En estos momentos en los campos argentinos está comenzando el periodo final de los cultivos de invierno, para dar paso a los de verano, que empiezan a sembrarse por estas semanas, dependiendo la zona geográfica.
Esta podría decirse que fue una campaña de invierno que de mantenerse la tendencia vista, sería bisagra, puesto que se incorporarán al calendario de siembra y producción, algunos cultivos nuevos con potencial industrial como la camelina o carinata, se recuperaron otros que eran marginales como la colza o el lino, y proliferaron muchos de servicio agronómico, o de cobertura, como el cártamo, el lupino, hasta ahora extravagancias.
En ese sendero, en Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, INTA, celebró en la ciudad de Paraná un simposio sobre la colza, y otras brasicáceas, aprovechando que este cultivo en particular, se unió a la camelina y carinata, para poder servir de materia prima de biocombustibles, con el contratiempo de que la colza puede usarse como alimento.
Beatriz “Pilu” Giraudo es una ingeniera agrónoma muy reconocida en el sector agropecuario por su larga trayectoria, que la ubica ahora como vicepresidenta del INTA. Desde allí, Giraudo analizó la posibilidad de estos raros cultivos nuevos, y su expansión en los campos argentinos.
Al respecto, analizó los beneficios de incorporar y fomentar estas producciones, puntualizando en que “no quede como algo de nicho, sino que se expanda”. En concreto, Pilu aseguró: “Una externalidad buenísima que tiene esta propuesta, es que es más negocios para muchos. Porque generalmente cuando planteamos estas posibilidades pensamos, que es para un rubro, para una escala, o para una zona. No, esto es para muchísimas zonas. Demanda muchos servicios diferentes, muchas necesidades diferentes, muchos desarrollos diferentes. Entonces vamos sumando la posibilidad de ir incorporando posibilidades para potenciar este negocio. Así que realmente es una enorme oportunidad”.
Sobre las nuevas posibilidades que se abren para ser exploradas por los productores agropecuarios, la vicepresidenta del INTA agregó: “Es importantísimo que empecemos a explorar con mucha profundidad y con esta forma de trabajo, de articulación público-privada y de distintos actores. Porque las oportunidades son enormes. Tenemos una cabeza muy commoditizada. Por supuesto, como país la tenemos que aprovechar a fondo, pero también ir incorporando otras posibilidades”.
Mirá la entrevista completa con Beatriz “Pilu” Giraudo:
La productora agropecuaria y especialista en tecnología, aseguró también que de lo que estamos hablando, es de cultivos “bioenergéticos”. En ese sentido, manifestó: “La colza, con un protagonismo muy fuerte a nivel global, relacionado también al aceite como comestible, pero también los otros cultivos dentro de las brasicáceas, empiezan a posicionarse, por un lado, como alternativas a la intensificación y diversificación de nuestras rotaciones, que es un punto sumamente importante”.
Sobre la parte agronómica, Pilu añadió que esto se puede dar pensando en mantener suelos productivos y también cuidar el ambiente al mismo tiempo, “pero también a esa diversificación se le suma, por supuesto, la estabilidad económica, la rentabilidad del negocio. Y entonces, en este sentido, poder intercalar a los cultivos típicos, característicos, con los que estamos commoditizados, otro tipo de alternativas, va siguiendo también una posibilidad como en su momento eran los cultivos de cobertura, cultivos que se ponen dentro, en el medio de dos cultivos que son comerciales. Después cultivos de servicios, esos mismos cultivos de cobertura, se le da un plus y se le va dando valor a otros beneficios que nos aporta”.
Empero, la agrónoma aclaró: “Estas braicáceas le dan un salto más, porque a toda esa secuencia le dan la posibilidad de ser cultivos bioenergéticos. ¿A qué nos estamos refiriendo? A cultivos que, además de la producción típica que pueden generar, se pueden comercializar para ser fuente de combustible para avión. Los famosos combustibles SAF, que, por sus siglas en inglés, que tienen una demanda tremenda, sobre todo desde Europa”.
Sobre la posibilidad de entablar un negocio concreto para el sembrador, y pensando en los combustibles para avión, Giraudo describe: “Me gusta posicionarme con esta posibilidad de combustible para avión, porque estas posibilidades hoy están ligadas a un negocio cerrado ya. Vos podés tener la tranquilidad de poder cultivarlo y ya sabés que lo vas a poder comercializar en el mercado. Muchas veces estos cultivos incipientes o estas oportunidades incipientes generan la incertidumbre de qué pasa después de la producción, si voy a tener un mercado asegurado. En este caso está todo el proceso”.
Además, a modo institucional, la vicepresidenta de INTA celebró que se haya firmado un convenio con la industria que procesa los granos, para llevar la tecnología que aporta el INTA a los campos: “De alguna manera, INTA con las multinacionales que trabajan alrededor de estos cultivos, generaron un convenio de trabajo en conjunto para poder facilitar la tecnología en distintos lugares del país y de alguna manera que nadie se quede afuera”.