Hace más de 30 años que en el INTA La Consulta, en la provincia de Mendoza, un programa de mejoramiento tiene como protagonista a una hortaliza de las más subestimadas. Se trata del zapallo, que en Argentina se cultiva en unas 37 mil hectáreas, y que ya posee inscriptas unas 12 variedades adaptadas al plano local.
Aquella área de trabajo por demás específica, está integrada hoy tanto por quienes la vieron nacer, allá por finales de la década de 1980, como por jóvenes investigadores que se preparan para ser sus herederos. Así es como lo describe especialista Pedro Della Gaspera, con más de tres décadas de trabajo ininterrumpido en ese Instituto Técnico. Pero aún con esa trayectoria, poco se sabe sobre los desarrollos detrás de ese alimento que inunda las verdulerías.
“La verdad es que hay mucho desconocimiento. La gente tiene un preconcepto bastante bajo sobre lo que es el cultivo de zapallo. Se cree es que es poner semillas simplemente y después cosechar, y sin embargo es un cultivo bastante delicado con respecto a las enfermedades. Se merece mejoramiento genético como cualquier otra hortaliza”, dijo Della Gaspera a Bichos de Campo, durante una visita por los ensayos de aquella Experimental.
Contrario a lo que pudiera pensarse, el zapallo es un cultivo que mueve mucho dinero, considerando su cultivo, logística y comercialización por todo el país. Además, el investigador asegura que no es fácilmente reemplazable por otras hortalizas, y que por lo general es consumido al menos una vez por semana en las mesas argentinas.
“Actualmente llevamos inscriptas 12 variedades de zapallo, que están a disposición. A veces hay semillas, otras veces no, porque es bastante difícil la multiplicación de variedades, ya que muchas veces se cruzan entre ellas. Pero el INTA siempre mantiene la pureza genética. Una vez que se obtiene la estabilidad de un determinado material, ya sea una variedad de polinización abierta o un híbrido, se inscribe en el Inase y se pueden empezar a comercializar sus semillas”, explicó el mendocino.
Según detalló, del género Cucurbita hay 37 especies en el mundo, de las cuales el hombre ha seleccionado y mejorado 5 para su alimentación. Ellas son Cucurbita moschata (la calabaza o anquito), Cucurbita pepo (el zucchini), Cucurbita argyrosperma (el anco), Cucurbita ficifolia (el callote), y Cucurbita máxima (el zapallo del año).
Uno de los grandes herederos de este robusto trabajo es el joven doctor Ismael Gatica, para quien el trabajo aplicado siempre fue una pasión.
“Estudié biología y siempre me gustó trabajar a campo. Trabajar en algo aplicado y de mejoramiento siempre me llamó la atención, que se vean los resultados y que sea algo que los productores piden específicamente. Entonces cuando llamaron a concurso me presenté”, contó a Bichos de Campo.
Entre las cualidades más ponderadas en los materiales con los que trabaja el INTA, Gatica destacó el mejoramiento en color externo, color y grosor de la pulpa, sabor y productividad. También adelantó que se están realizando ensayos para medir la concentración de vitamina C en aquella hortaliza, y seleccionar las líneas que mayor presencia de ella tengan, respecto de las ya inscriptas.
“Acá los ensayos que tenemos de mejoramiento los hacemos en aproximadamente 2,5 hectáreas con distintas líneas, de esas especies que mencionó Pedro. Tenemos distintas variedades, pero siempre por ahí el mercado está acostumbrado a ver algo, y eso es lo que se consume. Por ahí cuesta entrar con una variedad nueva y que sea consumido por la gente”, señaló el especialista.
-¿Imaginan que el zapallo podría crecer más en superficie?- Le preguntamos a Della Gaspera.
-Yo creo que no. Crecer en superficie no va a crecer. Esas 37.000 hectáreas se mantienen desde el censo del año 2002. Si bien aumentó el consumo, porque somos mayor cantidad de personas, lo que aumentó también es el rendimiento por unidad de superficie, o sea por hectárea.
-¿Eso tiene que ver con la investigación que hacen ustedes?
-Correcto. Y van cambiando las modalidades de consumo. En un primer momento se consumía el zapallo del año más que los otros, ahora se consume más el anco, la calabaza o el anquito, y no sabemos en el futuro qué puede pasar, porque siempre están ingresando al mercado variedades nuevas. Por ahí hay alguna variedad que gusta mucho, y de a poco se va cambiando el consumo.