Sin dudas, el nombre que Ángel Jaca decidió ponerle a su cabaña Hereford cuando la inauguró se destaca: la Txapela es una palabra en euskera o lengua vasca, que hace referencia a la boina que usa la mayoría de la peonada en el campo.
Gabriel Jaca, el hijo de Ángel, es quien ahora tiene las riendas de ese emprendimiento, y quien se toma el trabajo de explicarle a los curiosos cómo pronunciar el nombre correctamente. “Se dice ‘Chapela’, como si tuviera ch”, le responde entre sonrisas a los preguntones.
Con base en Carmen de Patagones, al sur de la provincia de Buenos Aires, la pequeña cabaña con nombre vasco y más de 30 años de vida ha logrado conquistar las exposiciones regionales de la Patagonia Norte con su genética Hereford. De hecho, el año pasado obtuvo el Gran Campeón de la Comarca 2022.
Y es con ese mismo toro que Gabriel y su familia pisaron, por primera vez, el predio ferial de Palermo, en el que por estos días se lleva adelante la 135° Exposición de Ganadería, Agricultura e Industria Internacional.
“Si bien en su momento mi papá compartió un toro con otra cabaña y lo trajeron acá, esta es la primera vez que participamos con un producto netamente de la Txapela”, dijo el criador a Bichos de Campo.
“Nosotros participamos de todo lo que es el circuito de Patagonia Norte desde hace muchos años. Tenemos el training de lo que es ir a una exposición con un animal preparado, pero obviamente Palermo, sin menospreciar a nuestras exposiciones locales, es la cuna de la ganadería. Para nosotros es venir al mundial de las vacas”, afirmó Jaca.
¿Y qué supone venir a este “mundial”? Para Gabriel se traduce en “mucho trámite, mucho costo y mucho esfuerzo”.
“Nosotros en la Patagonia estamos en una zona libre de aftosa sin vacunación, por lo tanto, para salir de la Patagonia necesitamos hacer cuarentena y vacunar dos veces a los animales. Ese proceso se tiene que hacer sí o sí afuera de la barrera, con lo cual hay que buscar un hospedaje, desprenderse un poco del animal y delegarle la tarea de cuidarlo a otra persona”, señaló el criador.
-¿Qué representa eso para un cabañero que lo cría y que lo cuida como si fuera parte de su familia?- le preguntamos.
-Para un criador un poco es difícil y particularmente a nosotros nos cuesta a veces delegar. Pero con la ayuda de Iván Peralta, que tiene el centro Las Gaviotas, el animal estuvo muy cómodo. Él lo cuidó de forma excelente y llegamos muy bien.
Ahora que ya se han ubicado en Palermo, Gabriel y su familia se reparten las tareas de cuidado y preparación del animal.
“Nos quedamos porque prácticamente lo vamos a preparar nosotros para entrar a la pista. No tenemos un gran equipo, pero sí algunas personas que nos dan una mano. En especial Ariel, un amigo que quedó en el campo y que trabaja con nosotros. Realmente eso también hace que podamos estar acá”, sostuvo Jaca.
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-¿Qué conlleva preparar un animal?
-Más que nada hacer algunos retoques estéticos como cortarle un poco el pelo, para que entre en las mejores condiciones, pueda desplazarse bien, caminar bien, etc. Es tenerlo lindo para poder exhibirlo y que se vea bien, sano y que pueda mostrar la cualidad de carnicera que tiene. Uno ayuda a resaltar esas cualidades.
-¿Cuestan muchos las primeras veces como esta?
-Te agradezco la pregunta porque nosotros estamos acá y no estamos solos. El toro está consorcio con tres productores y criadores: Lesiuk hnos., Herederos Sacco y Carlos y Laila Shrod. Ellos nos acompañaron en este proyecto, desde el momento en que el toro salió Gran Campeón en la exposición de nuestra ciudad. Y bueno, nos embarcamos en esto de forma conjunta. Yo creo que gracias a ellos podemos estar mostrando acá el potencial de la ganadería que tenemos allá en la Patagonia Norte.
-¿Una cabaña chica necesita acompañamiento para llegar a lugares como este?
-En el caso nuestro fue trascendental porque sin ellos tal vez no hubiésemos venido solos. A nosotros nos gusta venir con algo que bueno, que realmente valga la pena para los para los criadores, para los multiplicadores de genética. Queremos traer algo que funcione y que sirva para la raza también. Se tiene que combinar todo y en esta oportunidad se dio y por eso aprovechamos.
-¿Habrá más Palermo para la Txapela?
-Ojalá que sí. Nosotros somos una familia de pequeños productores, en una zona muy marginal. Si bien esto nos gusta, porque lo hacemos con mucha pasión, la realidad de la producción durante todo el año es otra. Buscamos una genética que nos sirva mucho para la parte productiva en el campo, y a veces la preparación para un evento como este te saca un poco de cuadro y te insume mucho tiempo. A veces se complica, pero por ahora somos jóvenes y tenemos salud. Esperamos que podamos seguir así y que nos acompañen nuestros clientes, los criadores. Yo creo que tal vez puede llegar a haber una segunda vez.