Los productores de Argentina, un país de ciencia ficción, descubrieron que todos estos años vivieron engañados. La verdadera grieta, la posta, no había sido entre dos ismos políticos (personal “ismos”) llamados kirchnerimso y macrismo, como ellos supusieron durante mucho tiempo. El problema era otro, al parecer, mucho más complejo: no se solucionaba tan fácil, votando contra unos y a favor de otros.
Algunos más rápido, otros más lentos, pero el desencanto con la gestión actual de Mauricio Macri de muchísimos productores agropecuarios se ha hecho evidente en las últimas horas, a punto tal que algunos comparan al actual gobierno con el anterior, el de Cristina Fernández de Kirchner, que se suponía estaba en las antípodas. Incluso hay un puñado de ellos que proponen volver a las rutas, como en los días calientes de la Resolución 125.
¿Es para tanto? La desazón es bastante generalizada. Falsas Izquierdas y falsas derechas se confunden, resultan engañosas y solo logran hacer crecer la visión de que todo era parte de la misma cosa: una corporación política que se niega a hacer el ajuste del gasto público (y de privilegios propios), y que apela siempre a la misma receta de subir impuestos sobre quienes producen, ahogándolos bajo una pesada carga de presión tributaria.
Esa asfixia, al parecer, los mantuvo entretenidos largo tiempo. Pero finalmente los productores parecen estar percibiendo que la grieta, la verdadera grieta, era entre ellos y la clase política.
Nicolás Dujovne, el ministro de Economía, debe cerrar el presupuesto 2019 y discute con los gobernadores, mientras la mayoría de los diputados y senadores esperan directivas. Los productores miran espantados como a la reimplantación de retenciones a la exportación se le sumó de la nocha a la mañana una chance concreta de que los campos productivos deban pagar el Impuesto a los Bienes Personales, del cual estaban exentos hasta ahora.
“Deberían los funcionarios saber que la producción soporta ya una enorme carga tributaria (nacional, provincial y municipal) que representa cerca del 53% de sus ingresos brutos, y del mismo modo actuar con mayor prudencia, ya que nuestra historia demuestra que una vez establecido un impuesto es muy difícil que pueda ser anulado en el futuro. La mala praxis económica no se debe solucionar con más impuestos”, dice este lunes CRA (Confederaciones Rurales Argentinas) en un comunicado.
Horas más tarde, en una conferencia de prensa realizada al mediodía, el propio Dujovne trata de sofocar el malhumor creciente de los productores con un baldazo de gasolina. No desmiente la información sino que la confirma, pero dice que están haciendo lo posible para que el tributo a los Bienes Personales no incremente la carga impositiva sobre el sector. ¿Cómo sería eso? ¿Será posible? Una versión publicada en un matutino dice que se analiza tomar esos pagos como un anticipo de Ganancias.
“Si bien el Gobierno nacional anunció la posible desgravación de este impuesto vía Ganancias, las pymes agropecuarias no aguantan un impuesto más. La presión tributaria es asfixiante y está generando una pérdida de rentabilidad significativa en todos los complejos productivos del interior del país. Seguir gravando a los productores agropecuarios nunca puede ser la solución. El único camino viable es aumentar la producción y las exportaciones con las economías regionales como pilares de la recuperación”, replica de inmediato un comunciado del área de Economías Regionales de la CAME, una organziación que siempre recibe el tilde de “oficialista”.
En el mismo proyecto de Presupuesto elaborado por Economía, bajo la severa mirada del Fondo Monetario Internacional que pide déficit cero, se había colado otro artículo de dudosas intenciones para con los agropecuarios, porque primero proponía poder subir las retenciones a la exportación a todos los productos, del tope de 12% actual al 33%, aunque luego la promesa oficial limitó esa posibilidad solo a los productos del complejo sojero, que representa 25% de las exportaciones totales del país.
“Sueldos de elite, viáticos, prebendas, jubilaciones de privilegio y una larga lista de beneficios injustificables convierten convierten a los dirigentes políticos en una casta superior cada vez más alejada de la imagen ejemplar que debieran transmitir a los ciudadanos que con sus votos los han elegido para gobernar de manera proba, desinteresada,m con auténtico espíritu de servicio y patriotismo”, alza la voz la Mesa de Enlace de la provincia de Córdoba en su propio comunicado.
Pero es en balde. Por la tarde se sabe además que son esos los únicos puntos del Presupuesto 2019 que pretende modificar el gobierno de Cambiemos en concordancia con los gobernadores peronistas, con los cuales negocian de todo, muy a menudo. El secretario de Energía, Javier Iguacel, que depende del ministro Dujovne, colocó en el anteproyecto otro artículo en el cual deja abierta la posibilidad de que se apliquen impuestos a los biocombustibles producidos a partir de soja (biodiésel), caña de azúcar y maíz (bioetanol). El año pasado, en el mismo Congreso, esos productos habían sido exceptuados, como parte de una política que apuntalaba su desarrollo.
SI EN ARGENTINA TRABAJAN SOLO 8MILLONES DE PERSONAS ,ES IMPOSIBLE QUE PUEDAN MANTENER A 40 MILLONES , HAY QUE GENERAR URGENTE TRABAJO EN LA ACTIVIDAD PRIVADA ,SI NO EL PAIS ES INVIABLE