Finalmente, tal como anticipó Bichos de Campo meses atrás, la dinámica del mercado ganadero pasó “factura” a la política intervencionista del gobierno para generar un “efecto rebote” infernal en los precios.
Acaba de salir el informe de precios minoristas del Indec y, tal como se preveía, los valores de la carne vacuna, luego de permanecer “planchados” durante la mayor parte de 2021, ajustaron de manera “bestial” en el último bimestre del año.
Entre octubre y diciembre de 2021 el valor del asado medido por el Indec en la ciudad de Buenos Aires ajustó nada menos que un 30,6%. Ningún otro alimento básico registró una suba tan brutal en el período.
En el caso de la nalga, el ajuste en el último bimestre del año pasado fue de 22,2% , al tiempo que para el cuadril fue del 19,7% y para la paleta del 17,9%.
Los datos oficiales muestran que, efectivamente, el “cepo exportador” finalmente no logró contener los precios minoristas de los cortes vacunos más populares porque, de hecho –como muestra la evidencia histórica en la materia–, sólo logró reducir la disponibilidad de oferta ante una demanda constante y creciente.
La noticia es que, así como los argentinos, a pesar de la crisis económica, siguen privilegiando el consumo de carne bovina en desmedro de otras alternativas, la demanda china en 2022 seguiría siendo muy firme, un escenario que la Argentina volvería a desaprovechar al mantener la continuidad del “cepo cárnico” implementado el año pasado.
En 2021 el “cepo cárnico” generó una pérdida de divisas estimada en torno a 800 millones de dólares en un contexto en el cual la economía argentina está más que necesitada de dólares para atender las necesidades básicas de la población y de diferentes rubros económicos.