Jorge Tanos, periodista del diario Río Negro, publicó en las últimas horas una conmovedora crónica sobre el cierre de una planta tomatera de La Campagnola, del grupo Arcor, que decidió mover sus operaciones en el norte patagónico a la provincia de San Juan. Hurtamos ese material porque queremos compartirlo con nuestros lectores. Escribe Jorge:
La industria del tomate, esa que tanta vida le dio al Valle Medio rionegrino y que generó miles de empleos en otras épocas, vivió esta semana su capítulo más duro. Cerró la última planta que quedaba en pie. Los obreros se quedaron sin trabajo y la producción tomatera sin destino.
De seis industrias grandes que supo tener esa zona de Río Negro, de a una fueron cayendo con las crisis en la Argentina y llegaron a hoy sin ninguna planta en marcha.
El cierre definitivo de la empresa tomatera que “La Campagnola”, del grupo ARCOR, tiene en Choele Choel, ya es un tema de enorme preocupación en las comunidades de Valle Medio. No sólo se perdieron los puestos de trabajo, sino también la razón de ser de una cadena importante de empresas “satélite” que dependían directa e indirectamente de la misma. A la par, el destino de la producción de tomate de todo el Valle Medio también es un problema serio.
A pesar de los insistentes llamados de “Río Negro”, no fue posible dialogar con representantes de la empresa que funciona desde hace décadas en la localidad de Choele Choel.
En los últimos días se realizaron los trabajos de carga de camiones con materia prima que se procesó en la temporada. Esa producción fue trasladada hasta la provincia de San Juan, donde la firma cuenta con otra infraestructura.
En Choele Choel, gran parte del funcionamiento de la empresa estaba paralizado desde hace casi un año, concretamente a partir de septiembre del año pasado, fecha a partir de la que fueron despidiendo paulatinamente a gran parte del personal que prestaba servicios en la planta.
Finalmente solo estaban trabajando 8 personas de la planta con relación directa y 3 de limpieza y mantenimiento de la firma, además del grupo de personas de la empresa privada que presta seguridad en el lugar.
Las primeras confirmaciones que ratificaron el cierre definitivo fueron los relevamientos y los inventarios que se estaban llevando adelante por personas que llegaron a Valle Medio semanas atrás, como preanunciando que el final que todos temían sería una realidad.
Algunos de los pocos trabajadores del lugar se mostraron preocupados por la posibilidad de perder las fuentes de trabajo, al mismo tiempo descargaron su malestar contra el gremio que los representa, al hacer caso omiso ante los planteos sobre la problemática. Algunos empleados se quejaron del constate hostigamiento y persecución interno, además del silencio de las distintas fuerzas políticas que no demostraron interés ante la grave situación que se estaba viviendo.
Para toda la zona de Valle Medio el cierre definitivo y el desguace de “La Campagnola” es una pésima noticia, ya que es la última gran empresa que estaba quedando en pie en la ciudad, no sólo del rubro productivo, sino en general.
Ver Un país de boludos: La Argentina no llega a cubrir su consumo de tomate para industria
Los datos históricos dan cuenta que los orígenes de la empresa La Campagnola se remontan a principios de 1910, año en el que Silvio y Luis Benvenuto pisaron por primera vez suelo argentino y decidieron iniciar una empresa que comercialice productos que importarían desde su Italia natal.
A mediados de la década del 30 la firma se convirtió en una empresa industrial y comercial con la apertura de su primera planta en Mar del Plata, dedicada a la elaboración de conservas de pescado. Sin embargo, la etapa de oro para la empresa llegaría a partir de los años 50, cuando logró adquirir una nueva fábrica en San Martín que le permitiría comenzar a producir conservas de vegetales, frutas y las clásicas mermeladas, la especialidad de la compañía.
En 1972, este crecimiento se profundiza con la construcción de la planta de Choele-Choel, de Río Negro, especializada en productos derivados del tomate.
Perteneciente al Grupo Arcor desde 2006, La Campagnola comercializaba más de 70 productos dentro de las categorías de mermeladas, jugos y conservas de tomates, vegetales y frutas, y empleaba a más de 2.500 personas de manera directa e indirecta.
En los últimos días concluyeron todos los sueños que nacieron y crecieron a la par de una empresa pujante que había cambiado la vida diaria de toda la zona. Con los portones con candados puestos se comenzará con el desguace del equipamiento existente en la actualidad, para el traslado a otro punto del país.
Más del 70% de la planta se encuentra paralizada desde el mes de septiembre del 2018.
La última temporada medianamente normal se concretó desde junio hasta septiembre del año 2018, cuando se cumplieron todos los procesos habituales para la elaboración de los productos con el envasado inclusive.
Este año la temporada comenzó normalmente con la reducción de 50% del personal que existía en año anterior, que trabajó hasta fines del mes de abril y nada hacía suponer que el final estaba cantado.
Durante el mes de mayo todo el movimiento se paralizó y llegaron “unas vacaciones forzadas para la totalidad de los trabajadores” y 30 días mas tarde con un número inferior al anterior, volvieron a trabajar solamente en el sector del procesamiento de la materia prima, mientras que el resto nunca volvió a ponerse en marcha.
Estos últimos meses las 8 personas restantes se dedicaron al proceso del tomate, para transformarlo en pasta, envasarlo en packs de 200 kilos, que luego fueron cargados en camiones para ser llevados hasta el norte del país.
Fue el último capítulo de una historia que fue sinónimo de trabajo para el Valle Medio. El polo tomatero dejó de existir.