El cultivo de orquídeas genera interés y también muchas dudas. Son plantas llamativas y diversas, que requieren ciertos cuidados específicos para desarrollarse bien, adaptarse al entorno y, eventualmente, volver a florecer. Entender su origen, sus necesidades de luz, humedad y temperatura, y los tiempos que manejan es clave para evitar frustraciones y acompañar su crecimiento con éxito.
En el marco del Congreso de Viveristas 2025, el equipo de De Raíz accedió a una entrevista exclusiva con Yuki, de Ogata Orquídeas, una referente en la producción y cuidado de estas especies, que compartió recomendaciones puntuales sobre cómo mantenerlas en condiciones en casa, qué errores evitar y qué factores tener en cuenta si no vuelven a florecer.
Lejos de los mitos, Yuki plantea una idea concreta: “Las orquídeas no son ni fáciles ni difíciles, pero sí tienen requerimientos particulares. Lo más importante es saber qué tipo de orquidea tenemos”. Identificar el género es clave, porque cada uno tiene necesidades distintas.
Hay orquídeas de interior y de exterior; epífitas (que crecen sobre otras plantas), terrestres (que requieren tierra) y litófitas (que crecen sobre piedras). Las condiciones de origen definen su comportamiento frente a la luz, la humedad y la temperatura.
En zonas como el AMBA, las orquídeas de interior más comunes son las Phalaenopsis, también conocidas como orquídeas mariposa. En exterior aparecen géneros como Cymbidium y Dendrobium, entre otros. Algunas de estas especies también necesitan macetas, pero más importante que el envase es entender qué condiciones necesita la planta para crecer bien.
Una situación típica es recibir una orquídea con flor, y al tiempo notar que no vuelve a florecer. Para eso, Yuki explica que hay que conocer su ciclo. “Si te regalan un Cymbidium con flor entre mayo y octubre, ese es su momento natural de floración. Lo esperable es que vuelva a florecer al año siguiente, pero solo si logró crecer bien durante ese período”, detalla.
Ese crecimiento se observa en la formación de un nuevo pseudobulbo. Para que tenga chances de generar una nueva flor, ese pseudobulbo debe alcanzar el tamaño del anterior, y además pasar por una amplitud térmica hacia el final del verano: una diferencia de al menos 10 °C entre el día y la noche durante unos 20 días. Esto se puede estimular con riegos nocturnos con agua fresca o incluso colocando un cubito de hielo, si el ambiente no lo genera naturalmente.
Mirá La entrevista con Yuki:
Yuki también aclara que una orquídea no florece dos veces sobre el mismo pseudobulbo. Por eso es tan importante observar si la planta crece, genera raíces nuevas y forma nuevos brotes. Si eso pasa, hay margen para que florezca más adelante.
Otra cuestión frecuente es la falta de flores durante los primeros años. “Las orquídeas vienen de viveros donde las condiciones están controladas. Al llegar a una casa, necesitan tiempo para adaptarse. Si la planta crece, está sana. Solo hay que darle tiempo”, concluye.