Establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidades en su resolución 62/132 de 2007, cada 15 de octubre se conmemora el Día Internacional de las Mujeres Rurales con el objetivo de reconocer “la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural”.
Sin embargo, las estadísticas internacionales muestran que hay poco margen para celebrar y, por el contrario, mucho terreno para concientizar y mejorar la situación de las mujeres en el agro.
Según dio cuenta la Red Mujeres Rurales, a partir de datos de la FAO, “a pesar de que las mujeres rurales contribuyen con el 50% de la producción mundial de alimentos, enfrentan importantes desafíos”.
“Solo el 15% de ellas posee la tierra que cultivan, y más del 60% se encuentra en situación de vulnerabilidad”, indicaron y señalaron que “si las mujeres tuvieran acceso equitativo a los recursos que poseen los hombres, la productividad agrícola mundial podría aumentar hasta un 30%, impactando positivamente la sostenibilidad económica y social a nivel global”.
Otras estadísticas de la ONU dan cuenta de que las mujeres rurales conforman el 43% de la mano de obra agrícola, y que pese a su trabajo y productividad, tienen poco acceso a materiales agrícolas, créditos y mercados.
Del mismo modo, tampoco cuentan con un acceso equitativo a la educación y capacitación profesional. De eso dio cuenta el último informe publicado por la Fundación Mujeres Rurales Argentinas (MRA), que señaló que en la educación técnico agropecuaria de nivel secundario, solo el 44.8% de las estudiantes de último año son mujeres.
Esto se amplía si se observa la tasa de terminalidad, donde solo el 48.1% de las mujeres finaliza su educación técnica, frente al 56.1% de varones. Y entre quienes se reciben, los varones continúan estudios post secundarios vinculados a la educación agraria en un 47%, mientras que las mujeres solo lo hacen en un 13.6%.
Aquí la conectividad también supone un dato clave, ya que se estima que 4 de cada 10 mujeres en la región no están conectadas y/o no pueden costear una conectividad efectiva.
Como efecto en cadena, esto se traduce en mayores brechas salariales. Es así que de acuerdo con estimaciones nacionales, las mujeres en general participan menos en el mundo laboral que los varones, ganando en promedio un 28.1% menos.
En el sector agropecuario en particular, entre las personas asalariadas agrarias predomina la población masculina, siendo un 86% de varones contra 14% de mujeres. Y dentro del universo de personas con trabajo fijo asalariado, apenas el 6% son mujeres.
otra ridiculez dela FAO !! responsables del 50 % de la producción mundial de alimentos !!! de donde sacaron el dato ???!!! “” si tuvieran acceso equitativo a los recursos…. la productividad podria crecer un 30 !!!”” otra ridiculez mas grande aun !! por favor: chequeen lo que publican. (los productores podriamos evaluar darle nuestras empresas a mujeres y sentarnos a mirar como crecemos 30%% jajajaja)