A pesar de las lluvias anunciadas, los días primaverales se acercan, trayendo el deseo de mejorar los espacios exteriores. En esta ocasión, el equipo de De Raíz seleccionó las trepadoras como una excelente opción para sumar color al jardín.
Las plantas trepadoras son ideales para decorar pérgolas, paredes o rejas, y lo mejor de todo es que la mayoría son bastante fáciles de cultivar. Incorporar plantas trepadoras en el jardín tiene muchas ventajas, tanto estéticas como funcionales. Estas plantas embellecen los espacios exteriores con color y algunas con perfume. Además, pueden proporcionar sombra natural, actuar como aislantes térmicos al cubrir paredes, y mejorar la calidad del aire. También son ideales para atraer abejas y mariposas, lo que contribuye a mantener un jardín saludable y equilibrado.
Por otro lado, las trepadoras pueden ofrecer privacidad y protección, creando pantallas naturales que bloquean vistas no deseadas, y ayudando a reducir la contaminación acústica. Su capacidad para adaptarse a diversas superficies las convierte en una opción versátil para cualquier espacio, transformando muros, pérgolas y rejas en verdaderas obras de arte vivientes, mientras contribuyen a un entorno más sostenible y agradable.
Aquí algunas de las especies favoritas que propone el equipo de De Raíz, para aportar color a los espacios exteriores:
La glicinia (Wisteria sinensis): es una planta trepadora espectacular, destacada por su impresionante floración en primavera, cuando se llena de flores lilas, azules o blancas. Aunque es catalogada como una planta de rápido crecimiento, su velocidad aumenta considerablemente a partir del segundo año desde su plantación. Es ideal para pérgolas, pero su crecimiento invasivo requiere vigilancia. En cuanto a sus cuidados, la glicinia necesita al menos 5 horas diarias de sol, aunque puede crecer en espacios con semisombra. El riego debe ser regular pero moderado, evitando encharcamientos, especialmente en plantas jóvenes y durante las épocas más calurosas. Aunque es resistente a temperaturas extremas, tanto cálidas como frías, no tolera bien los vientos fuertes. Prefiere un sustrato arenoso, ligeramente ácido y bien drenado. Además, es importante fertilizarla durante los meses de floración (primavera/verano) con abonos que contengan nitrógeno, fósforo y potasio, para asegurar su sanidad.
La Santa Rita (Bougainvillea glabra): es una de las plantas más apreciadas para muros, rejas y pérgolas, gracias a su intensa floración, generalmente de color magenta, y su frondosidad. Su gran capacidad de adaptación, resistencia y poder ornamental la convierten en una estrella de los jardines, especialmente durante la primavera y el verano. Para su cuidado, la Santa Rita requiere pleno sol, aunque cuando es joven, es recomendable protegerla de las corrientes fuertes de aire, ya que es nativa de zonas templadas y no tolera bien las temperaturas muy bajas.
Debido a su sensibilidad al frío, es aconsejable ubicarla en zonas orientadas al norte o noreste y, en invierno, cubrirla con tela indicadas para protegerla de las heladas, siendo las temperaturas ideales para su desarrollo entre los 16 ºC y los 32 ºC. La Santa Rita prefiere un sustrato fértil y no tolera suelos calcáreos, y es recomendable aplicar fertilizantes líquidos una vez al mes para mantenerla en óptimas condiciones.
El jazmín chino (Jasminum polyanthum): se convirtió en una de las plantas más populares recientemente, gracias a su evocador y persistente aroma, así como a su capacidad para vestir de blanco y rosado los espacios al aire libre. Como planta trepadora, es comúnmente elegida para decorar pérgolas, tapizar paredes y rejas, o embellecer cualquier rincón del jardín. Para su cuidado, requiere pleno sol o semisombra en las zonas más cálidas, y es importante protegerla de los vientos fuertes. El riego debe ser regular y moderado durante la primavera y el verano, reduciendo la frecuencia en otoño e invierno y permitiendo que la superficie del sustrato se seque entre riegos. El jazmín chino puede soportar temperaturas de hasta -5ºC y prefiere un sustrato rico en nutrientes, bien drenado y fresco. Para potenciar su crecimiento y floración, es recomendable aplicar fertilizante orgánico al final del invierno.
La Passiflora caerulea, comúnmente conocida como Flor de la Pasión o Passionaria: es una especie nativa que destaca por su belleza y exuberancia. Originaria de las zonas tropicales de América, esta planta trepadora de hoja perenne es ideal para cubrir pérgolas, fachadas o rejas, y se caracteriza por ser muy fácil de cultivar. Para su óptimo desarrollo, la flor Pasionaria requiere estar en un exterior a pleno sol, aunque también puede cultivarse en maceta en interiores, siempre que se coloque en un lugar muy luminoso y alejado de corrientes fuertes de aire. El riego debe ser regular y abundante, reduciéndose en otoño e invierno. En cuanto a la temperatura, la planta prospera mejor entre 5ºC y 25ºC, recomendándose proteger los ejemplares jóvenes del frío invernal. Prefiere un sustrato fértil, húmedo y con buen drenaje, y es aconsejable aplicar un fertilizante orgánico de forma moderada durante los meses de primavera y verano.
Los rosales trepadores: Son una excelente opción para añadir elegancia y sutileza al jardín. Con sus espectaculares floraciones en una amplia gama de colores, que incluyen rosa, rojo, blanco y amarillo, y sus evocadores perfumes, son perfectos para suavizar la estructura de una pérgola o una reja, así como para cubrir paredes y columnas. Aunque tienen un rápido crecimiento, sus raíces necesitan suficiente espacio para desarrollarse, por lo que no son la mejor opción para rincones pequeños del jardín. Los rosales requieren una exposición al sol para florecer intensamente, un riego moderado en primavera y verano, y un sustrato húmedo, pero bien drenado y fértil. Además, se recomienda podar las rosas en enero para revitalizar la planta y asegurar una floración abundante en otoño.