comprometida con una estrategia de agregado de valor, mientras Minerva tiene esa otra de bajar costos.
-Para entender el grado de presencia de Minerva allí, ¿cuál es la faena actual de Uruguay?
-Uruguay tiene una faena más o menos de 50.000 cabezas por semana y 2.400.000 por año. Lo que preocupa en el caso de Minerva no es solo el dato de faena sino la de su faena potencial que pasa a tener.
Blasina puntualizó en que siendo este un año electoral en Uruguay, de no resolverse está negociación a la brevedad, podría convertirse en un tema más de la campaña política. Hasta ahora, tanto el candidato favorito de la oposición de izquierda como el del oficialismo se mostraron en contra de este negocio.