Belén Bobadilla trabaja en un vivero de árboles frutales en Tunuyán, en la provincia de Mendoza. “Somos el eslabón inicial de la cadena del frutal”, se presentó. Desde su vivero salen plantines de frutales hacia diferentes zonas del país: envían duraznos para industria y para fresco dentro de Mendoza y también en Río Negro, y también muchos nogales y almendros.
“La tendencia es buscar alternativas que permitan la mecanización (de la cosecha) y el almacenamiento de los frutos, así como un mayor relación con los productos que demanda el mercado hoy”, contó Belén a Bichos de Campo.
Mirá la entrevista completa con Belén Bobadilla:
“Cuando uno habla de economías regionales incluye a varios sectores. En el sector frutícola el productor trata de reconvertirse, de buscar alternativas siempre vinculadas con la producción, sigue apostando a la producción. Por eso es importante el Censo Agropecuario que se está realizando. Los datos son muy válidos para poder plantear políticas de largo plazo”, razonó la viverista mendocina.
Es que Bobadilla cree que la Argentina necesita trazar políticas de Estado para apuntalar a sus productores de frutas, en especial porque es muy difícil para los ellos “acompañar sobre la marcha” la reconversión varietal permanente que demanda el mercado.
“Es muy importante, primero que nada armar una estrategia en los dos extremos de la cadena. Por un lado hay que modernizar y adaptar a los viveros. Necesitamos cultivos más modernos, que se puedan mecanizar y con mayores densidades. Y para eso necesitamos de genética, de nuevas variedades”, indicó.
En el otro extremo de la cadena, la empresaria cree que hay que diseñar estrategias comerciales que permitan “que la fruta pueda ser vendida y devuelva rentabilidad a quienes la producen”.
Inevitable preguntarle a Bobadilla si la Argentina frutícola acumula demasiado retraso respecto a sus competidoras más cercanas, comenzando por Chile. “Estamos un poquito atrasados y debemos proponer alguna estrategia y un esfuerzo por parte de los diferentes actores, de manera de adaptarnos a la nueva fruticultura”, respondió. Puso como ejemplo que en Chile ya se utilizan técnias de propagación de “in vitro” de variedades mejoradas que no se pueden lograr mediante una multiplicación tradicional.
“De todas maneras, yo recalco que a diferencia de Chile, notros tenemos un mercado interno con muchas potencialidades. Debemos organizarlo y armar estrategias de manera de poder llegar de la producción al consumidor. ya que tenemos una brecha y las distancias son muy largas”, explicó.