La actual dinámica del mercado de soja podría llegar a despertar de la “modorra” a las partidas de soja que siguen sin ingresar al circuito comercial argentino.
Al pasado 21 de agosto –último dato oficial publicado– las ventas de soja 2023/24 sumaban 26,1 millones de toneladas, una cifra equivalente al 51,8% a 52,3% de la cosecha total estimada para el presente año (50,0 a 50,5 millones de toneladas según la Bolsa de Comercio de Rosario o la Bolsa de Cereales de Buenos Aires).
Se trata de un número, en términos relativos, equivalente al presente en las últimas dos campañas, las cuales –tal como sucede en la actualidad– se desarrollaron en entornos cambiarios turbulentos.
El dato clave además es que buena parte del volumen de soja 2023/24 comercializado hasta el momento no tiene precio hecho: de las 26,1 millones comprometidas, un total de 7,05 millones sigue pendiente de fijación.
Si se considera el interés abierto de los contratos futuros y opciones de venta (PUT) de Soja Rosario del Matba Rofex correspondientes a la campaña 2023/24, entonces existe poco más de 1,50 millones más de mercadería con precio hecho.
Eso implica que existen a la fecha unas 30 millones de toneladas de soja 2024/25 “descubiertas”, ya sea con precio pendiente de fijación o sin comercializar por parte del productor.
En ese marco, los valores de los contratos de Soja Rosario Noviembre 2024 del Matba Rofex comenzaron a recuperarse en las últimas jornadas en línea con factores coyunturales de orden geopolítico.
Esa tendencia, en caso de sostenerse, podría activar el impulso vendedor entre aquellos productores que optaron por mantener el poroto como resguardo y buscar liquidez en la comercialización de otros granos o productos agropecuarios o bien en financiamiento.
El campo chico o medio, descapitalizado, abrumado de impuestos, malas políticas, bajos precios y cambio climático, está a punto de considerar con cierta lógica la conveniencia de cerrar tranqueras y vivir de su palmo de tierra como nuestros antepasados. Es que no puede trabajar a pérdida. Ya no. No es una elección sino una consecuencia ineludible de la idiocia aplicada a los negocios del país. No sé cómo sería la realidad Argentina con la que San Martin soñó, pero seguro que no es ésta tierra arrasada por la egolatría y la perversidad de sus dirigentes.
Q feo sentirse el último orejón del tarro. Dicho de otro modo: la caja sostén de un país devastado por gobiernos ineficientes y corruptos.
Sin la producción agricola no se sale