A la preocupación de algunos productores y bodegueros por la modificación en las funciones desarrolladas hasta ahora por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), oficializadas en la Resolución 37/2025 de comienzos de este mes y promovida por el ministro Federico Sturzenegger, se sumó ahora la de los trabajadores de ese sector, nucleados en la Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines (FOEVA).
A través de un comunicado, este gremio advirtió por el impacto que tendrá la medida, que consideraron “fue redactada sin comprender las tareas culturales del sector ni el impacto real en la cadena productiva”.
Cabe recordar aquí que el nuevo régimen, que redefine casi por completo el rol de regulador y controlador de la producción que poseía hasta ahora el INV, se estableció gracias a la derogación de nada menos que 973 normas.
Si bien esto ya se había intentado a través del decreto 462/2025, que establecía cambios para muchos de los organismos agropecuarios y fue finalmente rechazado en Diputados y el Senado en agosto, recién pudo conseguirse ahora, cumpliendo el sueño de muchas bodegas de tener menores controles estatales.
“La inmensa mayoría de las bodegas hace años que no tiene problemas. ¿Por qué tratarlos como delincuentes? Ya bastantes dificultades tiene el negocio en sí mismo para que el Estado ande complicando las cosas”, señaló en aquella ocasión el ministro Sturzenegger, quien aseguró a través de sus redes sociales que “la libertad siempre encuentra su camino”.
Esto no es, sin embargo, lo que opinan los trabajadores de la cadena, para quienes la medida supone un retroceso.
“Si el INV solo controla el vino embotellado, desaparece la trazabilidad. No sabremos cuánta uva se cosechó, cómo, dónde ni bajo qué condiciones laborales”, indicó Daniel Romero, secretario de prensa de FOEVA.
En concreto, la Federación detalló los cambios que consideran más alarmantes:
- Control solo del vino embotellado: se eliminan inspecciones presenciales en viñedos, cosecha, elaboración y fraccionamiento.
- Certificación optativa: origen, añada y varietal dejan de ser obligatorios. Riesgo de pérdida de trazabilidad.
- Fin de la aprobación de etiquetas por parte del INV.
- Sin grado alcohólico mínimo anual, se desregula un parámetro histórico del mercado.
- Relevamientos productivos pasan a Senasa, lo que fragmenta el sistema de control.
- Digitalización de trámites: reduce burocracia, pero sin controles complementarios.
Para los trabajadores, estas modificaciones traerán acaparado un “mayor riesgo de informalidad y evasión al no existir controles de volumen cosechado; pérdida de trazabilidad, clave para mercados internacionales; debilitamiento del Convenio de Corresponsabilidad Gremial, ligado al registro de quintales; menor capacidad de fiscalización laboral en viñedos y bodegas; y posible caída en estándares de calidad y seguridad alimentaria”.




