La Bolsa de Cereales de Buenos Aires presentó un informe preliminar sobre la nueva campaña de girasol 2022/23. El análisis arrojó que existe una tendencia positiva en la intensión de siembra. El área podría llegar a 2 millones de hectáreas, con un 17,6% de incremento interanual y casi 20% de expansión promedio respecto de las últimas cinco campañas.
Pero eso no es todo. los analistas consideraron que si la Argentina juega bien sus cartas podría ocupar algunos lugares vacantes en el mercado internacional del aceite de girasol, especialmente a partir de la guerra entre Rusia y Ucrania.
En lo que hace a la superficie implantada, el informe indica que el escenario positivo “responde a la necesidad de recuperar hectáreas perdidas durante los dos ciclos anteriores debido al déficit hídrico”, De todos modos aclara que hay “perspectivas climáticas que nuevamente anuncian año neutral a seco, en donde el cultivo tiene un mejor desempeño relativo, y una relación de precios que continúa siendo favorable pese a la baja de la cotización en los últimos meses”.
Hay dos obstáculos que tienen que ver con las condiciones restrictivas de humedad en la mayor porción del área agrícola y con la baja producción de semillas alcanzada en los ciclos previos a causa de la sequía. Si bien esto podría atenuarse con el ingreso de semilla importada, ya se estima un agotamiento prematuro en la disponibilidad de materiales de siembra.
“De todas maneras, las expectativas continuarán afectadas por la evolución de las precipitaciones, así como por las variables de mercado, especialmente en los núcleos girasoleros del sur del país, donde faltan transcurrir un par de meses para el inicio de la ventana de siembra”, señaló el estudio a continuación.
En cuanto al escenario económico, la Bolsa considera que la campaña ofrece oportunidades teniendo en cuenta los altos precios registrados en febrero de este año, como consecuencia del escenario internacional dado por la invasión de Rusia a Ucrania, y las restricciones al comercio aplicadas por los principales exportadores de aceites vegetales. Es allí donde Argentina tendría la oportunidad de volver a sentarse en la mesa de los grandes jugadores, teniendo en cuenta que la molienda para la producción de aceite es el principal destino de este grano.
“El precio del girasol tuvo un desempeño formidable en los últimos meses, mejorando su competitividad en relación a otras opciones de cultivo. Poniéndolo en perspectiva, la cotización en el mercado doméstico se encuentra un 107% por encima respecto a la primera quincena de julio de 2020, y un 57% más arriba del mismo período del año pasado”, detallaron.
Los factores que se congeniaron en el escenario internacional también incluyen las restricciones a la exportación aplicadas por el gobierno de Indonesia –país que explica el 55% de los envíos internacionales- a sus exportaciones de aceite de palma, que generaron dificultades de abastecimiento y un incremento significativo en los precios de todos los aceites. Por otro lado, el conflicto en el Mar Negro puso en riesgo el 80% de los envíos de ese producto al mercado mundial, apuntalando el aumento en su cotización.
Hay que sumar también en la baja demanda de China a causa de la desaceleración económica que está atravesando, producto de su política de tolerancia cero frente al Covid-19 que dejó a varias ciudades en un confinamiento total.
“Frente a un escenario de disrupciones en las cadenas de suministros de insumos, costos en niveles históricamente altos y elevada volatilidad, es considerable remarcar que el girasol presenta una ventaja comparativa en relación al resto de los cultivos: una menor intensidad en el uso de insumos que determina menores requerimientos de inversión para su implantación. Esto se refleja en una mejora relativa en los márgenes esperados para el cultivo”, afirmaron.
“La oportunidad que presenta el mercado internacional para el aceite de girasol argentino, ante la posible ausencia de los dos principales exportadores mundiales, sumada a la mayor capacidad del cultivo para superar los desafíos que presenta un escenario económico y climático complejo, generan incentivos claros para un incremento de la superficie sembrada. Como se expresó, los límites para esta expansión estarán determinados por la disponibilidad de semillas y la evolución de las lluvias”, concluyó el informe.