Las economías regionales no pasan por un buen momento debido a su falta de competitividad, provocada en buena medida por los altos costos que enfrentan. Esto no es novedoso y se ha escrito muchas veces. Un informe del Ieral, de la Fundación Mediterránea, aborda ahora otro flanco de esta misma situación: el grado de complicación de dichas actividades productivas es mayor cuanto más elevada es su demanda de empleo.
En otras palabras, la mano de obra actúa como lastre de muchas economías regionales. Triste.
El trabajo lo hizo el economista Jorge Day, que de entrada aclara que los costos laborales no tienen siempre relación directa con el salario de bolsillo de la gente, ya que “hay costos laborales que pagan las empresas pero que no cobran los trabajadores”. Por ejemplo, los aportes y las contribuciones patronales, cuya recaudación se destinan a jubilaciones, gremios y obras sociales, entre otros. “Estos costos son muy altos, comparándonos con el mundo y la región”, advirtió el experto, que también menciona costos contingentes como los que surgen de los juicios laborales, por accidentes laborales o por ausentismo.
Aclarado esto, Day compara la situación que vivían muchas economías regionales en 2006 con las del año pasado. Desde entonces, los precios de los principales productos agropecuarios han subido 53% en promedio, mientras que los costos laborales se incrementaron nada menos que 209% en dólares. Es decir, para esas empresas de base exportadora los costos en la fuerza laboral crecieron cuatro veces más que sus ingresos.
“Para seguir exportando, las empresas presionan por mantener a raya sus costos, lo que repercute sobre los proveedores de materias primas y el empleo”, razona el economista de Ieral. De la baja de los precios pagados a los productores en ciertas actividades no hay mucho para decir, es una constante en las denominadas economías regionales.
¿Pero qué sucedió con los salarios? “Los salarios del sector agropecuario han aumentado menos que los del resto de la economía. Esta diferencia implica otro problema para el agro, puesto que le cuesta más retener a sus trabajadores, cada vez más tentados a migrar a las ciudades”, explica Day.
Luego dice que las producciones vinculadas a la pampa húmeda amortiguan parcialmente este impacto por el hecho de que sus tareas están mecanizadas. En las provincias que integran esta región, el empleo agrícola varía entre 0,6 y 1,4 personas por cada 100 hectáreas. En cambio, en La Rioja hay 10,9 empleados cada 100 hectáreas; son 11,2 trabajadores en Mendoza; 13,9 en San Juan y nada menos que 33,5 en Río Negro. Allí se concentra la producción de peras y manzanas. En los últimos años no ha habido una economía regional más en crisis que ésta.
Lo que sucede es que “los exportadores regionales no pudieron trasladar los mayores costos salariales a los precios pagados por el mundo”, resume el trabajo. En un trabajo que se ha encarecido mucho como la Argentina, esta es una situación grave, porque los salarios se vuelven un peso insoportable para los empresarios, pero a la vez no se eleva la capacidad de compra de los trabajadores.
Day se pregunta cuáles son las economías regionales que mas sufren con esta situación. Para saberlo comparó los ingresos y los costos de cada una de ellas. la respuesta es que “el factor clave es cuán intensiva en mano de obra es cada provincia”.
“Aquellas con productos que requieran más mano de obra, más costosas serán. No es el caso de cultivos como soja y trigo, puesto que la mayor parte de sus tareas agrícolas están mecanizadas. En cambio, las peras, manzanas y uvas sí son más intensivas en mano de obra, y también a veces las aceitunas, todos productos vinculados al Oeste Argentino. En estos productos se nota más el alto costo laboral”, explicó el informe de Ieral.
Day remarca que además ” llama la atención que aquellos productos que son más intensivos en mano de obra y que sienten más los costos laborales, justo son los que han tenido menos suerte en precios”. En la lista de economías regionales desdichadas en su suerte se anotan las peras y manzanas de Río Negro y Neuquén, la uva y los vinos de Mendoza y San Juan, y el aceite de oliva y las aceitunas de La Rioja y Catamarca.