En el ciclo 2021/22 CREA y Aceitera General Deheza (AGD) iniciaron un proyecto con el propósito de analizar la contribución de la adopción de tecnologías de diagnóstico y gestión variable de densidad y fertilización sobre el rendimiento y resultado económico de la producción de maíz, soja y girasol en sistemas agrícolas en distintas regiones del país.
Así es como en lotes que presentan variabilidad ambiental se implementaron módulos de alrededor de 80 hectáreas, en los cuales se realizaron franjas de manejo fijo y variable. La metodología para realizar ambientaciones se sustentó en el mapeo de electroconductividad, altimetría y análisis de suelos, de manera tal de generar prescripciones agronómicas diseñadas en función del potencial asignado a cada ambiente.
Las experiencias en maíz temprano durante el primer año se llevaron a cabo en las regiones CREA Sudeste y Norte de Buenos Aires, mientras que en maíz tardío se implementaron en Mar y Sierras, Oeste Arenoso, Córdoba Norte y NOA. También se desarrolló un módulo de girasol en Mar y Sierras y otro de soja en NOA.
“Ya tenemos los primeros resultados del ciclo 2021/22 y estamos en 2022/23 atravesando la segunda campaña del proyecto, con las particulares condiciones climáticas registradas en ambos períodos”, explicó José “Beto” Micheloud, integrante del área de Investigación y Desarrollo de CREA y coordinador técnico del proyecto.
“En la actual campaña tenemos en marcha ocho módulos, todos de maíz tardío. A medida que transcurran los años, la información generada se irá robusteciendo en función de las distintas situaciones experimentadas”, añadió en un artículo publicado por Contenidos CREA.
Por ejemplo, en un módulo realizado en la localidad bonaerense de Ayacucho (Sudeste) se realizó una ambientación en base a la conductividad eléctrica medida en los primeros 30 centímetros de profundidad, la altimetría y los rendimientos históricos logrados en los distintos sectores del lote.
Posteriormente se realizó una siembra de maíz temprano con densidad variable y franjas “testigo” con densidad fija a modo comparativo. En los mejores ambientes la densidad promedio empleada con manejo variable fue de 6,2 semillas/metro cuadrado, mientras que en los peores se ubicó en 5,6 semillas/metro cuadrado.
“En los ambientes definidos como de mayor potencial el rinde promedio con manejo variable fue de 7645 kg/ha, similar al logrado con los tratamientos de manejo fijo que permitieron obtener los mayores rendimientos o inclusive algo por debajo si se compara con la mayor densidad en manejo fijo, aunque el gasto en semillas con manejo variable resultó menor”, señaló el técnico CREA.
“En tanto, en los peores ambientes el rinde promedio logrado con densidad variable fue de 7082 kg/ha, similar al obtenido con una densidad fija de 5,0 semillas/metro cuadrado (7026 kg/ha), pero superó el rendimiento logrado con cualquiera de las otras densidades evaluadas en manejo fijo; lo importante, de todas maneras, sería realizar la comparación con la densidad que hubiera utilizado el productor”, apuntó.
“Es importante contar con ensayos sistemáticos de la denominada agricultura de precisión para poder evaluar cuáles son las situaciones en las cuales la misma aporta más valor”, resumió José.