En 2010 se creó la Fundación Agroecológica Iguazú (FAI), una organización orientada hacia la conservación de los bosques nativos misioneros a través de la implementación de prácticas agroecológicas y regenerativas. Siendo su zona de influencia la península de Andresito, al norte de la provincia y lindante con Brasil, uno de los principales proyectos que desarrollaron fue la recuperación de los yerbales tradicionales en convivencia con el monte. La Ilex paraguariensis volviendo a la selva, de donde alguna vez la extrajo el hombre.
De ese proyecto participa Santiago Díaz Arnaudo, un ingeniero agrónomo oriundo de la provincia de Córdoba que busca, a la par de esta iniciativa, repensar su propia profesión.
“Este es un sistema de observación basado en la naturaleza, dentro del cual la yerba mate es una planta de estrato medio. Trabajamos en un yerbal que se adquirió y que se estaba manejando en forma tradicional, es decir haciendo monocultivo de yerba. Lo que iniciamos fue un plan de arborización, y a través de distintas prácticas agroecológicas se introdujo una manera de regeneración para volver a condiciones similares a las de un monte nativo. Y al mismo tiempo también poder producir yerba mate. Es un proyecto de yerba bajo sombra”, contó a Bichos de Campo el joven agrónomo.
Y a través de la creación de un vivero propio y del trabajo con distintos biopreparados orgánicos, el proyecto puso primera.
“Nuestro producto está certificado como orgánico y el establecimiento está certificado como uno biodinámico bajo practicas biodinámicas. Acá se hacen distintas intervenciones muy livianas en lo que es la parcela y se aplican también bíopreparados. No tenemos dependencia de insumo de síntesis química en ese sentido”, afirmó el cordobés.
Y agregó: “La idea es promover condiciones que permitan una regeneración del un monte natural. Realizamos una selección de timbó, de caña fístula, de angico y de oro negro. Las plantas se colocan dependiendo la densidad que se quiera lograr. Acá trabajamos con distintas parcelas y también se trabaja a modo experimental, para investigar y entender las necesidades de cada productor y de cada proyecto de conservación”.
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-En esta lógica de combinar yerbales y monte, puede que un productor tema bajar la densidad y perjudicar la productividad por hectárea, sobre todo pensando que los arboles darán sombra y eso podría afectar a fotosíntesis. ¿Qué opinas?
-Ese es un argumento muy válido. Pero bueno, también se puede analizar la pregunta desde otra: qué es realmente la productividad o qué es realmente el éxito. Acá cambian los indicadores, vemos las cosas desde una lógica más holística y no podemos hablar de rendimiento por hectárea, sino de kilogramos de hoja verde por planta.
-Y a la vez recuperás nutriendo el suelo y la planta es más productiva.
-Exactamente. Así como dice el director de la Fundación, Alex Pryor, este sistema también lo que nos da son beneficios colaterales: tenemos una planta totalmente cosechable y productiva, fertilidad de suelo, tenemos un suelo vivo, con mucha actividad biológica, tenemos absorción de carbono y también hay un aumento de la biodiversidad. Nosotros mediante un estudio de cámaras trampa observamos incluso la actividad de fauna del lugar.
Según Arnaudo, la recuperación del monte condujo a la reaparición en la zona de animales como los ocelotes y tapires, que son además especies en peligro de extinción
“Estos animales que toman al yerbal como parte de su corredor biológico, que está muy disminuido hoy en día”, afirmó el agrónomo.
-¿Cambia mucho el manejo del cultivo?
-En lo que es cosecha no cambia mucho. Se trabaja de la misma manera, de a cuadrillas. Lo que sí, nosotros trabajamos con comercio justo, con distintas pautas con los cosecheros. Si conocés a alguien que cosechó bajo sombra y que cosechó tradicional, verás que es bastante distinto. Imagínense lo que son horas y horas con el sol en la nuca. Acá estamos en un ambiente muy confortable, con una temperatura gusto, una brisa que va pasando. Eso también suma en lo que es una jornada ardua de trabajo.
-¿Hay alguna compensación de mercado o se estudia alguna compensación para este tipo de producción?
-Uno de nuestros objetivos y búsquedas es pode lograr la captura de carbono, a la par del crecimiento de la biodiversidad, y es esperable que en un futuro existan créditos como ya los hay en ganadería regenerativa.
-¿Qué sentís estando y trabajando acá en este tipo de agricultura tan diferente?
-Para mí es un privilegio. La verdad que trabajar de esta manera activa distintas zonas del cerebro y te pone muy contento.
Es volver cien, cientos o miles de años para atrás. Ya lo hacían los Kaingang hace más de 1.000 años. Y en la península de Andresito hay que sacar TODA actividad humana