Acaba de terminar la cosecha argentina de trigo con una producción récord histórica y el mercado de exportación nuevamente pasó a quedar virtualmente cerrado.
El gobierno nacional habilitó un cupo de exportación 2021/22 de 14,5 millones de toneladas y hasta el momento se registraron embarques por 13,0 millones de toneladas. Entonces faltan declarar 1,50 millones, ¿no?
La respuesta a esa pregunta es sí pero no. Porque la normativa vigente determina que cuando el cupo autorizado alcanza el 90% –algo que ya ocurrió– la única manera de seguir registrando embarques es por medio del DJVE-30, lo que implica que las empresas tienen apenas 30 días entre el registro de la operación y la efectivización del embarque.
La cuestión es que las grandes compañías exportadoras suelen emplear el DJVE-360, que establece casi un año de plazo entre el registro y el embarque, porque requieren plazos extensos para coordinar la compleja logística agroindustrial, que depende de factores comerciales, regulatorios, climáticos y hasta geopolíticos.
La operatoria DJVE-30 suele ser utilizada por empresas medianas que exportan pequeñas cantidades de grano por vía terrestre a países limítrofes, pues, obviamente, la complejidad de cargar algunos camiones es bastante menor que las tareas necesarias para completar un buque.
Esa es la razón por la cual, a partir de ahora y hasta que no se amplíe nuevamente el cupo habilitado oficialmente, las declaraciones de exportaciones de trigo comenzarán a realizarse a “cuentagotas”.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires indicó esta semana que la producción total de trigo argentino se ubicó en 21,8 millones de toneladas, lo que implica que aún quedaría resto para habilitar al menos un millón de toneladas más de cereal hasta el “empalme” con la nueva cosecha en noviembre de 2022.
Una vez retirada la exportación del mercado, el mismo queda en manos de la molinería, de manera tal que, al limitar el acceso del principal demandante del cereal, el valor del producto en la plaza interna tiende a “plancharse” más allá de lo que suceda en el mercado internacional, donde los precios del trigo se están virtualmente “incendiando”.
Como en la.eppca de Moreno, fiesta para los Molinos. Cazaran en el gallinero harán countries con cancha de golf incluida, y los productores que se jodan. Los consumidores lo mismo, salvo algún pancho pedorro y ordinario