En Argentina, el Régimen Federal de Pesca –Ley 24.922– establece que esa actividad debe ser desarrollada de manera sostenible y con buenas prácticas. Sin embargo, una evaluación realizada por el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) demostró que la industria pesquera descarta más de 110 millones de kilos de merluza en buen estado al mar por año, en contra de la prohibición fijada en el artículo 21 de la mencionada ley. La Fundación Vida Silvestre volvió a instalar este tema que nunca se resuelve mediante un comunicado.
El descarte de ejemplares jóvenes de merluza Hubbsi, la especia más difundida en el Mar Argentino, se produce cuando además de la especie objetivo, se capturan otras de menor tamaño y valor comercial. Por ejemplo, cuando el objetivo es el langostino, el resto de la pesca acompañante se descarta, aún cuando puede servir de alimento. Y aún cuando sea clave para el mantenimiento de la biomasa pesquera.
Según la FAO, se estima que alrededor del 33,1% de las poblaciones de peces del mundo están sobreexplotadas y el 60% se está pescando hasta su límite biológicamente sostenible. En los últimos tres años, las exportaciones de la pesca marítima en nuestro país superaron los 2.000 millones de dólares. Peor en este caso, el descarte ni siquiera tiene un fin comercial.
Desde Fundación Vida Silvestre, representante de la World Wide Fund (WWF) en Argentina, aseguraron que esos valores de descarte “reflejan un déficit de manejo histórico en la industria pesquera, que pone en riesgo los recursos pesqueros del país”.
“En este problema todos los actores tienen su cuota de responsabilidad: las autoridades, empresas, capitanes y tripulantes. Se ha naturalizado el dejar de lado el marco normativo, incorporando a la cultura del sector que el descarte ‘está bien’, a pesar de ser ilegal. No podemos seguir desperdiciando peces que componen nuestro patrimonio natural, indispensables para mantener ecosistemas sanos y productivos”, dijo Guillermo Cañete, Especialista en Pesca Sustentable y Planificación Espacial Marina de Fundación Vida Silvestre.
Por su parte Fernando Miñarro, Director de Conservación de Fundación Vida Silvestre, indicó que si la variable ambiental no se incluye en el modelo de desarrollo económico y productivo actual, éste no será justo y sostenible en el tiempo.
A través del documento “El descarte de merluza no solo es un problema biológico, también pone en riesgo las exportaciones y el empleo”, Vida Silvestre desarrolló cómo el cumplimiento de la Ley Federal de Pesca puede mejorar el desempeño de las pesquerías, aumentar la transparencia y trazabilidad y minimizar el impacto sobre el hábitat marino.