La huerta biodinámica es mucho más que un espacio de cultivo: es una manera de relacionarse con la tierra desde una mirada integral y consciente. Esta forma de agricultura parte del principio de que todo en la naturaleza está conectado: el suelo, las plantas, los animales, los seres humanos y las energías del cosmos. A diferencia de otros métodos agrícolas, la biodinámica no se enfoca únicamente en la productividad o el rendimiento, sino en el equilibrio del ecosistema y la vitalidad del entorno.
Quienes trabajan con este enfoque consideran que la tierra es un organismo vivo, y que cada acción que se realiza en el huerto debe estar en sintonía con los ciclos naturales. Por eso, se utilizan preparados especiales —elaborados a partir de minerales, plantas medicinales y estiércol— que tienen el objetivo de mejorar la estructura del suelo, fortalecer a las plantas desde su interior y prevenir enfermedades de forma natural. Estos preparados se aplican en dosis muy pequeñas, casi homeopáticas, y buscan estimular procesos vitales más que combatir síntomas.
Otro pilar fundamental de la huerta biodinámica es el uso del calendario astronómico. A través de la observación de los movimientos de la luna, los planetas y las constelaciones, se determinan los momentos más adecuados para sembrar, trasplantar, podar o cosechar.
Por ejemplo, ciertos días favorecen el crecimiento de raíces, otros potencian los frutos, y otros ayudan a prevenir la aparición de plagas. Esta sincronización con los ritmos cósmicos permite que el trabajo de la tierra sea más armónico y eficiente, al mismo tiempo que respeta la sabiduría de los ciclos naturales.
Para conocer más sobre esta práctica, el equipo de De Raíz visitó una escuela Waldorf donde se lleva adelante una huerta biodinámica como parte del proyecto educativo. Allí conversaron con Lula, quien está a cargo del cuidado del espacio, y compartió su experiencia con este tipo de agricultura. “Este método agrícola tiene en cuenta, entre otras cuestiones, la influencia del cosmos sobre las plantas, los animales y sobre nosotros mismos”, explicó.
Según detalló, todo el trabajo en la huerta se guía con el calendario biodinámico. “Nos organizamos en función de qué días son más favorables para determinadas tareas: para sembrar, para trasplantar, para podar, para evitar enfermedades o para que los frutos duren más. Incluso hay días mejores para trabajar la tierra en sí misma”, comentó. Además, destacó el uso de preparados que ayudan a activar las fuerzas del suelo y promueven cultivos más sanos y resistentes sin necesidad de químicos.
La charla con Lula
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La agricultura biodinámica, que tiene sus raíces en las enseñanzas de Rudolf Steiner, fundador de la antroposofía, está cada vez más presente en escuelas, huertas comunitarias y emprendimientos agroecológicos. Se trata de una propuesta que busca recuperar el vínculo con la naturaleza desde un lugar más profundo y sensible, entendiendo que cultivar no es solo una tarea técnica, sino también una forma de cuidar la vida en todas sus formas.