Para los productores de Tres Isletas, en el Chaco, la pandemia pasó a ser el menor de sus problemas. La prolongada crisis económica que afrontan, la intensa sequía y el sentimiento de una gran desidia gubernamental no hace sentir que están al borde de la subsistencia. La frase “tiempo de vacas flacas” se vuelve generosa cuando uno empieza a escuchar las historias de los chacareros de la zona.
“¿Qué tipo de productores quiere la provincia?”, se pregunta Eduardo Javier Trangoni (foto), presidente de la filial Tres Isletas de la Federación Agraria. La zona está ubicada en el departamento de Maipú, en Chaco. La falta de una política agraria deja a muchos productores a la deriva y sin un marco regulatorio para producir.
“Hoy no conviene trabajar, no conviene sembrar”, dice Trangoni. Los costos que implica la siembra, la fumigación, la cosecha y la tramitación de los permisos de guía hacen que quienes tienen pequeñas explotaciones ya no se dediquen a esta actividad. Por el contrario, para llevar el pan a la mesa realizan trabajos forestales limpiando la maleza del monte, para luego producir carbón y venderlo. Sin embargo esto no es suficiente ya que la tonelada se vende a menos de cinco mil pesos. “Con el carbón el productor sobrevive, es para subsistir”, aclara.
Explotaciones como la del algodón tampoco se están llevando adelante. En la última campaña muchos productores no llegaron a cubrir los costos y decidieron este año no volver a intentarlo. Desde el gobierno “hablan de X cantidad de hectáreas de siembra de algodón y nosotros nos preguntamos en manos de quién van a estar. Ese cultivo va a caer en pocas manos”, explica Trangoni a Bichos de Campo. Agrega que es una explotación que daría trabajo a nivel nacional, desde la siembra y la cosecha hasta la industria textil.
La posible financiación bancaria queda descartada cuando, para sacar un crédito, se pide por ejemplo tener al menos 150 animales, pues mantenerlos no es posible para muchos.
En el territorio ganadero, los altos costos también influyen en el calendario de vacunación y las campañas contra la mancha y el carbunclo, enfermedades típicas de esa zona, están demoradas. Un mes atrás, un brote de rabia obligó a SENASA a dejar aislado a un lote cerca de la frontera con Paraguay. Trangoni augura una mortandad de animales si los recursos no llegan.
A esa foto se le suman campos con hortalizas en proceso de descomposición. Cuando no se logra colocar la producción, el paisaje se colma de zapallos y sandías en mal estado.
Desde la filial de la Federación Agraria de Tres Isletas lo que se pide es una política agraria seria. Se exigen permisos forestales para pequeños campesinos, para continuar de forma regulada esta explotación de carbón. También se implora por un plan ganadero que fomente la retención de vientres y defina una cadena productiva de forraje para alimentar a los animales.
“Queremos una reunión con (el ministro Luis) Basterra”, remarca Trangoni y agrega con voz quebrada: “Nadie se quiere quedar. No sabemos qué hacer, se nos están yendo nuestros hijos”. De no revertirse esta situación el futuro será la venta de las chacras a las empresas de la zona.
En un comunicado de su entidad, la Federación Agraria, Trangoni precisó que “hay 1200 productores que están perdiendo todo y a nadie del gobierno provincial le importa”.
En este aspecto, denunció que “se está ocultando la realidad productiva por parte del gobernador” Jorge Capitanich. Y más grave todavía, que “los créditos que anunciaron, que supuestamente son para todos los productores, en realidad son para un grupo minúsculo que comanda el director del Banco del Chaco”.
¿A través de quién llegan los créditos y/o subsidios a los medianos y pequeños productores? CONTROL !!!