Se acabó la especulación respecto al plan que el Gobierno Nacional tiene para el INTA, ya que la semana pasada se publicó el decreto en el cual se le quita autarquía al organismo, y desde ahora será el presidente quien tenga injerencia en lo estructural del ente, algo que antes hacía un consejo.
El presidente, puesto por el mismo gobierno mediante la secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, responderá directamente a sus superiores políticos. Desde ahora, todo lo que haga el organismo técnico, que llegó a gozar de enorme prestigio a lo largo del mundo por su funcionamiento, será decidido políticamente y no técnicamente.
El consejo directivo que desguazó el gobierno, estaba compuesto en su mayoría por representantes que en su mayoría pertenecían a los productores y sectores privados, es decir, los mismos demandantes de la tecnología de INTA. El anterior sistema de gobernanza, compuesto por 10 miembros, eran quienes determinaban lo que el INTA brindaría, lo que fue un circuito virtuoso durante años.
Lo comienza desde ahora, es otro período en el que muchas de las cuestiones diarias del INTA deben reestructurarse y volver a ponerse en funcionamiento bajo las órdenes políticas. Este proceso genera mucha incertidumbre respecto a las hectáreas que el organismo posee, y al personal.
Según las propias autoridades del organismo, la idea es que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria sea más parecido a una plataforma que el productor privado o empresa contrata para algún fin específico, y para eso no se necesitan tierras propias, ya que lo que se buscará es hacerlo mediante convenios con privados que aporten hectáreas para la investigación. Quedarán entonces más de 50 mil hectáreas que por ahora son el Instituto, puestas a disposición para su venta.
Sin embargo, como todo está replanteándose, hay quienes aseguran que la principal preocupación pasa por la plantilla de empleados, tanto técnicos como de otros sectores.
Uno de ellos es Pablo Panatti, ingeniero agrónomo y presidente del Consejo de Centro Regional INTA Córdoba, quien cree que es la principal preocupación para su territorio, puesto que quedarían muchos trabajos sin finalizar, luego de años de invertir tiempo y dinero en ellos.
“El gran interrogante es una de las patas fuertes que tiene el INTA, que es la extensión en el territorio, a través de los centros regionales. Si bien el presidente (Nicolás Bronzovich) ha manifestado que necesitan del territorio, tampoco está claro todavía cuál va a ser el plan hacia adelante”, dijo Panatti al programa radial Puesteros, de Radio San Genaro.
La extensión del INTA, claro está, requiere de personal, vehículos, teléfonos y otras herramientas de trabajo, que el ministro desregulador Sturzenegger usó de argumento para redactar el decreto que modifica al organismo.
Panatti cree que este tema resulta fundamental, y responde con datos propios elaborados al fin. “Lo que queremos es que de acá hacia adelante se pueda mantener, al menos se pueda seguir trabajando de esta manera”, dice el presidente cordobés.
Al respecto, el técnico subraya que el con los retiros voluntarios que se abrieron, la gente que se fue por su cuenta, y los futuros retiros, su regional quedará con una dotación muy reducida para mantener los trabajos que estaban haciendo. “En el centro regional Córdoba durante los últimos años hemos tenido una baja de personal. Teníamos más de 60 miembros, lo cual es un gran número. Casi 20 se fueron, y hubo más movimientos últimamente. Una parte importante se había ido por el programa de retiros voluntarios del año pasado. Después el resto se fue por renuncias. Pero si nosotros tuviésemos que considerar los jubilables, o sea, la gente que se va a jubilar entre 2025 y 2026, entre experimentales y agencias de extensión, vamos a estar un 22% debajo de la dotación mínima óptima para funcionar adecuadamente”.
Según Panatti, si se abre una nueva instancia de retiros voluntarios, representará “que siga la sangría de gente” para trabajar en el INTA y que no se resienta la actividad.
“Hoy Córdoba tiene 26 agencias de extensión distribuidas en todo su territorio, que son los que llegan directamente al productor con su jefe de agencia, sus técnicos, sus becarios, su consejo local asesor, que trabajan todos a ad-honorem, asesorando, ayudándole al jefe de agencia, y son los encargados de transmitir esa tecnología que el INTA genera, y el productor aplica en su campo. Creo que de acá en adelante la propuesta, o por lo menos lo que queremos tratar de defender acá en Córdoba es eso, el tema de no resentir operativamente el centro regional, y ver cómo se le puede buscar en esta estructura la vuelta para que eso siga funcionando así”, aseguró también Panatti.
El propio agrónomo asevera que todo este proceso genera mucha incertidumbre, y lo analiza con cierto pesimismo: “El INTA hace 70 años viene funcionando de una manera, y ahora deja de funcionar eso. Yo entiendo, que es una oportunidad seguramente para cambiar el INTA. Cosas que por ahí a lo mejor había que cambiar, como burocracia administrativa, procesos que estén duplicados. De adentro sabemos que hay cosas que se tienen que cambiar, pero no hablábamos de una reestructuración ya desde el sistema de gobernanza, de algo tan profundo como lo que realmente se planteó. En el barajar y dar de nuevo, imagínate que los interrogantes son muchos, las dudas son muchas, hay gente que está más pesimista”.
“No estábamos de acuerdo con lo que proponía el decreto, porque creo yo que la propuesta de modificación tendría que salir desde el territorio, rediscutirlo y cambiar las cosas que haya que cambiar, pero no radicalmente el sistema de gobernanza”, finalizó el presidente del Consejo Regional del INTA, delegado por Coninagro.