Hace más de 75 años, cuando fue creada la Chacra Miramar, el objetivo principal fue el estudio del cultivo de papa, muy común en la zona. Con el tiempo, se sumaron cereales, oleaginosas, algunas frutas -como el kiwi- y hasta plantas aromáticas y medicinales, como modo de acompañar a los cambios productivos que hubo en esas latitudes.
Esos mismos cambios son los que explican que haya ingresado la ganadería, hace unos 7 años. En ese entonces, empezaron con sólo 35 madres, y hoy ya tienen unas 80. Mientras evalúan la viabilidad del manejo integrado con agricultura, apuestan por una mejor genética y hasta venden sus toros.
Aunque con el tiempo cambió su composición y actividades productivas, en absoluto se vio alterada la función para la que fue creado este establecimiento, que es experimentar, medir y construir información pública y objetiva. El veterinario a cargo de los ensayos ganaderos, explicó a Bichos de Campo cómo se traduce eso en su actividad diaria.
Al igual que otras chacras que hay desperdigadas por la provincia de Buenos Aires, todas ellas de la órbita del Ministerio de Desarrollo Agrario, lo que se hace ahí es probar modelos productivos y alternativas de manejo. Como la idea no es ganar dinero, sino generar conocimiento, todo lo que se hace ahí dentro es investigar, y sólo una parte de lo producido se vende para solventar costos.
“En nuestro caso, lo que lo que intentamos es demostrar en base a datos y mediciones que la agricultura y la ganadería pueden convivir de muy buena manera”, explicó Jorge Monteserín, que, como asesor ganadero de la chacra, es quien dirige la toma de decisiones de lo que se hace en las casi 60 hectáreas donde tienen sus animales.
Lo que hasta el momento tienen claro, asegura, es que el manejo integrado funciona, y que tener “huevos en varias canastas” es muy útil en esa zona.
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Aunque aún no han terminado de recolectar la información suficiente para empezar a elaborar informes, el veterinario asegura que “la producción anduvo muy bien”.
Aprovechando que también allí se ensaya con muchos otros cultivos, permiten el ingreso de los animales a los lotes una vez levantada la cosecha para que coman los rastrojos. Lo han hecho con maíz, soja y girasol, y hasta han probado con la siembra al voleo de algún verdeo de invierno como reirás o avena, que también han funcionado.
Pero, además del manejo integrado, también hoy han avanzado con el análisis de técnicas de manejo y la apuesta por una mejor genética. Los buenos índices de preñez -de alrededor del 93%-, de destete -de casi el 90%- y de kilaje -con un promedio de 200 kilos al momento del destete-, la chacra ya tiene hoy un esquema ganadero bastante profesionalizado.
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“Creemos que vamos por el buen camino, pero nos queda mucho por mejorar y por seguir creciendo”, explicó el veterinario. Entre los proyectos en marcha, el de criar sus propios toros es uno de los más recientes, pues recién este año podrán vender la primera tanda, criada 100% a pasto y con genética mejorada.
Asimismo, al igual que sucede con las demás actividades productivas de la chacra, esperan pronto tener la información disponible y al alcance de todos los productores, a los que también invitarán a jornadas a campo para que vean el rodeo.
Para que todo eso suceda, detrás de Jorge hay muchos otros técnicos y profesionales que hacen su parte, porque, en definitiva, no se trata de una cabaña más, sino de un organismo público que investiga. “Tenemos un gran equipo de trabajo, que sin ellos tampoco toda la medición y el mejoramiento no hubiéramos podido hacerlo”, expresó el veterinario.