Juanita Guimarey tiene 28 años y es la creadora de La Juanita Huertas, un proyecto que nació en el jardín de su casa y que hoy se ha convertido en un verdadero fenómeno. Lo que comenzó como un pasatiempo familiar se transformó con el tiempo en su vocación y forma de vida.
“En mi casa siempre tuvimos huerta. Para mi papá era su manera de salir de la rutina y conectarse con la naturaleza”, contó a De Raíz sobre sus primeros recuerdos ligados al mundo de las plantas y los alimentos. Con el tiempo, ese espacio se convirtió en un lugar de encuentro y aprendizaje familiar.
Juanita desarrolla hoy su emprendimiento en el que ofrece armado de huertas, asesoramiento personalizado y capacitaciones tanto presenciales como virtuales. La idea surgió de manera casual, cuando una tía le contó sobre una experiencia que había tenido en Suiza. Juanita la ayudó a armar una huerta en su casa y descubrió cuánto disfrutaba de esa tarea. A partir de allí, comenzó a dedicarse cada vez más hasta que el proyecto creció de manera natural, sin un plan definido. Según cuenta, el disfrute fue lo que la motivó a seguir adelante.
Durante la pandemia, el interés por su trabajo explotó. Cada vez más personas querían conocer el origen de los alimentos que consumían y aprender a producirlos en sus propias casas. Además, la huerta se convirtió en una actividad ideal para canalizar la ansiedad durante el encierro. En ese contexto, crecieron las consultas, los talleres y las asesorías. Para Juanita, fue un momento bisagra y asegura que este cambio en la forma de vincularse con la producción de alimentos llegó para quedarse.
Mirá la entrevista:
Con la llegada de la primavera, la huerta entra en plena actividad. Los días se alargan, la luz solar aumenta y todo crece más rápido, lo que la convierte en una época clave para planificar y adelantarse a los cambios de la temporada. Estas condiciones favorecen el desarrollo de hortalizas y hierbas de clima cálido o templado.
En esta época es ideal sembrar tomates, tanto cherry como comunes, diferentes hojas verdes como lechuga mantecosa, morada, rúcula, radicheta, acelga y albahaca, además de coliflor, zanahoria, pepino, papas, zapallitos de tronco, ajíes, pimientos, morrones, calabazas, zapallos, choclo, rabanitos, batatas, achicoria, berenjenas, melones y sandías. También es un buen momento para sumar aromáticas como perejil, tomillo, romero, lavanda, cilantro, eneldo y melisa.
En esta estación es importante prestar atención a la ubicación de cada especie. Las plantas de fruto, como tomates y morrones, necesitan pleno sol, mientras que las de raíz, como zanahorias y rabanitos, pueden desarrollarse bien en lugares con algo de sombra. El sustrato debe ser suelto, aireado y capaz de retener humedad sin encharcarse. Si se usa fertilizante, es recomendable que sea orgánico, ya que ayuda a fortalecer las plantas de forma natural.
Durante la primavera y el verano se recomienda regar a primera hora de la mañana o al atardecer. Es importante hacerlo sobre el suelo, sin mojar las hojas, para evitar la aparición de hongos y enfermedades. Una buena alternativa es armar un sistema de riego por goteo casero utilizando botellas plásticas recicladas.
Al momento de sembrar, la regla básica es enterrar las semillas a una profundidad de dos a tres veces su tamaño. Luego, es fundamental realizar un riego abundante para asegurar una buena germinación.
Quienes se animen a planificar y cuidar su huerta en esta época del año podrán disfrutar de una producción propia y fresca, conectándose con la naturaleza y valorando más el origen de los alimentos que llegan a la mesa.