La permacultura es un sistema de desarrollo basado en la producción sostenible que propone una agricultura en armonía con el medio ambiente. Este enfoque fue creado por los científicos australianos Bill Mollison y David Holmgren, quienes desarrollaron el concepto de “agricultura permanente”, del cual proviene el término permacultura.
Según Bill Mollison, la permacultura implica “trabajar con la naturaleza en lugar de en contra de ella”. Este sistema se centra en el diseño consciente y el mantenimiento de ecosistemas agrícolas productivos que imiten la diversidad, estabilidad y resistencia de los ecosistemas naturales. El objetivo es integrar de manera armónica el paisaje y las personas para producir alimentos, energía, refugio y otras necesidades materiales y no materiales de forma sostenible.
Más allá de la agricultura es un estilo de vida sostenible. La permacultura no se limita solo al cultivo; muchas personas han encontrado en este sistema los fundamentos filosóficos para adoptarlo como un estilo de vida.
Uno de los principios clave de la permacultura es la sustentabilidad, lo que lleva a los “permacultores” a incorporar en sus proyectos prácticas como la bioconstrucción, el uso de energías renovables, el tratamiento natural de las aguas y el desarrollo comunitario.
Este modelo no solo promueve un tipo de agricultura más respetuosa con el medio ambiente, sino también un estilo de vida que busca minimizar el impacto ambiental y fomentar la autosuficiencia.
El equipo de De Raiz estuvo invetigando sobre los principios de la permacultura, ya que son guías fundamentales que ayudan a diseñar sistemas sostenibles en armonía con la naturaleza. Estos principios se basan en la observación de los ecosistemas naturales y se aplican tanto en la agricultura como en la vida diaria.
A continuación se detallan algunos de los principios más importantes:
- Observar e interactuar: La permacultura comienza con la observación del entorno natural para comprender cómo funcionan los ecosistemas y cómo podemos integrarnos en ellos de manera sostenible.
- Capturar y almacenar energía: Se busca aprovechar al máximo los recursos naturales, como la luz solar, el viento o el agua, almacenando energía en formas útiles para ser utilizada más adelante, como en la construcción de sistemas de captación de agua o el uso de energías renovables.
- Obtener un rendimiento: Los sistemas diseñados deben ser productivos y proporcionar beneficios inmediatos, como alimentos, energía o materiales, que puedan sostener el proyecto y sus participantes.
- Aplicar la autorregulación y aceptar retroalimentación: Es importante ajustar los sistemas a medida que se desarrollan para garantizar su sostenibilidad a largo plazo, aprendiendo de los errores y mejorando continuamente.
- Usar y valorar los recursos y servicios renovables: Se fomenta el uso de recursos naturales renovables, reduciendo la dependencia de insumos externos y no renovables, como combustibles fósiles.
- Producir sin desperdiciar: Un principio clave es que todo lo que produce un sistema debe ser aprovechado. Se busca reducir el desperdicio al mínimo, reutilizando y reciclando materiales y nutrientes.
- Diseñar desde patrones hacia los detalles: La permacultura observa patrones naturales (como los ciclos estacionales o el crecimiento de plantas) para luego diseñar soluciones específicas que se ajusten a esos patrones.
- Integrar más que segregar: Se fomenta la cooperación entre los elementos del sistema (plantas, animales, personas, etc.) para que se apoyen mutuamente y se maximicen las sinergias.
- Usar soluciones pequeñas y lentas: Los cambios graduales y a pequeña escala suelen ser más manejables y sostenibles que las soluciones rápidas y grandes, lo que permite que el sistema evolucione de forma estable.
- Usar y valorar la diversidad: La biodiversidad fortalece los sistemas, haciéndolos más resilientes frente a las perturbaciones externas, como plagas o cambios climáticos.
- Usar los bordes y valorar los márgenes: En los bordes de los ecosistemas (donde se encuentran diferentes hábitats) suele haber mayor productividad y diversidad, por lo que es importante diseñar aprovechando estos espacios.
- Usar y responder creativamente al cambio: Los sistemas permaculturales deben ser flexibles y adaptarse a los cambios, aprovechando las oportunidades que surgen para mejorar su sostenibilidad.
Estos principios permiten que la permacultura sea una herramienta práctica y filosófica que promueve la creación de sistemas agrícolas, comunitarios y personales más resilientes, sostenibles y en equilibrio con la naturaleza.