Brasil no sólo viene expandiendo la superficie de soja, sino que además cuenta con una legión de investigadores, técnicos y empresarios dedicados a mejorar la productividad del cultivo.
En la última década, según datos recopilados por el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA), el rendimiento promedio del cultivo de soja se incrementó de manera significativa para estabilizarse en torno a los 3500 kg/ha.
Ese logro es doble porque se hizo de la mano de una expansión de área fenomenal que pasó de 27,7 millones de hectáreas de soja en 2012/13 a un estimado de 45,6 millones en la próxima campaña 2023/24.
En la Argentina, en cambio, la historia es bastante diferente con rendimientos que vienen cayendo en simultáneo con una superficie que también está decreciendo.
A pesar de ser bendecida con la región pampeana, unas de las zonas más fértiles del planeta, Argentina hace varios ciclos que no logra superar un rendimiento medio de 3000 kg/ha en línea con un proceso de desinversión tecnológico que es producto de la falta de incentivos promovida por políticas desafortunadas.
La superficie de soja en la Argentina, que llegó a abarcar 19,7 M/ha en 2012/13, se fue derrumbando progresivamente para llegar a un mínimo de 15,0 M/ha en 2022/23. En el próximo ciclo el USDA estima que sería de 16,4 M//ha.
En tanto, en Paraguay, que logró incrementar el área sembrada en la última década (pasó de 3,0 M/ha en 2012/13 a un proyectado de 3,5 M/ha en la próxima campaña), los rindes promedio también están mostrando una tendencia decreciente.
Por último, en Uruguay, con una superficie ya al máximo del potencial presente en el país oriental, la historia es la misma con rindes que van en descenso.
Si bien los últimos tres ciclos productivos estuvieron marcados por fases ENSO “Niña”, que son contraproducentes para la producción agrícola en Argentina, Paraguay, Uruguay y el sur de Brasil, ese fenómeno no alcanza a explicar las diferencias notables de productividad logradas por el gigante del Mercosur respecto de sus vecinos.
Además de no tener una presión impositiva excesiva ni mercados regulados, Brasil cuenta con un programa oficial de créditos a tasa subsidiada cuyo propósito es promover una adecuada inversión tecnológica en las diferentes regiones agrícolas, además de disponer de un esquema legal que asegura los derechos de propiedad intelectual de los desarrolladores de genética.
Todo muy lindo. Pero seguimos cometiendo los mismos errores que nuestros antecesores más inmediatos “priorizamos el CAPITAL Y EL BIENESTAR INDIVIDUAL olvidando nos del BIEN MAYOR que es el BIENESTAR DE LA HUMANIDAD” Debido a la destrucción de la sel va amazónica que hacen los países que las poseen TODOS en este mundo vamos a sufrir las consecuencias. Y lo peor es que la humanidad lo sabe y no actúa en consecuencia. Lamentable pero real.