Con la llegada del invierno, crece el tiempo que pasamos dentro de casa. Y con eso, las plantas de interior dejan de ser una moda o un simple recurso decorativo: se convierten en aliadas del bienestar cotidiano.
Cada vez más personas se interesan por tener vegetación adentro del hogar. Y no es casual: distintas investigaciones demuestran que las plantas ayudan a mejorar la calidad del aire, reducen el estrés y generan una sensación de conexión con lo natural. Ese vínculo tiene nombre: se llama diseño biofílico, y gana terreno en todo el mundo.
En esta época las plantas necesitan menos agua. Es importante dejar que el sustrato se seque un poco entre riegos para evitar el exceso de humedad, que puede pudrir las raíces. También es clave buscar buena luz, aunque no directa. Los días son más cortos y hay menos sol, por eso conviene acercar las macetas a una ventana luminosa, pero evitando que el sol dé directo.
Además hay que alejarlas de las corrientes de aire frío. La calefacción suele secar el aire. Para algunas especies tropicales, eso es un problema. Se puede poner un cuenco con agua cerca o usar un humidificador para mantener un ambiente más amigable.
En esta estación las plantas bajan su ritmo. No es necesario abonar tanto, incluso se puede suspender el fertilizante hasta que vuelva la primavera.
El polvo acumulado puede tapar los poros y dificultar la fotosíntesis. Se recomienda limpiar las hojas con un paño húmedo cada semana. También es importante cortar lo que está seco o dañado. Las hojas marchitas conviene recortarlas para que la planta pueda enfocar su energía en lo que está creciendo bien. Cada planta tiene su requerimiento de luz. Por eso conviene informarse un poco sobre cada especie y observar cómo reacciona en cada rincón de la casa.
Para sumar otra mirada, De Raíz conversó con Marina Lucero, docente de la Carrera Universitaria en Producción Florihotícola de la Facultad de Agronomía de la UBA. Es especialista en plantas de interior y dejó varias ideas clave.
Explicó que no todas las plantas necesitan la misma cantidad ni tipo de luz. Las de hojas verdes oscuras toleran menos luz, mientras que las florales o variegadas necesitan más. También insistió en que una planta no es un objeto decorativo, sino un organismo vivo.
Muchas de las llamadas “plantas de interior” son en realidad especies tropicales adaptadas, que requieren ciertas condiciones para prosperar. Agruparlas en islas o conjuntos puede ser útil, sobre todo si pertenecen a la misma familia botánica, porque suelen compartir necesidades de riego, sustrato y exposición
Entre otros consejos, Lucero sugirió usar fertilizantes combinados, que mezclan componentes químicos y biológicos para mejorar el suelo sin alterarlo. También recomendó aprovechar el etileno que liberan frutas como la manzana o la banana para estimular la floración en macetas. Eso sí, no se recomienda enterrar restos orgánicos enteros, porque pueden levantar temperatura y dañar el sustrato.
Para quienes están dando sus primeros pasos en la jardinería de interior, hay especies ideales para arrancar sin frustraciones.
- La Zamioculca (Zamioculcas zamiifolia), que soporta bien la baja luz y el riego espaciado,
- el Poto o Potos (Epipremnum aureum), que crece con facilidad,
- el Espatifilo o Cuna de Moisés (Spathiphyllum wallisii), que tolera ambientes con poca luz y puede florecer incluso dentro de casa,
- la Sansevieria o Lengua de Suegra (Sansevieria trifasciata), famosa por su resistencia,
- y la Aglaonema o Planta de Plata (Aglaonema commutatum), que se adapta muy bien a espacios con luz media y suma color sin complicaciones.
Con un poco de atención y algunos buenos hábitos, las plantas de interior pueden ser grandes compañeras para atravesar el invierno con más verde, más salud y más vida dentro de casa.