En una jornada en la Facultad de Agronomía de Buenos Aires (FAUBA) cinco profesionales se refirieron a los pros y contras de cambiar la legislación actual, algo que reclaman muchos actores de la cadena agrícola. En Bichos de Campo iremos publicando cada una de las presentaciones que fueron resumidas por el sitio de divulgación científica Sobre la Tierra.
“Uno de los problemas centrales del proyecto del oficialismo es que se limitaría fuertemente, o se eliminaría, la figura del uso propio de las semillas. Es decir, se les quitaría a los productores la posibilidad de que guarden sus semillas para sembrarlas en la campaña siguiente. En su reemplazo, se propone la figura del uso propio oneroso. Dicho de forma simple, los productores deberán pagar por sembrar las semillas que ellos mismos producen. Sin el uso propio desaparece la única posibilidad de evitar una situación de monopolio”, sostuvo Javier Rodríguez, Director de la Licenciatura en Economía Política de la Universidad Nacional de Lanús.
“Me llama mucho la atención que cuando se debate el uso propio no se discute el mercado monopólico, ya que, de hecho, está muy concentrado en pocas empresas agroquímicas. Al limitar el derecho al uso propio estaríamos en una situación en la que a todos los productores se les impondría un monopolio en materia de adquisición de las semillas, algo esencial para la producción agropecuaria”, dijo el docente.
Y añadió que, en términos económicos, el monopolio tiene la capacidad fijar el precio o la cantidad a vender. Así, el precio puede quedar muy por encima de lo que hoy se está cobrando. Para los cuatro cultivos principales, la estimación de cuánto representaría ese aumento de los costos asciende a 3100 millones de dólares por año. “Esta cifra da una idea del importante monto que está involucrado en este debate sobre la Ley de Semillas. Hay en juego intereses económicos muy fuertes”.
Finalmente, Rodríguez reconoció que el país está dejando de obtener ingresos por no pagar los avances tecnológicos. “Es así. No obstante, quiero destacar que la Ley vigente es perfectamente compatible con las normas internacionales. En todo caso, lo que se debe analizar son los incentivos económicos para que esas empresas traigan un determinado evento al país. Además, en la Argentina muchas veces la efectiva inclusión de algunos de estos eventos depende de tener asegurado el mercado de venta. Por ejemplo, en ocasiones no conviene difundir un evento dado si no está garantizado que nuestros compradores admiten ese tipo de semillas o de eventos en los productos que les vendemos”.