Eduardo Azcuy Ameghino, director del Centro de Estudios Agrarios de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, acaba de publicar un libro sobre “La conflictividad agraria pampeana del menemismo al kirchnerismo”, donde recorre episodios que parecen muy dispares y sin embargo tienen mucho que ver: el paro agropecuario de 1994, con Cavallo mandando a los productores a criar carpinchos; las Mujeres Agropecuarias en Lucha tratando de evitar los remates de campos; el conflicto por la 125, con las retenciones como telón de fondo…
¿Qué tienen en común todos esos episodios de la historia agropecuaria reciente? Que aflora el sujeto social pampeano y el “campo” deja de ser por un rato solo volúmenes y números para exponer su rostro humano.
“A lo largo de todo el periodo analizado, uno de los núcleos de la problemática pampeana vista desde un punto de vista social, desde los actores, es que aparece y se repite la idea de la concentración económica”, dice Azcuy Ameghino en una entrevista con Bichos de Campo.
Para el investigador, está más que claro que, más allá de los relatos de turno, no hubo grandes diferencias entre los gobiernos de Carlos Menem y los de Néstor y Cristina Kirchner en el enfoque de la cuestión agraria.
“Todos los indicadores, menos el censo agropecuario (el último es de 2002 y se espera uno nuevo en 2018), muestran eso, la continuidad de ese proceso de concentración que hace que algunos crezcan y otros terminen saliendo del sector. La concentración está en la lógica del sistema socio-económico vigente; en el régimen capitalista es lógico que algunos acumulen y crezcan y otros sean excluidos”, explicó Azcuy Ameghino.
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El historiador asegura que, más allá de la continuidad de la concentración agropecuaria en la Argentina de los últimos 25 años, éste no es un proceso particular, pues ocurre con mayor velocidad en otras partes del mundo. Por ejemplo, citó que en Estados Unidos la cantidad de explotaciones rurales se redujo de 6 millones en los años ’30 a menos de 2 millones en la actualidad, o en Francia, donde había 5 millones de campesinos y hoy solo quedan 500 mil.
“Las políticas locales siempre pueden echar agua o echar nafta a esos fuegos. En el caso argentino, yo diría que en general han acompañado las tendencias económicas y les han sacado )a los productores) la mayor porción posible de recursos, a los efectos de derivarla a otros sectores. En el caso del kirchnerismo incluso fue un poco más evidente”, indicó.
Para Azcuy Ameghino, las políticas públicas para el agro deberían tener en cuenta las asimetrías que existen entre un sujeto productivo que maneja 10 mil hectáreas y uno que solo dispone de 100. “Todo lo que sean políticas iguales aplicadas globalmente llevan en si mismo el problema de que desconocen esa diversidad y esa asimetría. Si yo quiero hacer algo distinto, debo encontrar la manera de segmentar las políticas”, avisó.
Otro concepto del especialista de la UBA fue que no siempre la mayor desaparición de productores debe asociarse con las épocas de crisis agropecuaria. “La concentración económica tiene distintos medios de expresarse, pero aun en tiempos donde uno no ve una crisis, aparecen grandes productores que van a poner 1 o 2 quintales más por la tierra disponible, y la concentración avanza”, señaló Azcuy Ameghino.
Totalmente cierto. Hace 32 años que desarrollo mi tarea profesional de Ingeniero Agrónomo en extensión Agropecuaria y veo que el proceso de concentración se continuó en los dos gobiernos mencionados.
En éstos últimos tiempos ha crecido la cantidad de pequeños productores que salen del sistema y sus campos son alquilados o comprados por grandes productores.
Las instituciones que nuclean a pequeños productores, caso cooperativas, inevitablemente se verán seriamente perjudicadas por éste proceso de concentración ya que los grandes productores por lo general no operan con las cooperativas