El equipo de De Raíz visitó el jardín de Dalila Giacobbe Boggio, más conocida en las redes sociales como la “jardinera científica”. Sucede que ella es genetista de profesión, jardinera “autodiagnosticada” y bichera por naturaleza. Así es como se define.
En su cuenta de Instagram Dalila comparte un montón de curiosidades científicas del mundo de la botánica y muchas veces muestra parte de su lugar en el mundo, que es su amplio jardín. La cita con De Raíz se dio en el mes de noviembre en la zona de Lujan.
Mirá aquella visita:
Según sus propias palabras, el jardín no estaba en perfectas condiciones. Pero justamente esto es lo que es interesante mostrar, qué se puede hacer y que no todo es perfecto todo el tiempo.
Durante el recorrido, Dalila fue contando en qué condiciones se encontró con este espacio apenas lo compró: “Era una invasión de zarzamora y de ligustro. Estaba todo tapado, una cosa espantosa de sacar porque además tenés que sacar todo de raíz para que no vuelva. Lo que más o menos se podía distinguir era una entrada repleta de agapantos y rosas, un diseño típico de antes, y muchos árboles secos, pinos en el medio”.
A medida que iba limpiando y viendo qué había en cada lugar, la jardinera científica fue pensando el diseño de su nuevo espacio. “Una de las primeras decisiones que tomé fue sacar una pileta de fibra de vidrio que habría para transformar ese lugar en un cantero de rosas. El jardín se fue armando a medida que empezamos a descubrir lo que era y cómo estaba estructurado”, confiesa.
Por otro lado, Dalila contó que no tiene jardineros, sino que es ella la que se encarga de absolutamente todo en el jardín, y que le dedica solamente los fines de semana porque durante los otros días trabaja.
Comenzando con el recorrido se visualiza un cantero nuevo (de dos meses, aproximadamente) cerca de la pileta. Hay muchas herbáceas para rellenar aunque la experta asegura que en un futuro espera tener una buena proporción de arbustos.
En este lugar sorprendió una planta llamada Tanacetum parthenium, la cuál Dalila definió como una de esas especies comodín para tener en casa. “Sombra, sol, invierno, verano, primavera, otoño. Es lo más, se reproduce de semillas o gajitos y florece prácticamente siempre”, asegura.
También es llamativa la Kniphofia amarilla, una planta herbácea súper imán para atraer picaflores al jardín, que florece en primavera y es resistente a la falta de agua.
Por otro lado, confesó que le encantan las plantas nativas. “Son la base de cualquier cadena trófica. Me encanta tener ‘bicherío’ y estudiar a los insectos. Así que definitivamente yo recomiendo incorporar nativas”.
Siguiendo con el recorrido nos encontramos con un sector repleto de flores y texturas en tonos más rosados. Hay muchas amapolas, muchas herbáceas y rosales. Un dato no menor es que armar este espacio le llevó a la experta más o menos unos tres meses y mucho trabajo.
Bordeando la casa, Dalila armó un cantero muy luminoso, gracias a la elección de piedras blancas, es de bajo mantenimiento e ideal para “levantar” los días grises.
En este rincón la Jardinera Científica tiene su mini viverito y un taquero reciclado para los gajos con perlita y arena para que agarren bien los gajos, esta sería la “oficina de Dali”.
Terminando el recorrido y como no podía ser de otra manera, se ve el gallinero de Dalila. Según ella todos pueden tener un gallinero en el jardín. “Es fácil, criterio principal es tenerlas seguras y bien encerradas. Hay que desparasitarlas, mantener el gallinero limpio, alimentarlas bien. Todo se aprende pero es súper fácil”.